Tenemos interiorizada la idea de que los tubérculos y otras hortalizas o frutas que crecen en contacto con el suelo deben pelarse siempre para consumirse, pero es una practica tan extendida como equivocada.
Cierto es que algunas preparaciones requieren de pelado –como la tortilla de patatas–, pero son las menos. En realidad, la piel de las hortalizas es siempre comestible y, además, tiene una gran cantidad de nutrientes que no tiene sentido desperdiciar.
Es necesario pelar ciertas hortalizas o frutas cuya piel es demasiado dura, como la calabaza, la naranja o la alcachofa, pero no hay ninguna razón (ni sanitaria, ni culinaria) para pelar zanahorias, boniatos, patatas, peras, manzanas, berenjenas, pepinos o calabacines y, como norma general, cualquier verdura o fruta cuya piel sea fina.
Becky Krystal, veterana periodista gastronómica de The Washington Post, explica en Voraciously las razones por las que ha dejado de pelar todas estas hortalizas. Y son de peso:
1. Es mejor lavar que pelar
Muchas hortalizas llegan a nuestra casa con tierra, pero basta lavarlas con agua, sin jabón, para eliminar la suciedad y las posibles bacterias. Para limpiar tubérculos como zanahorias, nabos, chirivías o remolachas, que tienen la piel más porosa, puedes usar un cepillo, algo que sigue siendo más cómodo que pelarlos.
Mucha gente pela cuidadosamente las hortalizas pensando que así elimina los pesticidas, pero los residuos que puedan tener los vegetales (que están siempre dentro de un umbral se seguridad nada laxo) están tan dentro como fuera de estos.
2. Conservas los nutrientes
La piel de los vegetales tiene una gran cantidad de vitaminas y fibras que estamos desperdiciando si eliminamos esta. En concreto, la parte externa de las frutas y verduras tiene entre tres y diez veces más vitaminas, micronutrientes y antioxidantes que la pulpa. Desde el punto de vista nutricional (y de sostenibilidad) es un sinsentido que acaben en el cubo de la basura.
3. Está bueno (y es bonito)
Tiene sentido pelar ciertos vegetales en algunos guisos, pero siempre que se vayan a preparar asados o fritos la piel otorga a las verduras un punto crujiente que es valioso desde el punto de vista gastronómico.
Las verduras y frutas sin pelar dan, además, un toque rústico a la cocina que hoy en día se aprecia visualmente, y despeja las dudas sobre la procedencia de las verduras. El mensaje es claro: no son de bote ni congeladas.
4. Es un trabajo extra
La última razón para dejar de pelar las frutas y verduras es tan obvia como poderosa: ¿para qué hacer un trabajo que no es necesario hacer? No es que pelar las hortalizas sea un drama, pero ensucia y lleva tiempo y, como hemos visto, no tienes por qué hacerlo.
Imágenes | Pixabay
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