Cuando escuchamos por primera vez “intolerancia a la lactosa”, a mi mujer se le cayó el mundo a los pies. Solo pensaba que a partir de ahora todo serían restricciones, limitaciones y lagrimillas perdidas ante una pastelería, porque todo hay que decirlo ella es muy golosa (y casi todas las chuches llevan lactosa). Todo iban a ser cambios.
Sin embargo, yo soy muy positivo y me acordé de una frase que me gusta mucho que dice que “ser inteligente es adaptarse a las nuevas circunstancias”.
Después de unos meses podemos decir que nos hemos adaptado a las nuevas circunstancias y ha sido un cambio a mejor. Solo es cuestión de modificar hábitos alimenticios y apostar por una comida más sana. Y sobre todo, pensar un poco más en lo que comemos.
Por ejemplo, si vamos a estar fuera de casa a media mañana en otras ocasiones compraba cualquier cosa. Ahora lleva siempre su fruta.
Al principio también nos preocupaba el salir fuera de casa a comer o a tomar un helado. Pero con el paso de los meses, hemos descubierto que podemos seguir haciéndolo exactamente igual pero simplemente con cuidado.
Por otro lado, en el mercado existen infinidad de alimentos sin lactosa, como quesos, yogures y leches. Además también existen alternativas vegetales como la soja, el arroz, la avena o el coco, de las que os hablaremos más adelante.
Como veis, ser intolerante a la lactosa no es ninguna enfermedad ni supone un problema ni hay alimentos que nunca volverás a comer. Únicamente, hay que estudiar nuevas formas de elaboración y sustituir ingredientes.
Y si estáis preocupados por esas pequeñas tentaciones, en forma de caprichos que antes os dabais; Tranquilos, que aquí os vamos a dar recetas e ideas, que os van a encantar.
Foto | marfis75
Daniel Martínez es un gastrónomo empedernido. Desde hace un año a su mujer le detectaron intolerancia a la lactosa, desde entonces busca soluciones sencillas y ricas a la comida diaria. Actualmente es coordinador y editor de Directo al Paladar.