42 vinos tintos, blancos y espumosos para regalar en el Día del Padre, y para brindar ese día (o cualquier otro)

En ausencia, pero también en presencia. El 19 de marzo se acerca y no son pocas las corbatas, relojes, perfumes o detalles que van a acabar aterrizando en armarios y estanterías que acabarán albergándolos, dejándolos allí muertos de risa.

Sabéis que en Directo al Paladar nos invade el sentido práctico y por eso nuestras recomendaciones para el Día del Padre van de la cocina a la mesa. Hace unos días de lo que le gustaría a un padre cocinitas recibir y hoy nos ponemos en danza para funcionar con descorches.

Un vistazo a…
PANACOTA DE VINO TINTO rápida y deliciosa

Ya sea en ausencia (por desgracia y con la movilidad restringida) o en afortunada presencia, os traemos opciones para el brindis que abarcan cualquier tipo de padre y de vino: caben tintos clásicos y otros más modernos, caben vinos naturales y ecológicos, caben blancos transgresores y otros más tradicionales, caben vinos de Jerez y, por supuesto, caben cavas, champagnes y otros espumosos para cerrar el brindis.

Ahora de tu cuenta queda saber cuál (o cuáles) poner en danza o el que dejar caer por casa para que, aunque la sorpresa no sea tan grande, para que acabe gustando con total seguridad.

Para padres de verdejo y Rueda

Frescos, frutales, pero también largos, herbáceos y con una enorme versatilidad gastronómica. Los verdejos viven un espléndido momento y son famosos por su polivalencia, que les hacen ser capaces de aguantar barrica y ser magníficos de maridaje y también excelentes por copas, tomando en Rueda la mayor expresión de esta uva blanca.

  • Finca Montico 2019. DO Rueda. Accesible, sencillo, jugoso y muy fresco. Así presenta Marqués de Riscal uno de sus verdejos más sinceros, que además de tener un precio de lujo es una compañía ideal para pescados y mariscos, pero también para iniciar una buena comida familiar.
  • Bardos Verdejo 2019. DO Rueda. Imbatible calidad-precio en un verdejo que aúna fruta y jugosidad y que tiene un punto de maduración con sus propias lías, ofreciéndole cuerpo y recorrido en boca. Un tesoro para papá por poco más de seis euros.

Bardos Verdejo 2019. DO Rueda.

  • V Malcorta 2019. DO Rueda. Saltamos a una rareza dentro de la verdejo como es la casi extinta uva verdejo malcorta, que Javier Sanz recupera para este vinazo cítrico, floral y de gran persistencia que podrías encajar en una comida familiar con arroces o grandes cazuelas de pescado.

V Malcorta 2019. DO Rueda.

  • La Misión 2017. IGP Castilla y León. Salimos de Rueda, pero seguimos en Valladolid para descubrir el recorrido que la uva verdejo tiene cuando se la fermenta en barrica. Fresco, intenso, cremoso y muy largo en una de las niñas bonitas de Bodegas Menade y que sorprenderá a cualquier amante de los vinos blancos. Todo ello con el refrendo de 90 puntos Parker.

La Misión 2017. IGP Castilla y León.

Para padres de albariño

El baile habitual de la albariño nos lleva a su salinidad, a su carácter atlántico. Todo ello conjugado en vinos vivaces, persistentes, cargados de aromas y con un encanto especial para que el matrimonio entre productos del mar y buen vino se consagre para siempre.

  • Mar de Frades 2020. DO Rías Baixas. Uno de los más conocidos y reputados emblemas de los vinos gallegos, que vuelve fiel a su estilo con la añada de 2020 (aunque aún encontrarás una magnífica añada 2019) y que poca carta de presentación necesita. Herbáceo, perfumado, ligeramente salino y muy largo para un regalo infalible.
  • Zárate Balado 2019. DO Rías Baixas. Espléndido potencial de guarda, largo, mineral y extremadamente fresco, pero sin renunciar a la frutalidad y a un carácter cremoso, forjado por su envejecimiento sobre lías y en acero inoxidable. Para los que quieren salir de su zona de confort enológica.

Zárate Balado 2019. DO Rías Baixas

  • Cos pés 2018. DO Rías Baixas. En apenas cuatro hectáreas, Forjas del Salnés sublima a la uva albariño, que aquí se presenta con una maceración con sus pieles durante cuatro meses, dotándole de un color brillante e intenso, propio de los orange wine, que en boca es largo, afrutado, con cuerpo y de una jugosidad inolvidable. No le pierdan de vista, que solo hay 1.500 botellas.
  • Chan de Rosas Cuvée Especial 2019. DO Rías Baixas. Estamos ante otro milagro de la albariño, acunado aquí por el enólogo Marcos Lojo, un nativo del Valle del Salnés, que brinda este vinazo asequible y diferencial, de intensísimo aroma y largo postgusto, donde fruta de hueso y hierba coexisten con elegancia. Un tesoro que hará historia por poco más de 10 euros y que tiene el visto bueno de críticos internacionales como James Suckling.

Chan de Rosas Cuvée Especial 2019. DO Rías Baixas

Para padres de otros blancos

Aunque albariño y verdejo copen nuestro país y la diatriba Rías Baixas-Rueda sea el binomio más habitual en cuanto a blancos no vivimos -ni bebemos- solo de ellos. Tenemos una riqueza enológica, ya sea autóctona o de cepas aclimatadas, que hace que podamos tocar muchos palos vitivinícolas en el mundo de los blancos.

  • Godelia Godello 2019. DO Bierzo. Sencillo, honesto y fiel al fresco y de acidez controlada que define a las uvas godello (y una pizca de doña blanca) y que la familia Rodríguez deja acunar en bodegas Godelia con mimo durante varios meses en lías. Un vino idóneo para copeos, pero también para jugar con maridajes gracias a su dinamismo.

Godelia Godello 2019. DO Bierzo.

  • Viñas del Vero Gewürztraminer Colección 2020. DO Somontano. Una uva icónica alemana que ha encontrado en las tierras oscenses de Somontano su segunda casa. Uno de los mejores emblemas de esta impronunciable variedad, que rinde vinos con un potencial aromático soberbio y una largura en boca que uno se pregunta cómo es posible que no supere los 10 euros. Un auténtico vino de cabecera.

Viñas del Vero Gewürztraminer Colección 2020. DO Somontano.

  • Ramón Bilbao Límite Norte 2017. DOCa Rioja. Rioja se ha hecho mundialmente conocida por sus tintos y Ramón Bilbao da buena prueba de ello, pero aquí nos lleva a derroteros de magnífica prestancia. Un coupage de tempranillo blanco y maturana a partes iguales, enormemente frutal y fresco, que se condensa en 18 meses entre barrica y botella para ofrecer un vino tan sorprendente como recurrente. Ideal para dar la campanada.

Ramón Bilbao Límite Norte 2017. DOCa Rioja

  • Muchada Léclapart, Univers 2018. VT Cádiz. Un vigneron de Champagne (David Léclapart) se enamoró del juego que la albariza jerezana podía dar cuando el viticultor gaditano Alejandro Muchada le reveló los misterios de la palomino fino. Fuera de los generosos han hecho este blanco tranquilo, salino, intenso, largo, poco alcohólico en lo que es toda una rareza que marca el paso a nuevos vinos en esta tierra blanca.

Muchada Léclapart, Univers 2018. VT Cádiz.

  • García Viadero Blanco de Albillo 2018. IGP Castilla y León. Poniendo en valor una curiosa uva poco frecuente como la albillo, la familia Viadero (responsable de una bodega tan icónica como Valduero) pone en danza este blanco mineral, ahumado, intenso y de un color pajizo claro, casi ribeteado en dorado, que representa uno de los caminos por donde los vinos que crecen a orillas del Duero quieren reflejarse en el panorama blanco.

García Viadero Blanco de Albillo 2018. IGP Castilla y León

Para padres amantes de los rosados

Se han roto muchas lanzas en los últimos años con el rosado. La realidad es que hablamos de vinos con personalidad propia que representan la máxima frescura de las uvas, pero sin renunciar a largura en boca, ofreciendo así lo mejor de algunas variedades tintas (por regla general) que brindan así toda su delicadeza. Razón por la que hoy también en este Día del Padre los ponemos en danza.

  • Clos de Lôm Monastrell 2019. DO Valencia. No es muy habitual que veamos convertida la monastrell levantina en vinos rosados, pero en Clos de Lôm se han atrevido y lo han hecho preservando la pureza de la uva. No hay prensado, solo estrujado y ese mosto flor se fermenta en frío durante varias semanas. Después reposa en lías, lo que le hace largo y voluminoso, pero sin perder frescura. Un jugo de uva amable donde la fruta madura irradia lozanía y que encantará a todo el mundo.

Clos de Lôm Monastrell 2019. DO Valencia.

  • Pavina Rose Pinot Noir 2019. IGP Castilla y León. En una de las zonas más altas y frías de la meseta vallisoletana, los hermanos Ortega, vinateros y hoteleros, miman la uva pinot noir para elaborar sus tintos. Con ella también producen este rosado que emana sabores de fruta roja fresca y un carácter herbáceo fiel al terruño. Excelente por copas, pero también para demostrar la versatilidad de un buen rosado a lo largo de toda una comida

Pavina Rose Pinot Noir 2019. IGP Castilla y León

  • Lar de Maia 8. IGP Castilla y León. Otro 'caramelo' que la tempranillo pone en danza, demostrando a orillas del Duero que hablamos de una uva versátil y capaz de vestirse con elegantes y ligeros trajes. Es el caso lo hace la jovencísima y pequeña bodega Lar de Maía con este aromático y balsámico rosado, muy frutal y muy fresco, donde su ligereza y perfume no debe llevar a engaño porque es muy, muy largo en boca.

Lar de Maia 8. IGP Castilla y León

  • Les Prunes 2019. DO Valencia. No solo encontramos blanc de noirs en el champán, sino también en Celler del Roure, donde con la uva mandó (una variedad tinta autóctona) han creado este 'blanco' ecológico cuyo mosto flor que se obtiene en el estrujado acaba siendo rosa. Expresivo, vivo, afilado y con un punto ácido adictivo, Les Prunes demuestra el buen hacer de viticultores y enólogos como Pablo Calatayud con uvas no tan conocidas.
  • Contino Rosado 2018. DOCa Rioja. Fresco, limpio y fácil de beber con un contrapunto ácido ligero, brindado por escoger las uvas (garnacha, graciano y mazuelo) en su justo momento para encontrar un rosado ligero y amable, pero suculento, del que apenas se llenan 2.700 botellas. Una joya de Finca Contino que reivindica los rosados riojanos y la versatilidad de estos vinos con variedades que habitualmente vemos convertidas en tintOs.

Contino Rosado 2018. DOCa Rioja

Para padres de tintos de Rioja

Apostar a caballo ganador y acertar con cada uno de los vinos que elijas no siempre es fácil, pero si el tiro se pone sobre Rioja, el éxito está asegurado en prácticamente la totalidad de descorches. Elegir cinco vinos en esta tierra bendecida para la viticultura no es fácil, pero los hemos condensado en un intento de dar cabida a bolsillos amables y opciones más clásicas y otras más innovadoras.

  • Dalmau 2016. DOCa Rioja. Uno de los emblemas de Marqués de Murrieta con el que posiblemente sea el vino más 'irreverente' de esta icónica casa. Bendecido de forma unánime por la crítica, Dalmau representa frescura, elegancia, buen acierto en el coupage (tres uvas distintas, con dominancia tempranillo) y una dosis de madera que acuna pero no opaca. Todo un lujo de regalo.
  • Lan 7 Metros. DOCa Rioja. Los siete metros de este joven ejemplar de Bodegas Lan derivan del tronco de roble español autóctono del que se obtienen las barricas que mecen a este fresco tempranillo, procedente de una única viña entre Rioja Alta y Rioja Alavesa. Una joya jugosa, densa, armónica y con espléndido cuerpo y aroma que te pondrá en cada trago a siete metros sobre la tierra.

Lan 7 Metros 2017 (estuche de tres unidades). DOCa Rioja

  • Tentenublo Xericó 2018. DOCa Rioja. Roberto Oliván forma parte de la nueva camada de elaboradores de Rioja que apuestan por refrescar la región, haciendo vinos frescos, donde el terruño y el viñedo lleve la voz de mando. Por eso a este Xericó (uno de los emblemas de bodegas Tentenublo) que mezcla tempranillo y viura reposa en hormigón y fermenta de manera espontánea, para ofrecer así un vino aromático, redondo, de tanino afilado y enorme jovialidad. Ideal para los que aparquen el clasicismo.
  • Lopez de Haro Gran Reserva 2011. DOCa Rioja. Descubrir un gran reserva con una calidad precio de estas características es casi una quimera. Aquí nos vamos a un Rioja clásico de buena estructura y notable cuerpo, aunque eso no significa que su dosis frutal de tempranillo y graciano quede en segundo plano. Un vino sin mácula para cualquier momento y que siempre merece tener a mano.

Lopez de Haro Gran Reserva 2011. DOCa Rioja.

  • Beronia 198 Barricas 2011. DOCa Rioja. Acudir a Beronia es una garantía de éxito, pero hoy nos adentramos en su portfolio para descubrir un tesoro no tan conocido. Llegamos a este jugoso y balsámico, con toques especiados y de chocolate, que lleva una gran proporción de tempranillo y una pizca de graciano. Un vino elegante, largo, perfecto para regalar y homenajear con una gran longevidad y que pide en la mesa buenas carnes o compartir una parrillada en familia.

Beronia 198 Barricas 2011. DOCa Rioja.

Para padres de tintos de Ribera del Duero

La otra gran tinta del país y otra forma de entender la uva tempranillo que, en esta ocasión, pone las orillas del Duero como paisaje para reivindicar esa jugosidad, pero también una forma de entender el vino distinta y complementaria que gana adeptos en cualquier rincón del mundo.

  • Abadía de San Quirce 6 meses en barrica. DO Ribera del Duero. Amable, carnoso, bien perfilado por un roble justo y con un enorme sabor a la fruta madura, que se expresa aquí con la frescura proveniente de una tempranillo de Gumiel de Izán, en Ribera burgalesa. Un vino de espléndida relación calidad-precio que encanta a paladares habituados al tinto, pero también a noveles.

Abadía de San Quirce 6 Meses en barrica. DO Ribera del Duero

  • Malabrigo Cepa 21. DO Ribera del Duero. Cepa 21 es una de las ramificaciones que Bodegas Emilio Moro extiende dentro de Ribera y con este Malabrigo nos vamos a la gama prémium de Cepa 21, que irradia modernidad pero sin perder nunca de vista el oremus del terruño. Así se entiende este vino, largo, intenso, bien mecido por la barrica, pero sobre todo con la jugosidad y tersura de la tempranillo. Ideal para sorprender.
  • Corimbo 2015. DO Ribera del Duero. Fresa, ciruela, fruta roja y una carnosidad llevada hasta el límite es lo que Corimbo, punta de lanza de Bodegas Roda tiene en Ribera bajo el nombre Bodegas Roda. 14 meses en madera alargan el vino, que derrocha versatilidad y frescor, adaptándose con armonía a carnes, pescados, guiso y aperitivos. Un vino de acierto seguro y cuya añada 2016 ya está a la venta.

Corimbo 2015. DO Ribera del Duero

  • Pícaro del Águila 2018. DO Ribera del Duero. Nos encontramos ante uno de esos iconos de la nueva Ribera: fresco, mineral, frutal y de un aroma embriagador que consigue concentrar el perfume de la tempranillo, con una pizca de otras variedades, en un vino elaborado de forma ecológica (incluso en su vinificación) y que ha encandilado a la crítica especializada. Uno de esos vinos que es mejor que no te cuenten -aparte de nosotros- y que descubras por ti mismo.

Pícaro del Águila 2018. DO Ribera del Duero.

  • Dominio de Atauta 2017. DO Ribera del Duero. Apenas 20 años lleva esta bodega en el mercado, poniendo en valor la vertiente soriana de la Ribera y lo hace con vinos francos, procedentes de cepas de tempranillo de muchísima antigüedad (algunas superan el siglo y medio) y bajo rendimiento que ofrecen tragos densos, complejos y minerales que tienen en este vino uno de sus máximos exponentes. Ideal para los que quieran redescubrir Ribera

Dominio de Atauta 2017. DO Ribera del Duero

Para padres de otros tintos

Salir de la tempranillo en Rioja y Ribera es difícil porque nos encanta, pero si en blancos somos un país potente, en tintos la cosa se multiplica: garnachas, cariñena, monastrell, brancellao, mencía, tintilla de Rota, amén de otras zonas que apuestan por la tempranillo y, por supuesto, las variedades 'adoptadas' como cabernet, merlot, syrah o pinot noir demuestran nuestro recorrido. Eso por no hablar de las más de 90 denominaciones de origen que presentamos, así que es imposible reivindicarlas todas.

  • Habla N22. IGP Extremadura. El sol de Cáceres carga de azúcares la uva tempranillo que Bodegas Habla recoge con premura para obtener toda la jugosidad y frescura en este grano que es también mentolado y especiado. Un vinazo para poner en valor la nueva viticultura extremeña y que además se sale de lo habitual en la presentación.

Habla N22. IGP Extremadura

  • Dehesa de Luna Graciano 2016. Vinos de España. Sí, hay graciano más allá de Rioja y sí, se puede hacer un monovarietal con ella para reivindicar un vino nacido en Albacete (en La Roda, concretamente) que aún frescura, mineralidad y ese carácter balsámico en un trago sorprendente y que te animará a descubrir el resto de vinos de esta familia manchega.

Dehesa de Luna Graciano 2016. Vinos de España

  • Le Naturel 2019. DO Navarra. Alma de garnacha en este vino natural plenamente español que es un frenesí de frutalidad y jugosidad, propiciada por la poca intervención en viña y bodega -hablamos de un vino natural, como su nombre indica-, pero cuya ligereza no le exime de complejidad, largura y longevidad. Uno de esos vinos que hacen camino al andar.

Le Naturel 2019. DO Navarra

  • Iceni 2019. VT Cádiz. Un vino que explica su jovialidad en el trago. Coupage mixto de tintilla de Rota, que aporta frescura, mientras que la syrah aporta jugosidad y carnosidad. El pequeño de Bodegas Tesalia (sus hermanos mayores son Arx y el propio Tesalia) llega para demostrar el juego que la tintilla de Rota tiene por dar y para seguir dando cancha a los tintos gaditanos.

Iceni 2019. VT Cádiz

  • Mas de Leda 2017. IGP Castilla y León. La universalidad de la tempranillo se reivindica desde Mas de Leda con este vino que reúne uvas de esta variedad pero de distinta y castellana procedencia. Toro, Cigales y Tudela de Duero convergen así en un vino fresco, con carácter y de enorme redondez que nos sirve para apreciar los matices de esta uva tan nuestra.

Para padres amantes de los vinos de Jerez, de Sanlúcar de Barrameda y de Chiclana

Nos vamos al Marco para encontrar a los sherrylovers que tan de moda están en los únicos vinos que podríamos decir genuinamente españoles. Sabemos que el despliegue es infinito y que entre Jerez, Chiclana y Sanlúcar es imposible poner a todo el mundo de acuerdo. Aún así y para que no haya un padre sin su vinito de Jerez, os traemos cinco referencias que tocan cinco de los 'palos' más habituales de la zona.

  • Fino Tradición Saca Junio 2020. DO Jerez-Xérès-Sherry. Doce años cubierto por el velo de flor hacen de este fino una joya de inusitada rareza. Estamos ante un fino viejo, largo, fresco pero no ligero, que representa la largura en el paladar que deja la salinidad y sequedad de este tipo de crianzas tan añejas. Un 'finazo' para salir de la zona de confort y demostrar toda la persistencia y experiencia que descubre Bodegas Tradición.

Fino Tradición Saca Junio 2020. DO Jerez-Xérès-Sherry

  • Manzanilla Callejuela en Rama. DO Manzanilla-Sanlúcar de Barrameda. De la bota a la copa, así se entiende esta manzanilla (en rama significa sin filtrar) que representa la salinidad extrema de los vinos sanluqueños, sin renunciar a ápices de mineralidad y a dejes de frescura de aromáticas como la menta y la hierbabuena. Un vino que invita a viajar en cada descorche.

Manzanilla Callejuela en Rama. DO Manzanilla-Sanlúcar de Barrameda.

  • Amontillado Fossi. DO Jerez-Xérès-Sherry. Un amontillado diferente que no renuncia nunca a su frescura, pero sobre el que se nota el largo reposo en las soleras de Primitivo Collantes, que ofrece un vino sincero y donde la extinta crianza biológica ha dejado un poso fresco, atenuado por la oxidativa, que lo hacen imprescindible para iniciarse en el mundo de los generosos, pero también para salir de amontillados excesivamente añejos. Un diez a un precio irrisorio para lo que ofrece.

Amontillado Fossi. DO Jerez-Xérès-Sherry.

  • Palo Cortado Leonor. DO Jerez-Xérès-Sherry. Entender Jerez sin conocer González-Byass es como intentar entender a Cervantes sin leer El Quijote. Sirva el símil para presentar a un viejo conocido de la casa, recurrente pero no por ello menos extraordinario. Frutos secos, enorme madurez y un reposo en soleras durante 12 años le hace bailar entre esas dos aguas de la biológica y la oxidativa. Un lujo con la uva palomino como protagonista que se mima ya en la prensa, aprovechándose solo el mosto yema, el más puro de todos.

Palo Cortado Leonor. DO Jerez-Xérès-Sherry

  • Williams & Humbert, Colección Añadas Oloroso en Rama 2009.DO Jerez-Xérès-Sherry. Complejo, rotundo, especiado y con una increíble persistencia para demandar algo de temperatura en la copa y que todos sus aromas se esparzan. Un tesoro jerezano con una crianza estática de ocho años que multiplica ese perfume condensado en la versatilidad y capacidad de adaptación de la palomino fino.

Williams & Humbert, Colección Añadas Oloroso en Rama 2009.DO Jerez-Xérès-Sherry.

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Para padres amantes de las burbujas y para cerrar la fiesta

Un Día del Padres sin brindis es como un cumpleaños sin tarta, y más aún en este ingrato año donde reunirse no está del todo bien visto, así que, el que pueda, que lo celebre ahora más que nunca. Cava y champán (o champagne si nos ponemos puristas) forman nuestro quinteto de burbujas que bien pueden funcionar de inicio, pero también como colofón.

  • AA Mirgin Gran Reserva 2016. DO Cava. Pansa blanca, macabeo y parellada deslumbran con la luminosidad de este cava volcado sobre el Mediterráneo. Ligero, fresco, de marcadas notas frutales, pero que se integran con las notas de pastelería en una copa armónica, de burbuja elegante y marcada finura que se derivan del buen trabajo de Alta Alella en este cava asequible y ecológico.
  • Agusti Torello Mata Gran Reserva Barrica 2015. DO Cava. Casi sesenta años tienen las cepas de macabeo que la marca atesora en el Penedés (en pleno Garraf) para elaborar un cava que vale como aperitivo, como acompañamiento de la comida o como colofón en brindis. Larga crianza, sedosa burbuja y mucha, mucha fruta le convierten en otro de esos tesoros asequibles para regalar, pero también para consumo cotidiano.

Agusti Torello Mata Gran Reserva Barrica 2015. DO Cava

  • Mestres Clos Damiana Gran Reserva Vintage 2004. DO Cava. Un cava sin complejos de una de las bodegas (Mestres) más representativas y que mejores trabajos llevan a cabo en el espumoso catalán. Largo, complejo, bien integrado y de enorme gustosidad que pasa nada menos que 140 meses criándose sobre rimas. Un lujo en el epicentro de Sant Sadurní d'Anoia que poco -o nada- tendría que envidiar a espumosos con acento francés.

Mestres Clos Damiana Gran Reserva Vintage 2004. DO Cava

  • Larmandier-Bernier, Latitude. AOC Champagne. Nos vamos a Francia porque si hablamos de espumoso son referencia, aunque no todo lo que importemos sea de una calidad que valga su precio. Hoy rompemos lanzas por pequeños productores y vignerons, alejándonos de las grandes casas. En este caso vamos a un puro ejemplo de esa nueva ola: levaduras nativas, fermentación y crianza en barrica, fudres y madera y poquísima aportación de licor de expedición (el famoso dosage). Es decir, toda la expresividad de la chardonnay en un blanc de blancs único, sincero y de delicadísimo perfume que bien merece ser regalado.

Larmandier-Bernier, Latitude. AOC Champagne.

  • Agrapart & Fils, Terroirs. AOC Champagne. Un cava de una maison centenaria que ha convertido su chardonnay en un objeto de culto, procedente solo de viñedos Grand Cru (la máxima categoría en Champagne) y que ofrece un trago largo, rico, mineral y de extrema jugosidad y gran equilibrio en boca y nariz por un precio que, para los estándares de champagne, es un regalo.

Agrapart & Fils, Terroirs. AOC Champagne

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