Con un pequeño añadido podrás mejorar el sabor y la textura de la clásica guarnición francesa
Guarnición clásica como pocas que gusta a grandes y pequeños, el puré de patatas sabe a hogar y también a alta cocina. Compañero imbatible de asados, guisos y suculentas salsas, hay una manera muy sencilla de elevarlo a la máxima potencia.
Este truco procede de la cocina francesa, pues nuestros vecinos son verdaderos expertos en el arte del puré de patatas más clásico y refinado, y también más calórico y, obviamente, sabroso. Si ya nos apasionó la receta de aligot, con este pequeño añadido a otras más sencillas como el puré de patatas en olla programable, lograremos sorprender con un sabor fabuloso.
El secreto está en el ajo confitado, una absoluta delicia fragante y rica en umami, mucho más digestiva que el ajo crudo o frito, con una textura melosa que casi se deshace en la boca. Y esa es la idea al sumarlo al puré de patatas, integrarlo en la mezcla para enriquecerla. El resultado es tan rico que incluso ha conquistado a los estadounidenses, en cuyas mesas no falta para Acción de Gracias.
Confitar ajos en casa es muy fácil, y también podemos hacerlos con la receta de ajo asado en olla de cocción lenta, un método ideal para aprovechar muchas cabezas de ajo a la vez con mínimo esfuerzo. Una vez listos los dientes, se machacan para obtener una pasta cremosa que es la que debemos añadir a nuestro puré. La proporción irá al gusto, solo hay que mezclar y probar.
Guarda el aceite del confitado para terminar de aderezar el puré o para preparar vinagretas, aliños, adobos... Y si te sobran dientes confitados, guárdalos con su propio aceite en la nevera o conviértelos en una pasta para congelar en mini porciones. Su aroma es increíble y ligeramente dulzón, con un toque de nuez.
Foto | iStock
En DAP | Desde que le echo esto al puré de patatas ya no lo hago de otra manera: es casi adictivo
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