Hoy ha hecho un día maravilloso en mi ciudad; el sol ha lucido a todas horas, la brisa mecía las hojas de los árboles, los árboles trinaban... hasta el pasar de los coches bajo mi ventana resultaba grácil y alegre. En definitiva, uno de esos días que te apetece coger la bicicleta e ir a dar una vuelta por el campo.
En esto de los paseos, hay mucha gente a la que le gusta disfrutar de una copita de vino en las paradas. Recuerdo que mi padre, en sus excursiones (a pie), cargaba con una botella de vino montaña arriba para bebérsela admirando el paisaje desde la cumbre, el sobrepeso y el esfuerzo extra le merecían la pena.
No obstante, para los que pasean a dos ruedas y no les gusta llevar peso en la espalda, pero no están dispuestos a renunciar al placer del vino, siempre pueden hacerse con este porta vinos para la bicicleta diseñado por Jesse Herbert, que lucirá (y sabrá) mucho mejor que el clásico botellín de plástico relleno de agua, aunque habrá que beber con moderación para no hacer eses a la vuelta.
Vía | No quedan blogs Más información | Jesse Herbert En Directo al Paladar | Enoturismo en España: ideas para un fin de semana
