Si te gustan los dulces, es bastante probable que hayas escuchado alguna vez el término coulis. Pierre Hermé, en su libro "Larousse Postres", lo describe como una preparación hecha a base de frutas levemente cocidas en un almíbar o simplemente trituradas.
El coulis procede de la cocina francesa y, en su versión dulce (que también la hay salada), sirve para salsear infinidad de postres, tartas, sorbetes, helados, quesos, etc. Este su uso principal, aunque también sirven para dar sabor a batidos y otras bebidas.
El término coulis, en origen, hacía referencia a una elaboración de carne espesada que daba cuerpo y sabor a las salsas. Hoy en día ha pasado a ser una salsa dulce o salada, hecha con frutas y/o verduras, que se obtiene por cocción, maceración o en crudo.
Se obtiene al triturar ciertos alimentos previamente preparados, concentrando su sabor. En ocasiones se pasa por un colador (su significado deriva del verbo francés "couler" que significa colar) para que quede más fino y conseguir la consistencia de crema o puré ligero que lo caracteriza.
Los postres ganan mucho con un coulis a su vera. Además de proporcionar un punto de sabor extra, esta salsa da color al plato y con ella se pueden conseguir presentaciones llamativas.
Existen infinidad de coulis. Los más populares son los de frutas, que se usan para salsear postres, y los de verduras o verduras y frutas, que se sirven junto a carnes y pescados. Uno de nuestros favoritos es el coulis de fresa, que os enseñamos a preparar de manera fácil, rápida y sin cocción alguna.
Para la elaboración de este coulis (y cualquier otro) conviene utilizar fruta madura, que no pasada de punto. Esto es importante pues su sabor y, sobre todo, la duración del coulis, dependen de una buena fruta en su punto de maduración.
Después de lavar y secar las fresas, retiramos las hojas verdes y las desechamos. Troceamos e introducimos en el vaso de una batidora o robot. Trituramos hasta que no haya trozos de fruta visibles y transferimos a un cuenco.
Añadimos el azúcar glasé y removemos con unas varillas. Utilizamos este tipo de azúcar por que se disuelve rápidamente. Podemos usar azúcar granulado, pero habría que dar un hervor a la mezcla para que se disolviera rápidamente o dejar reposar en frío hasta que esto ocurriera.
Cuando el azúcar esté completamente integrado con el puré de fresa añadimos el agua, removemos de nuevo y listo para usar. Este coulis se puede condimentar con un poco de esencia de vainilla, con zumo de naranja o limón (quitando parte del agua), con una pizca de canela molida o cualquier otra especia al gusto.
Una variante del coulis de fresa es el de frutas rojas. Para prepararlo solo hay que usar el mismo peso de fresa indicado en la lista de ingredientes, pero de frutas rojas variadas. Por ejemplo, frambuesas, cerezas y/o grosellas.
En el libro mencionado, Pierre Hermé presenta recetas de coulis para postres que resultan muy interesantes. El clásico de frambuesa, coulis de grosellas negras, de mango, de melocotón, de naranja amarga, de ruibarbo y, el que más llama la atención, de pimiento rojo y frambuesa.
Algunos de ellos, como ocurre con el de fresa, se elaboran simplemente batiendo la fruta con ingredientes aromatizantes (si se usan) y algo de azúcar, otros necesitan maceración previa y cocción para estar listos. Sea como fuere, los coulis son salsas sencillas y rápidas de preparar.
En qué platos utilizar el coulis
El coulis, al igual que ocurre con otros tipos de salsa, es un buen aderezo para múltiples platos. Sientan de maravilla a cualquiera de nuestras tartas de queso, especialmente la de La Viña y la de mascarpone, y a carnes y aves asadas, como el solomillo de cerdo, la ternera, el pavo y las pechugas de pollo.
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