En temporada de fresas en mi casa es raro que falte un brick de nata líquida. Lo cierto es que algunas veces en el supermercado tiendo a comprar envases de medio litro pues el precio es mucho más ajustado que los pequeños y por lo general, al hacer bastante repostería, siempre le suelo dar salida en una preparación u otra.
Pero existen ocasiones en las que simplemente bato una pequeña cantidad y después por alguna circunstancia no la uso, así que siempre me queda la duda de que hacer con esos restos, y si la nata líquida efectivamente se podría congelar.
La nata como emulsión que es cuando se somete a temperaturas de congelación se “corta”, es por eso que cuando se descongela aparece como dividida en dos fases, por un lado los glóbulos grasos y por otro el suero de la leche del que está compuesta. Pero esto no quiere decir que a nivel microbiológico la nata esté estropeada, puesto que si el proceso se ha llevado a cabo correctamente, no tiene porque haber contaminación bacteriana.
Entonces ¿se puede congelar la nata líquida? Sí, la nata líquida se puede congelar siempre que después no la empleemos para una preparación donde vaya a ser montada puesto que no lo lograremos, pero si que nos servirá perfectamente para preparar un crema de verduras, una salsa para acompañar una carne, un paté y todas aquellas preparaciones en donde se vuelva a incorporar con otros ingredientes en forma líquida y aparentemente vuelva a emulsionar, aunque no se debe nunca congelar por un período superior a tres meses.
Si congelamos restos de nata líquida sería conveniente envasarlos en un recipiente hermético ajustado a la cantidad de la que disponemos y donde quede poca cámara de aire, lo justo para que sobre espacio para la dilatación que se produce en cualquier líquido cuando pasa a sólido. Además hay que tener la precaución de esta nata descongelarla siempre en la nevera, nunca a temperatura ambiente.
Si queremos disponer de nata montada para nuestras fresas o dulces entonces habría que congelarla ya batida con o sin azúcar. Lo ideal es echarla en un recipiente ancho y bajo para poder sacarla con facilidad, y ponerla en el cajón del congelador de congelación rápida para que no le de tiempo a bajarse mientras endurece.
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