Ni el chauvinismo consigue que Francia beba más vino que antes. Sumergida en los peores índices de consumo de vino de su historia y ante una perspectiva de que la venta del vino signifique perder dinero, Francia lo tiene claro.
O, al menos, su gobierno, que va a invertir 200 millones de euros, como asegura el ministro de Agricultura francés, para iniciar una reconversión agrícola que, entre otros sentidos, apunta a arrancar viñedos.
La noticia, de la que se hacen eco medios franceses como Le Figaro e internacionales como The Washington Post, apunta a subvencionar a los viticultores que estén por la labor de arrancar cepas en una región tan reputada como Burdeos.
No es la primera partida presupuestaria que se destina a esto —incluyendo fondos franceses y europeos— en 2023, pero sí es la primera que apunta, además, a reconvertir parte del viñedo para evitar el hundimiento de un sector capital para la economía francesa.
Un parche para no vender mal vino
A principios de 2023 ya se destinaron 160 millones de euros para convertir excedentes de vino en alcohol destilado, pero en este caso para uso industrial. Con las bodegas llenas y con el riesgo de disminuir el precio del vino, la opción del gobierno francés pasa por la vía sencilla: reducir la oferta.
Hasta tres millones de hectolitros se convertirán en alcohol industrial. La cifra no es baladí, pues Francia produjo en 2022 una cifra récord de 42,2 millones de hectolitros, tras una muy buena campaña en el viñedo galo. Más aún, la cifra es todavía más relevante si hablamos de la zona de Burdeos, que en conjunto produce algo más de 4,5 millones de hectolitros de vino, siendo la mayor parte de ellos pertenecientes a vinos de entrada que distan mucho de los estándares de calidad de los grands crus y los premieres crus de la zona.
Son estos vinos 'baratos' —por contraposición a lo que sucede con los grands crus— los que no se venden y es a estos a donde se dirigen los esfuerzos del gobierno de Emmanuel Macron para ofrecer vinos más cualitativos y sacar del mercado los vinos baratos.
De esta manera, se han generado excedentes de un vino que no se está vendiendo y para lo que han decidido meter la tijera de la forma más sencilla al eliminar parte de ese vino que no se vende. Digamos, además, ese 'no se vende' con ciertas comillas. Francia mantiene un consumo per capita de 44 litros de vino, sólo por detrás de Portugal (cuya cifra asciende a los 67 litros por persona y año).
Un futuro de Burdeos en el aceite de oliva
No obstante, también hay quejas dentro del sector vitivinícola francés en los que se considera que la destilación de los excedentes es un ejemplo de pan para hoy y hambre para mañana. El consumo de vino tinto ha bajado en Francia en un 15%, siendo además el primer vino por volumen de producción. Razón por la que determinadas cooperativas y agricultores consideran que pagar actualmente por la destilación para seguir produciendo un vino que tampoco tendrá salida en las cosechas siguientes es poner un mal parche, como también se apunta desde The Conversation.
Por eso, creen que el futuro pasa necesariamente por arrancar esos viñedos que están generando vinos que no se venden y que, además, arrastran la marca Burdeos. En este sentido, la dotación implicaría cercenar unas 15.000 hectáreas de viñedo, valorando cada hectárea en aproximadamente 10.000 euros.
Una cifra, curiosamente similar a la media del viñedo español (de media, en unos 15.000 euros por hectárea), pero pírrica en proporción a lo que valen de media los viñedos de Burdeos —alrededor de 105.000 euros por hectárea—, pero que supone el precio lógico por lo que se conoce como Bordeaux AOP —la denominación de origen de Burdeos que no implica a los mejores vinos de la zona—, pues los viñedos bajo esta protección rondan esos 15.000 euros por hectárea.
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Lo más curioso de la jugada, citando medios como el británico The Guardian, es que parte de este dinero destinado a arrancar viñedo en Burdeos va aparejado a buscar otra salida al terreno agrícola, incluyendo empezar a plantar olivos en la zona, comprendiendo que el aceite de oliva puede ser, a futuro, mucho más rentable que hacer vinos de batalla, tal y como también indican desde The Times.
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