Mientras que muchos manuales de cocina y chefs profesionales nos enseñan a lidiar con las frutas más peliagudas, como la hermética piña, el acorazado coco o los intrincados mangos y aguacates, nos olvidamos un poco de cómo cortar otras más amables como las frutas de hueso. Hasta que alguien nos enseña un truco que cambia nuestra vida.
Quizá no sea algo tan trascendental, pero para los que nos apasionan estos productos típicamente veraniegos, el método de corte para sacar el hueso que hemos aprendido de Holly Hanes ha supuesto un antes y un después en nuestra cocina estival.
La especialista culinaria enseña el proceso en un vídeo de su cuenta de Instagram donde muestra claramente cómo importa dónde y cómo pasamos el cuchillo por una de estas frutas cuando queremos extraer el duro hueso central lo más limpiamente posible, para no desaprovechar nada de su valiosa pulpa. Y sí, funciona a las mil maravillas.
Cómo cortar un melocotón fácilmente
Holly comienza mostrándonos la típica línea natural que melocotones -amarillos o rojos-, nectarinas, paraguayos, albaricoques, ciruelas y platerinas poseen atravesando su cuerpo longitudinalmente, conectando ambos extremos. Instintivamente muchas personas cortan el fruto atravesando esa línea, o haciendo otra paralela; error.
Hay que hacer justo lo contario: trazar una línea de corte transversal, en perpendicular a esa marca vertical, es decir, cortando el fruto por la mitad en todo su perímetro. La idea es que la hoja del cuchillo -bien afilado- tope con el hueso y se deslice por toda la fruta hasta unir los extremos de este primer corte.
A continuación, retiramos el cuchillo y cogemos la fruta con ambas manos, por los extremos superior e inferior. Si el corte ha sido limpio y la fruta no está muy blanda, podremos girar las dos mitades en sentidos opuestos, como si quisiéramos abrir una rosca.
Decimos que la fruta debería estar firme para obtener un mejor resultado, pero también funcionará si ya está algo madura. En ese caso, simplemente podremos perder algo de pulpa y quizá nos mancharemos las manos de zumo.
Ya solo queda hacer otro corte en la parte que tiene el hueso, esta vez en perpendicular al primer corte. Es decir, vamos a dividir esa pieza en dos mitades, en la dirección contraria que hicimos la separación inicial, trazando el corte de tal modo que atraviese la base por el medio, alrededor del hueso.
De nuevo tenemos que hacer un leve giro con las manos para separar esa porción de fruta en dos nuevas mitades idénticas, una aún con el hueso.
En esta ocasión dicho hueso quedará tan expuesto que podremos retirarlo fácilmente con la mano, sin usar más el cuchillo. Y así obtendremos tres piezas de fruta perfecamente limpias, con casi toda su pulpa intacta, lista para comer o utilizar a conveniencia.
La explicación desgranada en pasos puede parecer larga pero una vez puesta en práctica apenas se tardan unos segundos en cortar y extraer el hueso; es un método perfecto para lidiar con las frutas de verano rápidamente, sin desperdicios y con la mínima dificultad.
Es mucho más efectivo y sencillo que trocear la pieza alrededor del hueso, como solíamos hacer para preparar mermelada, un helado o algún otro postre. Y, repetimos, es un sistema válido para todas las frutas de hueso de verano.
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