Cómo guardar el vino en casa ahora que el calor se acerca: todas las claves para no echarlo a perder

No importa que sean blancos, tintos, rosados o espumosos; e incluso no importa, o no del todo, los años que tengan: el calor y la luz son malos amigos de tus vinos. Igual que el aceite de oliva, del que te hablamos unos días, el vino es un producto extremadamente sensible a cambios de temperatura, a ruidos, a vibraciones, a olores e incluso al tipo de posición.

Ten en cuenta que, la mayoría, cuando duermen en sus bodegas, lo hacen en temperaturas controladas y uniformes, bajo humedades relativas cómodas y protegido de luces directas potentes. Vamos, casi siempre lo contrario que tendremos en casa salvo que seas todo un gourmet del vino y tengas alguna cava por casa como éstas que te sugerimos.

Por eso, nos hemos puesto manos a la obra y hemos preguntado a un experto qué debemos hacer para que nuestro vino en casa aguante bien y lo bebamos como si estuviéramos en un buen restaurante. Dudas de si es mejor guardarlo vertical u horizontal, si podemos utilizar nuestros trasteros o qué lugares evitar, respondidas por Jaime Bermúdez, director técnico de Vinoselección, un club de vinos con más de 160.000 clientes en siete países distintos.

Las condiciones ideales

"Como norma general, horizontal, para que el vino esté en contacto con el corcho y este permanezca siempre elástico y no se seque, que tenga una perfecta estanqueidad", asegura Bermúdez, aunque no sólo necesitamos que el vino esté en horizontal.

"Tenemos que buscar las condiciones ideales de mantenimiento: temperatura ideal constante de 14º-15ºC, oscuridad, humedad del 75-80% y ausencia de olores y vibraciones", explica. Lo que es hace que un garaje subterráneo que no tenga olores o un trastero bajo tierra pueden ser un buen lugar si se dan esas condiciones.

Si dispones de un poco de espacio, recurrir a una nevera para vinos o vinoteca es una buena forma de asegurar la longevidad del vino. Las hay de muchos tamaños y de un gran rango de precios, por lo que siempre habrá indicada una para tu salón o para tu despensa.

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Las zonas a evitar

"Hay que evitar las zonas de calor, como cocinas o espacios junto a radiadores, porque el calor no estropea el vino, pero acorta su vida útil y el mismo vino nos va a durar menos", recuerda.

Algo que podemos entender mejor con un ejemplo: "un Reserva de Rioja nos podría durar 5 o 6 años en condiciones óptimas, sometido a más de 20ºC acortaría su vida a 1 o 2 años", explica. Razones por las que la luz intensa, ya sea natural o artificial, los olores (imaginemos una cocina con sus sofritos, guisos o frituras) o los cambios de temperatura (abrir el horno para sacar un lechazo asado y dejar que los 180º se esparzan por la cocina) no son buenos amigos.

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Entonces, ¿qué hacemos con la nevera?

Meter en el frigo, aún bajando la temperatura del vino varios grados, será mejor para su conservación que tenerlo a 23º en cualquier otra parte de la casa. Sin embargo, no es la mejor solución y Jaime Bermúdez recomienda utilizarlo para enfriar botellas, aunque dependerá de si hablamos de tintos o blancos, e incluso variando entre estaciones.

"Los vinos blancos se pueden mantener perfectamente en la nevera hasta 10 días antes de consumir, porque en la nevera suele estar entre 2-4 grados y cuando los sacamos en 10 o 15 minutos ya están para tomarlos", comenta. Distinta es la diatriba que tenemos con los tintos, aunque recuerda que la nevera es una opción más valida si no tenemos las mejores condiciones fuera de ella.

"Puedes meterlos y sacarlos de la nevera unos 15 o 20 minutos antes. Hay momentos, como en verano, en los que es casi conveniente", asegura.

¿Qué hacemos con el champán, el cava y otros espumosos?

Los vinos denominados de aguja, que son el champagne, el cava y los proseccos -amén de otras excepciones-, son vinos que suelen servirse siempre fríos, por lo que un rato de nevera previa les vendrá bien pero no es su hábitat natural. Además, que tengan esa burbuja permite que puedan ser guardados de manera vertical, aunque, salvo a paladares muy expertos y en medio plazo, no es perceptible la diferencia de almacenamiento entre vertical u horizontal.

Además, uno de los errores más frecuentes que cometemos al guardar espumosos es creer que tienen la misma vida útil o capacidad de guarda que un vino tranquilo (aquel que no tiene burbujas). Por eso, Jaime Bermúdez recomienda fijarnos en una cosa: "la añada", algo que encontraremos en no muchos espumosos pero que nos servirá de guía para saber que podemos guardarlo.

"Un champán millésime se puede guardar muchísimo tiempo, hasta 20, 30 o 40 años. En el caso de algunos espumosos, una pista para saber cuáles se pueden guardar es mirar si tienen añada. Los que tienen añada, como millésime, algunos cavas o vinos secos italianos, se pueden conservar más tiempo en óptimas condiciones".

¿Debemos guardar todos los vinos?

Cada vino, sea joven, crianza, reserva o gran reserva, es un tesoro pero no todos envejecen por igual ni, evidentemente, todos mejoran con el tiempo. Por eso, guardar un tempranillo joven de 2018 para consumirlo en 2027 quizá no sea la mejor opción. Eso no quiere decir que los vinos añejos, como los gran reserva, no sean magníficos consumidos en el momento que los compremos pero sí perderemos la ocasión de dejarle crecer en la botella.

Jaime Bermúdez nos saca de dudas para que tengamos más claro si debemos guardar todos los vinos. "Cuando en la etiqueta se hace mención a si es Gran Reserva, Reserva o Crianza nos está dando una pista, ya que es un vino que ha estado en contacto con madera y ese proceso de crianza alarga su vida, son vinos potencialmente aptos para envejecer", explica.

"Por otro lado, el vino joven tiene una vocación más de consumo inmediato, su vida útil es de uno o dos años. Luego van perdiendo", matiza. Pero siempre habrá casos o puntualidades de un vino joven que dentro de seis años siga teniendo un buen sabor pero todos nuestros consejos de hoy se enfocan a una norma general.

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Y, ¿una vez abierto?

El oxígeno es el peor enemigo del vino porque lo oxida y hace que se pique. En ese caso, si no disponemos de una cava o una vinoteca, lo más asequible es volver a poner el corcho y meterlo en la nevera para consumirlo en el menor tiempo posible de tiempo.

Sin embargo, Jaime Bermúdez recomienda un par de herramientas que no deben faltar en casa para disfrutar del vino. "El más recomendado es el Coravin, que permite probar vinos sin abrirlos y así se pueden disfrutar durante años en perfectas condiciones. Es ideal para vinos de colección".

"Más asequibles (incluso por 8-10 €) tenemos las típicas bombas de vacío, que sacan el oxígeno de la botella y la cierran herméticamente permitiéndonos guardarla en la nevera y disfrutarla días después", recuerda. Una opción ideal para aprovechar cada gota.

Distinto es el problema que nos acecha con el espumoso, desterrando mitos que hemos visto por casa. "La cucharilla en vinos espumosos no vale absolutamente para nada, el vino se queda sin carbónico a los dos días, no conserva para nada", asegura. "Para espumosos hay un tapón concreto que mantiene la estanqueidad, conservando el carbónico", añade, que será la mejor forma de tenerlo en casa después de abierto.

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La importancia de llevar la cuenta

La documentación y biblioteconomía son dos factores que pueden hacer que disfrutemos, con apenas esfuerzo, de todos los productos que tenemos en casa. O, dicho más llanamente, llevar la cuenta de lo que compramos y consumimos de forma detallada para saber qué tenemos en alacenas, despensas, bodegas o congeladores.

El vino, evidentemente, no es ajeno a que llevemos una cuenta al día de lo que compramos y lo que bebemos. Para ello, Jaime Bermúdez recomienda usar una libreta o algunas aplicaciones y prestar atención a según qué conceptos.

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"A partir de las 30 o 40 botellas es normal que empecemos a no acordarnos de los vinos que tenemos y sus añadas, que puede ser una buena pista para saber cuándo debemos consumirlo. Lo ideal es empezar por aquellos que se encuentran en su mejor momento y guardar aquellos que aún están en la fase de evolución", recomienda.

"Hoy en día existen apps que ayudan a organizar una bodega, muy útiles para que no nos olvidemos de grandes vinos y podamos disfrutarlos en su mejor momento, porque no siempre mirar la añada es definitivo, aunque sí es una pista", explica. Casos como la app de Vivino, son muy útiles para apuntar con exactitud lo que tenemos en casa y que a nuestros vinos no se les pase la vez.

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Imágenes | iStock/Pexels
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