Nadie podría imaginar que el wasabi pudiera acabar entrando en los museos. Al menos de esta manera
Pocas tareas puede haber más ingratas para un arqueólogo que intentar descifrar manuscritos milenarios y que, evidentemente, el paso del tiempo haya hecho mella en ellas. Imaginemos por un momento a un Indiana Jones de carne y hueso teniendo que leer antiguos papiros egipcios, con miles de años de antigüedad, y contemplar cómo se desmenuzan y desmoronan al más mínimo contacto con sus dedos.
No sería la primera escena, evidentemente, y seguro que habría provocado que abandonase la carrera, por muy bien que le tratase el cine. Sin embargo, un grupo de investigadores parecen haber descubierto una nueva forma de conservar papiros del Antiguo Egipto con uno de los ingredientes más conocidos de la cocina japonesa: el wasabi.
Conocido por ser una forma habitual de añadir un toque picante –muy nasal– a la mayor parte de recetas de sushi que se hacen en la cocina de Japón, el wasabi ahora parece demostrar que sus virtudes pueden ir mucho más allá de la mesa.
Esta raíz, de nombre Wasabia japonica, es un clásico de la gastronomía nipona. Cara y escasa, la realidad que solemos ver como wasabi en la vida real es el de una mezcla de rábano picante y mostaza, que permite reproducir en cierta manera el sabor punzante y verde del wasabi original. No obstante, hoy no venimos a recordar que nos dan gato por liebre más de lo debido, aunque lo cierto es que es así.
Nuestro plan de hoy, como explican desde la web Atlas Obscura, es comprobar que el wasabi ha demostrado ser un poderosísimo elemento antifúngico, sirviendo como herramienta para distintos investigadores y egiptólogos para facilitar su tarea.
¿Cómo? Muy sencillo: dejando que una mezcla de polvo de wasabi y agua estuviera en un mismo espacio sellado con unos papiros infectados por un hongo. Nada que pueda extrañarnos, o no en cierto modo. El wasabi en la cocina japonesa tiene una virtud antiséptica, razón por la que se agrega al arroz y al pescado crudo sobre el que se sirve.
Aunque en la actualidad la toxicidad y riesgos de que el pescado crudo son mínimas, no era así hace cientos de años. Razón por la que la adición del wasabi podía tener esas propiedades antifúngicas y antibacterianas que hoy parecen ser útiles para los investigadores, como prueba su trabajo.
El resultado, según explican, es que el wasabi puede erradicar el daño de ciertos papiros pintados de forma totalmente natural. Además, también parece mejorar la presencia y textura del papiro en cuestión sin que se aprecian cambios en el color de los papiros y sin dejar restos. Razón por la que alegan que el wasabi podría ser considerado como un biocida seguro para controlar la biodegradación de papiros coloreados.
Lo malo, al menos de momento, es que la investigación tiene una letra pequeña: no se ha puesto en práctica con papiros verdaderamente milenarios. Lo que ha hecho la investigación es 'envejecer' artificialmente ciertos papiros modernos, inoculando determinados hongos en el ambiente, que han colonizado el papiro, con lo que luego han respondido con esta mezcla de agua y polvo de wasabi, demostrando que esta solución puede limitar la presencia de los hongos.
Ahora queda comprobar si realmente en papiros milenarios, mucho más castigados –y mucho más valiosos– el wasabi podría tener también una funcionalidad práctica, pero al menos la primera idea es buena.
Imágenes | Österreichische Nationalbibliothek / karinsasaki /
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