Me confieso un auténtico desastre para recordar los precios de los productos, nunca recuerdo si el paquete de harina es más barato en la tienda de la esquina o en el hiper de la carretera. Por eso hoy quiero plantearos esta pregunta de la semana:
¿Comparáis los precios de los supermercados antes de comprar?
Lo cierto es que decidir en qué establecimiento vamos a realizar nuestra compra semanal no es una cuestión baladí, pues los precios suelen variar bastante de uno a otro, sobre todo en según qué productos, con el consiguiente incremento o ahorro en el total de nuestra compra.
¿Tenéis buena memoria para recordar precios? ¿Os da igual gastar un poco más y lo compráis todo en un supermercado? ¿Compráis en distintos establecimientos? No os olvidéis de dejar vuestros comentarios en Directo al Paladar Respuestas y no en esta entrada. Os esperamos.
La pregunta de la semana pasada: ¿Recuerdas cuál fue la primera receta que cocinaste?
Hace siete días os pedía que realizarais un ejercicio de memoria y nos explicarais con qué receta os habíais estrenado en la cocina y de la mano de quién. Gracias por vuestra masiva participación, ha sido muy interesante leeros y saber un poco más de vosotros. De entre todas vuestras respuestas, la más valorada ha sido la de Nazari5, que nos explicó:
Pues sí. Ahora que soy buena cocinera (aunque una repostera malísima) me da risa, pero entonces lo pasé fatal. Me casé sin saber ni freir un huevo, que es lo que se dice siempre como ejemplo de receta fácil, cosa que, como cualquiera de los que participamos en estos foros, sabe que tiene usía, por no decir que tiene lo que su propio nombre indica. Total, que para celebrar nuestro primer mes de casados, nos gastamos un dinerillo en comprar una langosta, que conseguimos a buen precio, y me metí en la cocina, armada con el libro de Simone Ortega "1001 recetas..." que aún conservo destrozaíto. Puse una mesa maravillosa, con velas y flores, y me lié, con perdón, con el bicho, al que tal y como estaba, le di unas vueltas en una sartén con mantequilla, y le eché un buen chorreón de brandy, dejándolo que "reposara" como me habían recomendado en el supermercado. Lo llevé para la mesa de manera triunfal, con una ensalada y una mayonesa que se me había cortado cuatro o cinco veces y que tenía una pinta lamentable, dos horas y media después. Desperté a mi marido, que se había quedado frito esperando (eran ya las doce y media de la noche)nos sentamos a "cenar" y, ¡tachán!, la langosta como una piedra. La habíamos comprado congelada... ¡Ay, señorrrr! Al final, nos comimos la ensalada, y media barra de pan con la mayonesa, que estaba bastante buena. La langosta, al día siguiente estaba perfecta... ;)
Foto | Polycart En Directo al Paladar Respuestas | ¿Comparáis los precios de los supermercados antes de comprar?