El huevo frito es una humilde delicia, que no necesita más que aceite de oliva, una pizca de sal y un buen pan para alegrarnos el día.
Hay a quién también le gusta echar un chorrito de vinagre o un poco de pimentón, pero hay otro ingrediente, no tan común en España, pero que encontramos ya en cualquier supermercado, que le va que ni pintado a los huevos fritos: el tomate concentrado.
¿Cómo lo añadimos? El tomate concentrado, como su nombre indica, se elabora concentrando el sabor del tomate mediante su deshidratación: en una lata o tubo pequeños suele haber más de una decena de tomates. Es por ello que solo se necesita una pequeña cucharadita por cada huevo frito.
La mejor forma de añadir el tomate concentrado pasa por mezclarlo con el aceite en el que vas a freír el huevo: solo tienes que añadirlo, mezclarlo y hacer el huevo frito como siempre, que ahora tendrá un color rojizo y mucho más sabor.
Puedes, además, cubrir el huevo con la mezcla de aceite y tomate o dejar todo el tomate por debajo, para crear una costra con sabor a tomate caramelizado.
Si al huevo frito le añades además un como pimienta negra fresca y una pizca de sal el resultado es espectacular.
El tomate concentrado se puede usar también, claro, para hacer unos huevos al plato y es ideal para añadir más sabor a otros platos de huevos como la shakshuka o los huevos rancheros.
Además, como usamos muy poco, añadirlo en los huevos es un recurso ideal para aprovechar los restos que tengamos de otras recetas.
Imágenes | Miguel Angel Flores
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