Esto es lo que tienes que tener en cuenta al comprar un horno nuevo

Con una gran vida útil, este electrodoméstico tiene muchas variedades entre las que decantarse en función de las necesidades de cada hogar

Aunque un horno es un electrodoméstico con una gran vida útil (entre 15 y 20 años) alguna vez en la vida hay que reemplazarlo por uno nuevo, y entonces, de la poca costumbre, surgen numerosas dudas acerca de cuáles son los parámetros importantes en los que fijarse.

El primer paso a la hora de comprar un horno es decidir dónde se va a situar en la cocina, ya que normalmente el espacio que tenemos dedicado a este electrodoméstico está condicionado por un hueco en los armarios de la cocina.

Tomar las medidas de ese espacio hará que ya partamos con una base específica, y que elijamos uno que vaya a caber en esa zona previamente delimitada. Las medidas más habituales son 60 centímetros de ancho, por 60 de alto y 57 de fondo.

Aunque da pereza, es super importante medir bien para no llevarse sorpresas a la hora de encastrarlo en el hueco asignado que, por otro lado, suele tener las medidas estándar en la mayoría de promociones inmobiliarias. De no tener espacio, los hornos de sobremesa son ideales.

Asociado a estas dimensiones, es importante fijarse en la capacidad interior, las más habituales entre 50 y 60 litros de volumen útil. Esto es importante si se preparan recetas con piezas ollas o fuentes de gran envergadura.

En cuanto a su estructura, también hay que mirar bien en el tipo de apertura de las puertas: algunas se abaten hacia abajo, y otras lo hacen hacia la izquierda y la derecha. Asimismo, la forma de sacar las bandejas puede variar entre tener carriles extraíbles o rieles que no se mueven y bandejas que se sacan tirando de ellas. Hay que seleccionar el modelo que nos resulte más cómodo.

Elegir el tipo de horno

No obstante, esto no es lo único que hay que saber, pues es importante elegir el tipo de horno que se comprará: de leña, carbón, gas o eléctrico (este último el más habitual en los hogares).

Los hornos eléctricos convencionales son los más comunes en las casas españolas. Estos cuentan con una resistencia en la parte superior y otra en la inferior, y es de este modo como calientan el aire.

Dentro de los convencionales también entran los multifunción, que tienen además grill y ventilador para generar convección , y son ideales para preparar recetas de piezas grandes, como piernas de cordero y pollos enteros asados.

Aunque hay otros tipos de horno (como los que, por ejemplo, incorporan microondas), la mayoría se decanta por estos dos tipos de modelos, aunque lo verdaderamente decisivo a la hora de elegir un horno es el presupuesto: los hay a partir de 130 euros, con modelos sencillos y sin pantallas, hasta modelos cinco, seis y siete veces más caros con funciones mucho más avanzadas.

Consumo y limpieza

No es menor la potencia y consumo del horno: a mayor potencia, más consumo (es una ecuación que no falla), pero hay que revisar su eficiencia energética también y priorizar modelos A+ para no ver incrementada la factura de la luz, siempre que se le dé al horno un uso constante.

En cuanto a la limpieza hay también bastante variedad entre la que elegir. Hay modelos de autolimpieza catalítica, cuyos paneles descomponen la grasa; hay modelos pirolíticos que reducen la suciedad a cenizas al aumentar la temperatura interior (son más caros), y hornos de aqualisis en los que la limpieza es al vapor de agua (y que puede hacerse de forma manual hirviendo agua en una olla apta para horno en su interior).

Las funciones y prestaciones del horno son importantes, pero eso dependerá del uso que le demos habitualmente. No vale la pena coger un horno con una docena de funciones que se quedarán infrautilizadas, pero sí revisar cuáles son las que más habitualmente se usan y elegir en base a estas, por ejemplo cocer y gratinar.

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Una función interesante es el temporizador: si eres de los que no controla los tiempos o que tiende a olvidarse de apagar el horno, esta función será muy importante para ti. Esto evita que la comida se queme y quede siempre al punto (eso sí, si no sacas la bandeja al terminar la cocción quedará demasiado seca).

Foto | Freepik y Alexeyzhilkin/Freepik

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