Servir antes a las mujeres en un restaurante no es sólo machismo de protocolo: también perjudica a su comida

Todos —y quien no, miente— hemos visto Pretty Woman. Quizá película arquetípica de cierto protocolo en la alta restauración, lo cierto es que la película sitúa a Julia Roberts como un pulpo en un garaje ante ciertos ademanes cuando acompaña a Richard Gere a comer con sus socios.

No hablamos ya sólo del baile de sillas en el que, cada vez que una mujer se levanta de la mesa, el resto de comensales hacen lo propio, lo cual puede parecer ridículo hasta para los estándares de protocolo más evidentes.

El otro ademán del machismo protocolario en la restauración tiene que ver con servir antes a las mujeres que a los hombres. Instituido como deferencia en todos los manuales de protocolo en la mesa y mantenido en numerosos restaurante de todo el mundo, este elemento educacional con un trato preferencial a la mujer al servirle antes su comida es, realmente, un inconveniente para ellas.

No resulta difícil advertir los motivos, especialmente si estamos comiendo en ceremonias, banquetes o mesas inusualmente grandes que exigen cierto grado de etiqueta. Bodas, recepciones o menús en restaurante con estrella Michelin —o con pretensiones de ello— suelen prestarse a, con facilidad, servir antes (y también recoger antes) los platos a las mujeres que a los hombres.

Lo cierto es que este detalle, si se analiza fríamente es, precisamente, frío. Frío porque al ser servidas antes, el riesgo de que el plato que se está colocando se quede frío aumenta. Por contra, si se sirve más tarde a los hombres, no tendrán que esperar a comer, pues ya toda la mesa estará servida y, además, sus platos no perderán temperatura entre que se sirven y se degustan porque no habrá que esperar a nadie.

Una cena de etiqueta en la serie 'Downtown Abbey'. ©Carnival Film & Television.

Precisamente lo contrario que sucede cuando se sirve antes a las mujeres, que han de esperar a que sus compañeros de mesa estén servidos —si nos regimos por el protocolo clásico de no comer antes de que todos los comensales tengan su plato— y, por tanto, se arriesgan a que su comida se quede fría o, cuanto menos, destemplada.

Por este motivo también es conveniente recordar que, en la teoría, no es necesario que se espere a comer al resto de la mesa cuando se empiezan a servir los platos principales, ya que ahí sí aumenta el riesgo de que se queden demasiado fríos.

Bajo ese palio de tradición, la evidencia de los primeros platos sí es la que insta a que esperemos a que todos los comensales estén servidos. Por esta razón, lo habitual es que los primeros platos sean fríos —y no habrá problemas de temperatura— o se sirvan muy calientes —como una sopa— por lo que apenas se va a apreciar un ligero enfriamiento.

Manual de etiqueta y protocolo en la mesa (Manuales)

Curioso o no, lo cierto es que si seguimos ciertas reglas del protocolo al pie de la letra, la realidad es que un detalle de aparente cortesía y deferencia hacia las mujeres al servirlas antes que a los hombres puede acabar siendo una desventaja evidente a la hora de comer.

Más allá del detalle y de la escala de grises sobre este acontecimiento, en el que podemos citar el tamaño de la mesa, la celeridad de los camareros o su profesionalidad, lo cierto es que tener que esperar al resto de comensales a que estén servidos no parece una idea especialmente detallista.

Imágenes | Walt Disney Studios Motion Pictures / Carnival Film & Television

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