Aunque los dos grandes quesos de pasta dura italianos, el parmesano y el grana padano, tienen ciertas diferencias, ambos se elaboran de forma parecida: con leche cruda de vaca y en enormes ruedas.
Además de compartir una textura granulosa, ideal para rallar, se caracterizan por tener una corteza completamente comestible, que, aún así, solemos tirar. Cierto es que la corteza no puede comerse tal cuál, pero en Italia nadie las tira, pues hay muchas elaboraciones para aprovecharla.
La más común consiste en echarla a un guiso: con una cocción prologanada acaba derritiéndose, como ocurre en la clásica sopa de pasta y patata napolitana. Pero también se puede aprovechar de forma mucho más rápida utilizando el microondas.
Basta cortar la corteza en trocitos pequeños, de un centímetro, y ponerlos tres minutos a máxima potencia en el microondas. El queso se sufla y queda crujiente y muy sabroso. ¡No hay más que dejar que se enfríen un poco para tener un aperitivo de diez!
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