Siempre sabe mal desechar los tarros de cristal que se acumulan en la cocina a base de potitos, espárragos, legumbres, olivas, pepinillos y todo tipo de alimentos comercializados con este envase.
Aunque una gran opción es reciclarlos para devolver todo su valor a la cadena de producción, siempre pueden reutilizarse, tunearse y adoptar un uso permanente en el hogar, de manera que tengan una nueva utilidad.
Lo más habitual es conservar los tarros para almacenar otras cosas, como pequeños objetos, y también para guardar otros alimentos, por ejemplo, legumbres secas, pasta, semillas, toppings dulces si en casa se hace mucha repostería, o como tuppers para cremas o sopas los tarros más grandes.
Pero más allá de lo previsible, hay todo un mundo de opciones para convertir estos envases en útiles recipientes para la cocina. Solamente es necesario despegar la etiqueta y el pegamento, y el tarro estará listo para usarse de nuevo.
Vasos vintage
A muchos no les extrañará esta idea, pues cada vez es más habitual ver en bares y restaurantes que los tarros de cristal se usan como vaso decorativo para servir cócteles, refrescos, zumos y smoothies. ¿Por qué no hacer lo mismo en casa?
Es cierto que la sensación de posar los labios en la rosca de cristal puede resultar extraño, pero no es nada que los hosteleros no hayan implantado con éxito en restaurantes tanto callejeros como llenos de glamour.
Recambios para la yogurtera
Quienes usen yogurtera en sus casas sabrán que los envases que vienen de fábrica se acaban perdiendo y rompiendo y no hay mejor reemplazo que los tarros de cristal de los pepinillos por su tamaño aproximadamente similar al del un yogur.
Basta con lavar bien este envase y hasta la tapa de aluminio servirá (de forma limitada) también para tapar el producto lácteo.
Jarrón decorativo
Con un tarro de cristal que sea algo apañado (no el típico de las legumbres) se puede tener entre las manos un maravilloso potencial florero que le dé un toque de color y de vida a la cocina.
Para este uso son indicados los jarrones más bien esbeltos y de cristal, aunque, si no es el caso del tarro de que se dispone, siempre es buena idea tunear un tarro tradicional con los innumerables trucos que se encuentran en redes como Pinterest.
Portavelas
Los tarros más amplios son estupendos para albergar velas aromáticas o decorativas y ambientar a la perfección una cena romántica en casa. Basta con situar una vela en su interior, sin más complicación.
Aunque para este fin se puede usar cualquier tarro (es suficiente con que la vela quepa en el interior), también es buena idea tunear el tarro para embellecerlo, o elegir envases que sean lo más decorativos posible.
Lámpara
Aunque este truco no es exclusivo de la cocina, los tarros de cristal siempre pueden usarse como portalámparas o para hacer una bonita cascada de tarros iluminados para darle una atmósfera más íntima a la cocina.
Aquí sí que son necesarias más habilidades artesanales para hacer pasar el cable de la bombilla por la tapa de aluminio. No obstante, el resultado merece mucho la pena.
Dispensador de palillos
Hay cocinas que no pueden vivir sin los palillos y sus envases suelen ser bastante incómodos. Una buena idea es usar un tarro de la medida que sea y con agujeros en la tapa (o directamente sin tapa si este se almacena en un armario a resguardo de la grasa) para hacer de dispensador de palillos.
Este palillero puede tener un diseño pintado a mano con rotuladores permanentes, por ejemplo, y dibujos personalizados según la decoración de la cocina.
Recipientes de postre
Estamos ya cansados de ver allí donde vemos el tiramisú o el cheesecake casero en vasos y tarros. ¿Por qué no hacer lo mismo en casa y dejar de lado los grandes moldes de cristal que tan poco prácticos son a la hora de servir raciones individuales?
En este caso, la gracia de los tarros es que sean de diferente tamaño y los más golosos puedan elegir la ración más abundante. Además, en estos envases se conservarán perfectamente.
Salsas y aderezos
Las vinagretas, salsas para la carne como el chimichurri y todo tipo de aderezos con un toque casero encontrarán en los tarros de cristal la excelente oportunidad de conservación y de comodidad.
Al prepararse en pequeñas cantidades, en este caso se puede jugar con los tarros más pequeños, y así no desperdiciar cantidades.
Salero y azucarero
Los grandes botes de la miel y la mermelada, bien limpios, son ideales para guardar el azúcar. La bonita tapa estilo francés (y también del envase) de tarros como los de la marca Bonne Maman son un azucarero super vintage.
En el caso de la sal, para no engañar al cerebro, será mejor usar tarros que no tengan relación con productos dulces, y así evitar endulzar una paella o una fabada. Cualquier tipo de envase será perfecto.
Como caja de cerillas
Quienes usen cerillas en sus hogares tienen una bonita alternativa al alcance a las icónicas cajas de cerillas. Además, con esta solución se evita que se mojen y se echen a perder.
Hay que guardar las cerillas dentro del tarro y pegar en la tapa un trozo de lija que servirá para encenderlas al instante. De este modo las cerillas se conservarán frescas y se prolongará su vida útil.
Como ecosistema
En jardinería, están muy de moda los ecosistemas autosuficientes. La admiración que producen y su valor decorativo son muy valiosos para cualquier cocina, pues le dan un toque diferencial que otros elementos de decoración no suelen tener.
En este caso hay que tomar un bote lo más ancho y alto posible y disponer en el todas las capas que requiere este tipo de técnica jardinera. El resultado es muy rápido de visualizar.
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