Vegetarianos, crudiveganos, pollotarianos... La guía definitiva para saber qué come la gente y por qué

En los últimos años estamos viviendo cambios de tendencias que lleva cada vez a más gente a plantearse nuevos modelos de alimentación. Puede ser por salud, por respeto a los animales o por preocupación por el medio ambiente; cada uno es libre de seguir la dieta que más se ajuste a sus principios y todas son respetables. Ahora bien, ¿qué diferencia a cada una?

Imagina que organizas una cena en casa y un invitado te avisa de que apivegetariano, otro se declara vegano estricto y otra persona te señala que sigue una dieta paleo. ¿Sabrías cómo organizar el menú sin crear conflictos en la mesa? Sal de dudas con esta guía sobre las principales pdietas para saber qué alimentos incluye cada una.

Vegetarianos

Es sin duda el tipo de dieta más conocido aunque también el que genera más confusión, porque a menudo sus fronteras son difusas. Esencialmente, los vegetarianos rechazan por completo la carne y el pescado, siendo la base de su dieta las verduras, legumbres, frutas, cereales, frutos secos y semillas.

Hoy en día sin embargo se suelen diferenciar de los veganos porque se sobreentiende que en una dieta vegetariana se pueden incluir ciertos alimentos que sí provienen de animales, como pueden ser los lácteos. De hecho, casi todos los recetarios y restaurantes de hoy en día señalan que un plato es “vegetariano” incluyendo queso o mantequilla.

Ovolactovegetarianos

Eso nos lleva a la segunda definición más común pero menos usada, el ovolactovegetarianismo. Una palabreja algo complicada de pronunciar pero que alude a lo que actualmente se entiende como dieta vegetariana.

Un ovolactovegetariano no come nada de carne, pescado o marisco, pero sí admite en su plato huevos y lácteos. Aunque pueden preferir las alternativas vegetales, especialmente en el caso de la leche, es habitual mantener el consumo de huevos y sobre todo quesos. Eso sí, se preocupan por elegir productos de origen sostenible como huevos de gallinas de granja o quesos locales y ecológicos.

De este modelo pueden derivarse dos nuevas opciones:

  • Ovovegetarianos. Rechazan también todos los lácteos pero pueden seguir tomando huevos.
  • Lactovegetarianos. El caso contrario, no consumen tampoco huevos pero sí lácteos y sus derivados.

Apivegetarianos

El prefijo api- proviene del latín apis, “abeja”, y se emplea en muchos términos derivados de la cría de este insecto. Al ser la miel un producto de uso más puntual no se suele tener tan en cuenta cuando se habla de alimentación vegetariana, pero puesto que su origen es animal también puede generar conflicto.

De este modo, podemos encontrar a personas que se declaren apivegetarianos, en el caso de que admitan el consumo de miel. Igual que en el caso de los huevos, normalmente un apivegetariano escogerá miel de producción local y sostenible.

Veganos

El vegano es aquel que, ahora sí, no come ningún producto animal ni derivado de ellos. Por tanto, no solo excluye de su alimentación la carne, el pescado y el marisco, tampoco ingiere huevos, manteca, miel, leche, yogur, nata, mantequilla o quesos.

Los veganos por tanto no toman productos elaborados que puedan incluir ingredientes animales de ningún tipo, lo que incluye posibles aditivos de pescado en salsas, leche en polvo, recubrimientos de cera de abeja, gelatina o colágeno animal, incluso aditivos de insectos, como ciertos colorantes.

Se habla además de veganos dietéticos y estrictos o puros, cuando su veganismo se centra en la alimentación. En este caso podrían admitir el uso de productos animales no alimenticios, como cuero, piel, seda o lana, pero son los menos comunes.

Como ya hemos comentado en otras ocasiones, el veganismo no es simplemente una opción dietética: es un estilo de vida comprometido con ciertos preceptos éticos, políticos y medioambientales. Y puede ser perfectamente saludable siempre que esté bien pautada y se suplemente correctamente la vitamina B12.

Crudiveganos

El crudiveganismo defiende que los alimentos deben consumirse en su estado natural, es decir, crudos, para conservar al máximo sus nutrientes y evitar la pérdida de los mismos a través de las técnicas de cocina habituales. También conocida como dieta raw o crudismo, en realidad sí que admite ciertas técnicas culinarias, siempre que la temperatura a la que se someten los alimentos no supere los 40º-42ºC.

Sin entrar a debatir sus supuestos beneficios o peligros, una alimentación crudivegana también es respetable cuando no se cae en radicalismos o falsas creencias. Como explica la dietista-nutricionista Lucía Martínez, bien llevada puede ser saludable y completa, sin olvidar la necesaria suplementación que también exige el veganismo, aunque no es fácil.

También existe la opción crudívora no vegana; hablamos entonces de crudívoros que sí admiten el consumo de productos animales, incluso carne o pescado, siguiendo los principios de esta dieta.

Frugivoristas

Es una variante aún más radical y extrema del veganismo: los frugivoristas o frugívoros solo se alimentan a base de frutas. Esta dieta se hizo popular cuando se supo que Steve Jobs la practicaba, de forma incluso más estricta cuando estaba en tratamiento por el cáncer de próstata que acabaría finalmente con su vida.

Es una forma de alimentación peligrosa que conlleva una gran carencia de nutrientes y que puede disparar los niveles de glucosa en sangre. Practicarla a largo plazo puede ocasionar graves problemas de salud, por lo que es más habitual incluir pequeñas cantidades de otros alimentos. Se suele basar en un 80% de frutas, incluyendo algunas verduras, frutos secos y semillas. Aún así, es sumamente complicado conseguir una dieta completamente saludable.

Flexitarianos

Este término se puso de moda hace algunos años cuando empezó a despuntar la moda de lo saludable. Parece que surgió a raíz de la necesidad de ponerle etiqueta a esas personas que, basando su dieta mayoritariamente en productos vegetales, también consumen carne o pescado de forma ocasional y sin remordimientos.

Es difícil establecer exactamente qué es un flexitariano porque depende mucho de los hábitos de cada persona. Se suele practicar de forma inconsciente cuando das prioridad en tu menú semanal a las verduras, legumbres, frutas y cereales, pero incluyendo algún día algo de carne o pescado.

En general esas proteínas animales nunca son las grandes protagonistas del plato, su papel es más complementario. Por ejemplo, como parte de un guiso, un salteado o en un arroz. Es raro que alguien que se considere flexitariano se coma un entrecot o unas chuletas de cerdo a la barbacoa, aunque nadie lo prohíbe.

Se dice que es la opción intermedia entre una alimentación omnívora y vegana, y quizás también sea de las más saludables o, al menos, recomendables, pues resulta más sencilla de seguir. También es un primer paso para los que quieran iniciarse en el vegetarianismo pero no se vean capaces de hacerlo de golpe.

Tiene un pequeño riesgo. En ocasiones el consumo de carne o pescado es tan anecdótico que no llegaría a cubrir todas las necesidades nutricionales; el flexitariano entonces puede creer que “come de todo”, cuando en realidad podría necesitar suplementarse. Siempre es recomendable acudir a un dietista-nutricionista para salir de dudas.

La dieta paleo

La dieta paleolítica o paleodieta parece ser de las últimas modas que más fuerte han calado en la sociedad, concretamente entre los deportistas. Se basa en la idea de “comer como nuestros ancestros”, volver a nuestros orígenes, cuando nos alimentábamos solo con lo que necesitábamos para estar sanos. El objetivo es comer solo lo que nos hace sentir bien desde el punto de vista de la salud, por lo que rechazan los alimentos procesados y los azúcares añadidos.

La gran base de la dieta paleo son las proteínas magras, por eso es muy seguida por deportistas o por quienes buscan aumentar y definir el volumen muscular. Pero también incluyen frutas y verduras, además de semillas y grasas saludables.

Sin embargo, la paleodieta desaconseja todos los lácteos, los cereales -especialmente los refinados y ricos en gluten- y las legumbres. Como todas las opciones, es una forma de alimentación con sus pros y sus contras, pero más factible que otras alternativas y que bien llevada es completamente saludable y completa.

Animalistas

Aunque en terminología artística se refiere al arte de la representación de animales, el animalismo hoy engloba a los activistas de protección o liberación animal. No es por tanto un tipo de alimentación como tal, sino un movimiento social comprometido con el derecho de los animales. Abarca más allá de la comida pero es relevante incluirlo en esta guía de términos.

No todos los animalistas son vegetarianos -o veganos- y no todos los vegetarianos son activistas declarados; es un movimiento heterogéneo y complejo de definir. Pero si tienes a un invitado declarado animalista en tu mesa seguro que se preocupará del origen de todos los productos que formen el menú.

Los animalistas promueven un cambio de paradigma en nuestra relación con los animales y quieren concienciar de la necesidad de darles un trato más humano, evitar la crueldad, la sobreexplotación y el maltrato. Por eso suelen elegir siempre alimentos ecológicos, locales y sostenibles, de productores locales.

Antiespecistas

Se considera una variante del animalismo en tanto que identifica una postura abolicionista. Son activistas que consideran que nuestra sociedad es especista, es decir, que discrimina a los animales por considerarlos inferiores a los humanos, usándolos en beneficio propio. El antiespecista defiende el respeto igualitario a los animales independientemente de su especie.

Por tanto, un antiespecista será por definición vegano, ya que parte de la idea de que ningún ser vivo debe ser utilizado -maltratado, explotado- en nuestro beneficio. Busca dar el mismo valor a los intereses de cualquier individuo, sin importar su especie. Por tanto, va más allá de una forma de alimentación, es un posicionamiento político, que será más o menos radical según la persona.

Dieta sátvica

Si conoces a alguien que practique yoga, quizá siga también una alimentación sátvica. Como disciplina milenaria tradicional de la India, muchos de sus preceptos parten de la ayurveda y por tanto los alimentos juegan un papel esencial en esa búsqueda del equilibrio cuerpo-mente para lograr el bienestar pleno que facilita la meditación.

Una dieta sátvica puede ser más o menos estricta y es algo más compleja de entender porque se basa en la sabiduría tradicional india. En general sigue los principios de los lactovegetarianos, ya que predominan los alimentos vegetales y también se incluyen los lácteos, preferiblemente muy frescos.

Verduras, legumbres, frutos secos, frutas en su punto de maduración, semillas, cereales, frutos secos, yogur, leche y quesos frescos son los principales componentes de la “dieta yogui”. Además se priorizan las cocciones justas y cortas, abundan los alimentos crudos y se evitan los fritos y los procesados. Cuanto más fresco sea el alimento, mejor. Y nada de recalentados.

Dieta macrobiótica

La macrobiótica también implica una filosofía y modo de vida muy concreto, no solo limitado a alimentos permitidos o prohibidos. Sus orígenes se remontan a principios del siglo XX y se basa en la idea de que es más saludable una alimentación simple y natural, con la que estaremos en armonía con nosotros mismos y la naturaleza.

La alimentación macrobiótica parte de los principios del Ying y el Yang, por lo que busca el equilibrio pleno. Hay diferentes estadios de la dieta en función de cómo sea de restrictiva, eliminando poco a poco los productos animales y los procesados, para terminar con una dieta basada únicamente en cereales. Además tiene otros principios muy específicos.

Hoy en día los seguidores de la dieta macrobiótica siguen una alimentación basada en cereales, preferiblemente ecológicos e integrales, a los que se suman verduras estacionales y locales, evitando hortalizas -patata, berenjena, tomate, pimiento- y limitando las legumbres al 10% del total. En general se consumen muy pocos productos animales, nada de carne, huevos o lácteos, y toman frutos secos y semillas con moderación.

La alimentación omnívora y sus variantes

Todos aprendimos en el cole que los omívoros son los que comen tanto animales como plantas; ese “comer de todo” algo difuso que define, en principio, la alimentación humana. Está claro que depende mucho de los gustos, limitaciones y necesidades de cada persona, pero es interesante resaltar algunas variantes.

Con nuestra obsesión por poner etiquetas a todo, últimamente se habla de otro tipo de dietas que se suelen confundir como tipos de vegetarianismo, cuando en realidad son derivadas de una alimentación omnívora:

  • Pescetarianos. Son aquellos que basan su dieta mayoritariamente en productos vegetales, pero incluyen ocasionalmente pescado o marisco, en cualquiera de sus formas. El término pescovegetariano es erróneo, ningún vegetariano convencido comería nunca pescado.
  • Pollotarianos. Es el mismo caso, salvo que aplicándolo al consumo de carne de pollo o de ave, pudiendo incluir también pavo. Es una forma de alimentación muy seguida por los que quieren “cuidarse” o quieren adelgazar.
  • Semivegetariano. Quizá por moda, este término se está usando más últimamente, pero de nuevo cae en el error de suponer que es una variedad de vegetarianismo. En teoría,un semivegetariano puede consumir ocasionalmente productos animales, con la única excepción de carne roja.

Personalmente no me gustan demasiado las etiquetas porque pueden llevar a malentendidos y polémicas innecesarias. Algunas de estas dietas realmente ya existían antes de ponerles nombre, pero ahora parece que necesitamos catalogar y definir todo; es nuestra obsesión con pertenecer a un colectivo para defenderlo o rechazarlo.

Todos los modelos de alimentación son respetables y creo que, salvo casos concretos, pueden ser perfectamente saludables si se practican con cabeza y se cuenta con el asesoramiento de un dietista-nutricionista profesional. Lo importante es ser coherentes con nosotros mismos y cuidar de nuestra salud sin perjudicar o molestar a los demás.

Cada uno tenemos nuestras preferencias y nadie nos obliga a definir nuestra dieta. En cualquier caso, cuando ejercemos de anfitriones nos gusta satisfacer a todo el mundo, por eso nunca viene mal preguntar si alguien sigue algún tipo de alimentación especial. Así sabremos exactamente qué cocinar y cómo podemos llevar la felicidad a sus platos.

Fotos | iStock.com
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