¿Te atreverías a probarlo? Algunas de las comidas más desagradables del mundo

¿Te atreverías a probarlo? Algunas de las comidas más desagradables del mundo
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La acción de comer responde a uno de nuestros instintos más primarios como seres vivos. Pero hace mucho tiempo que, para la mayoría, la comida dejó de ser una mera necesidad para sobrevivir. A lo largo de la historia ha ido adquiriendo connotaciones culturales, es un rasgo más de nuestra identidad. Y como elemento cultural, responde a una enorme diversidad a lo largo del planeta, de tal modo que alimentos corrientes para unos, pueden resultar de lo más desagradables para otros.

Una de las cosas que más me gusta es viajar y conocer otros rincones del mundo, pues me fascina la enorme variedad de culturas que existen, sobre todo las que nos resultan tan diferentes a las nuestras. Descubrir la gastronomía de otros lugares es esencial para conocer a sus gentes, y por eso siempre me ha interesado mucho el tema de aquellos platos o productos que, a nuestros ojos, son muy desagradables. Os invito a hacer un pequeño recorrido por algunos de los más curiosos.

Fermentados y curados, olores fuertes

Surströmming, arenque fermentado

Hay muchos ejemplos en diversas partes del mundo de productos típicos fermentados en diferentes grados. En Europa son frecuentes en los países del norte, y es que es una técnica de preparación y conservación propia de climas fríos y duros. Un ejemplo conocido es el Surströmming o arenque “podrido”, típico en Suecia. Tras fermentar el pescado varios meses en barriles, se comercializa en latas que se recomienda abrir al aire libre por el potente olor fétido que desprende.

Groenlandia es otra región de condiciones severas donde recurren desde hace siglos a técnicas de conservación de alimentos similares. Un ejemplo es el hákarl, carne curada mediante fermentación de un tiburón de la zona, cuyo sabor dicen que recuerda demasiado al amoniaco. O el kiviak, un tipo de ave marina que se envuelve completa en piel y grasa de foca y se deja fermentar varios meses bajo rocas, hasta su consumo en invierno.

Pescados, carnes, huevos

Balut

El balut es una especialidad en diversos países del sureste asiático, especialmente en Filipinas. Se trata de un huevo fertilizado, normalmente de pato, que contiene el embrión del animal, y se consume normalmente cocido dentro de la propia cáscara, o sobre una salsa especial. Se le atribuyen poderes afrodisíacos por la alta cantidad de proteínas que posee, y se suele acompañar de cerveza en los puestos callejeros.

Otra preparación asiática que tiene como protagonista al huevo es el pidan, conocido como huevo de los mil o cien años. Se trata de un huevo de ave, normalmente de gallina, codorniz o pato, que se somete a una preparación de minerales como cal, arcilla y cenizas durante semanas o meses. El resultado es un huevo de color muy oscuro, textura gelatinosa y un fuerte olor semejante al queso. Se considera una especie de aperitivo que se sirve con diversos ingredientes según la región.

Sannakji, plato coreano

En la gastronomía coreana podemos encontrar variedad de platos que parten de ingredientes crudos. Esto no es ya algo especialmente sorprendente, si no fuera porque algunos productos todavía se mueven en el plato. Así suele ocurrir con el sannakji, una variedad de pulpo que se sirve troceado o entero y ligeramente condimentado, mientras los tentáculos se siguen retorciendo. Hay que tener cuidado con las ventosas a la hora de tragarlo, pues pueden adherirse a la garganta y causar asfixia.

En cuanto al mundo cárnico, se suele decir que en épocas de escasez de los animales se aprovecha todo, aunque a veces no sea lo más apetecible. En culturas derivadas de la persa se preparan todavía muchos platos de gran tradición alrededor del ganado sacrificado. Especialmente desagradable suena el pacha, un plato iraquí que consiste en una cabeza de oveja cocida entera, considerándose las mejillas y la lengua la mejor parte.

Insectos

Insectos fritos

La entomofagia es el término que se refiere al consumo de insectos como alimento para los humanos. A los occidentales todavía nos choca pensar en incluir “bichos” en nuestra dieta habitual, pero es algo muy común en otras culturas y que cada vez se está extendiendo más por todo el mundo. Algunos expertos han señalado incluso la necesidad de que se normalice en un futuro, pues es una fuente de nutrientes barata y de fácil producción.

En muchos países asiáticos se pueden ver con frecuencia puestos de comida callejera que ofrecen una amplia gama de insectos preparados de diversas formas. Libélulas, escarabajos, gusanos, arañas, escorpiones, hormigas, larvas o saltamontes son algunos de los más comunes. Ensartados en brochetas, fritos o servidos con arroz, son muchas las opciones para degustar estos pequeños animales.

Escamoles

Aunque al hablar de insectos comestibles es inevitable pensar en Asia, lo cierto es que hay variedades culinarias en casi todo el planeta. En países americanos encontramos diversos ejemplos, como por ejemplo los escamoles de México. Se trata de los huevos de una hormiga local muy apreciados por su suave textura y sabor a fruto seco. Se suelen servir fritos, con mantequilla, acompañados de salsas o en tortillas, entre otros.

También en Italia existe un producto donde los insectos juegan un papel primordial. Se trata del casu marzu, una variedad de queso típica de Cerdeña que parece derivar el más conocido pecorino sardo. Este queso está elaborado con leche de oveja local, pero más que fermentado alcanza un estado de descomposición, gracias a la acción de las larvas de un tipo de mosca que se introducen de forma deliberada. Estos insectos reblandecen el queso dándole una textura de pasta blanquecina.

¿Dulce final?

Tavuk Göğsü

Podría parecer que el apartado de los postres y dulces se presta menos a ofrecer productos desagradables, pero lo cierto es que también existen algunos ejemplos que no suenan demasiado apetecibles. Al probarlos quizá de primeras no nos daríamos cuenta, ya que el sabor dulce oculta otros extraños, pero seguramente el conocer los ingredientes provocaría rechazo en más de uno.

En Turquía encontramos el Tavuk göğsü, un curioso postre en forma de pudding cuyo ingrediente principal es la pechuga de pollo. Una vez cocinada y separadas las fibras de carne, se mezcla con leche, azúcar, espesantes y aromas, para presentarlo a veces con distintas formas. Al parecer tiene un origen que se remonta a varios siglos y se relaciona con el manjar blanco y el arroz con leche.

Italia es célebre por muchos dulces y postres variados, pero existe también una especie de pudding menos conocido, llamada sanguinaccio dolce. Su nombre ya nos da una pista del producto principal de esta especialidad del sur, la sangre de cerdo. Cocinada con leche y chocolate y negro, dependiendo de la región se puede encontrar aromatizado con cítricos, frutos secos o especias como la canela, aunque actualmente casi no se emplea la sangre en su preparación.

Cuestión cultural

Langostinos a la parrilla

Como señalaba al principio, que una comida nos parezca más o menos apetecible está directamente relacionado con la tradición y las costumbres del entorno donde hemos crecido. Seguro que leer algunos de estos ejemplos hará torcer la nariz a más de uno, y es que un choque cultural fuerte nos incita al rechazo. Pero no hay que irse muy lejos para encontrar platos que pueden resultar desagradables, sólo hay que recordar la tradición de casquería que tenemos en España, poco apreciada por las nuevas generaciones.

Del mismo modo, nuestra cocina más típica puede ser muy poco apetitosa para extranjeros. Mi padre, suizo, me contó que al llegar a España el marisco no le resultaba nada atractivo al principio, pero fue empezar a oler unos langostinos a la parrilla y olvidarse de los complejos y prejuicios. Otro ejemplo puede ser el sushi, que ahora triunfa en nuestro país, pero hasta no hace demasiado la idea de pescado crudo sonaba poco apetecible.

Existen muchísimos platos típicos de la gastronomía de cada región que se asocia a costumbres y culturas ligadas a la sociedad de cada lugar. Los que hemos visto aquí son sólo algunos ejemplos, y aunque seguramente muchos de ellos nos puedan causar repulsión, quizá liberándonos de los prejuicios podríamos llegar también a apreciarlos. Lo importante, en mi opinión, es no perder la identidad gastronómica propia y respetar las costumbres ajenas.

Fotos | istolethetv, Lapplaender, Marshall Astor, Cvmontuy, LWY, Alaskan Dude, Maderibeyza
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