Tres trucos para hacer una pizza con piña de escándalo: el secreto de la hawaiana no está en la masa

Puede que la pizza hawaiana original triunfara por la novedad que suponía en su día tanto el concepto de pizza como el de la fruta tropical en lata -y porque los canadienses tienen un gusto algo curioso-, pero si ha sobrevivido como una de las variantes pizzeras más famosas en todo el mundo, es porque la mezcla de ingredientes funciona. Mal que les pese a sus detractores.

Ahora bien, no todo vale en esta mágica mezcla de tomate, queso, jamón y fruta. En nuestra receta de pizza hawaiana ya compartimos una de las claves para hacer la versión casera más suculenta, dejar de lado las latas y usar una buena piña natural, que además hay que cocinar primero.

Pero si quieres elevar aún más el sabor de tu pizza con piña, prueba estos trucos la próxima vez que te animes a prepararla en casa y deja que tu paladar juzgue si merece la pena reivindicar esta obra de arte de la invención humana. Animamos a los que se posicionan en contra de ponerle fruta a una pizza que abran su mente y se atrevan a darle otra oportunidad, pues la mezcla no es tan loca.

Los trucos para elevar al cielo la pizza hawaiana

Ya lo comentamos también al describir una de las recetas más populares en Suiza y Alemania, las tostadas hawái: la mezcla de jamón, queso y piña, sencillamente, funciona. Esta fruta tropical combina muy bien con proteínas cárnicas, especialmente derivadas del cerdo, y por eso en nuestra receta predilecta recogemos la pista de aplicar manteca a la masa antes de añadir el tomate.

Sin embargo, poca gente tendrá a mano una tarrina de manteca de cerdo como ingrediente habitual en casa, y no merece la pena comprarla para la pequeña cantidad que vamos a usar. Además, tampoco deja un sabor especialmente notable, pero hay una alternativa porcina que sí hará magia en nuestra pizza, la grasa de beicon.

Algunas versiones de la pizza hawaiana utilizan, de hecho, beicon en lugar de jamón; el problema es que es demasiado acaparador. Para aprovecharlo sin que robe el protagonismo de la pizza, solo hay que extraer su sabrosa y suculenta grasa.

Cocinar la piña con grasa de beicon

En lugar de cocinar la piña al horno, vamos a usar el fuego mientras este se precalienta al máximo. Primero pon una sartén de hierro fundido o de acero inoxidable -o la que tengas- a calentar con todas las tiras de beicon que quepan y cocínalo bien por ambas caras hasta dejarlo crujiente. Escúrrelo y resérvalo para otros usos.

Sin limpiar la sartén, cocina a fuego medio en esa grasa la piña troceada en cubos, ni muy grandes ni muy pequeños, procurando que se caramelice un poco dorándose por todos los lados. Retira, salpimenta y úsala después en la pizza añadiéndola al final, sobre el queso. No tires la grasa.

Utilizar buen jamón cocido o asado

El jamón tipo York está bien, pero no es la mejor opción si queremos una pizza de diez. Será mucho más sabrosa la pizza con un buen jamón cocido más artesanal, o asado, con un toque ahumado y algo dulzón, preferiblemente cortado al momento en la charcutería, y en piezas ni muy finas -o se quemará- ni muy gruesas.

Untar de grasa de beicon la masa

Finalmente, el último truco consiste en replicar la idea de la manteca pero ahora aprovechando de nuevo los jugos y grasas que han quedado en la sartén. Pasa todo por un colado o tamiz fino si prefieres retirar algunas impurezas, o simplemente pincela la masa formada con la grasa de beicon directamente de la sartén, usando un pincel de cocina. No hay que racanear, pero tampoco dejar la masa chorreando grasa.

Ya puedes añadir el tomate, la mozzarella bien escurrida y los demás ingredientes, y solo vigilar que ni la piña ni el jamón se churrusquen demasiado. Puedes usar una masa de pizza casera corriente, al estilo napolitano o una comprada que te guste -algunas panaderías la venden-; con estos trucos siempre te quedará deliciosa.

Fotos | iStock - bckfwd
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