Hoy se estrenaba en Cuatro un nuevo concurso de cocina: Mi madre cocina mejor que la tuya --en realidad ya se emitió un programa especial antes de este primer capítulo-- y no ha hecho más que constatar que los concursos de cocina van de mal en peor, porque este consigue aunar y potenciar todo lo que no me gustaba de los famosos Master Chef y Top Chef.
Se salva un poco que no se trata de un programa pensado para el prime time, sino para la sobremesa (se emite a diario a las 18.45), lo que excusa una realización más bien mediocre, pero es la esencia misma del programa lo que enerva, porque de nuevo vuelve a tratar de engancharnos con cosas que no son propias de la cocina, como las prisas y los jueces amargados.
De qué va Mi madre cocina mejor que la tuya
Yo pensaba que Mi madre cocina mejor que la tuya se iba a parecer a Todos contra el chef, en el que aficionados a la cocina retaban a Darío Barrio a preparar una receta, solo que en esta ocasión serían dos madres las que se enfrentaran preparando una receta. Pero nada más alejado de la realidad.
Mi madre cocina mejor que la tuya es más bien una especie de Gran Prix culinario con toques de reality y talent show, pero sin pies ni cabeza. Para empezar, no cocinan las madres, sino los hijos a sus órdenes, lo que depara un sinfín de escenas en las que las madres se desesperan por la ineptitud de sus hijos o por el simple hecho de que no es lo mismo cocinar uno mismo que decirle a otro cómo cocinar.
Luego está el asunto del tiempo. ¡Qué manía con el tiempo! Vale que es televisión y no se pueden hacer recetas eternas, pero es que el programa comienza con los concursantes teniendo que coger los ingredientes para hacer la receta en 60 segundos, ¡pero si a mi ya se me olvidan yendo a la compra con calma!
Por si eso no fuera poco, les dan un tiempo bastante justo en función de la receta. En el primer programa, un especial que enfrentaba a dos presentadores de la cadena --Luján Argüelles (Quién quiere casarse con mi hijo) y Juanra Bonet (Lo sabe No lo sabe)-- y a sus madres, la madre de Juanra, Casti, prepara un rossejat de Sepia, y les dan únicamente 35 minutos, que ya sería un tiempo justo para hacerlo uno mismo, así que imaginad si lo tiene que hacer alguien que no sabe cocinar siguiendo tus órdenes. Un absurdo.
Para ponerle el broche al programa, tenemos a los otros dos concursantes sentados en un habitación contigua viendo lo que hacen sus contrincantes y riéndose de las metidas de pata que hagan y, cómo no, a una juez que se encargará de poner de vuelta y media lo que preparen ambos concursantes para al final elegir un no perdedor, porque no se le puede llamar ganador, que se llevará mil euros y el dudoso placer de volver en el siguiente programa para enfrentarse a otra pareja formada por madre e hijo.
La juez, para variar, se comporta como si hubiera tenido una infancia terrible en la que su madre nunca le hubiera dejado comer ni unas natillas y ahora disfrutara criticando sin compasión cualquier atisbo de defecto que encontrara en la comida. En fin, el enésimo intento de aplicar la fórmula del juez al estilo Risto Mejide, pero sin ni siquiera resultar gracioso, sino simplemente ofensivo.
Os invito a que veáis este primer capítulo de Mi madre cocina mejor que la tuya, o que lo sintonicéis alguna tarde ociosa, al menos para comprobar que los concursos de cocina van de mal en peor, que parece que lo único que se busca es el morbo y la emoción mal entendida, porque os aseguro que poco o nada vais a aprender de cocina, ni tampoco pasar un rato entretenido, a menos que se animen a sacar una vaquilla que persiga a los cocineros mientras preparan una paella en 15 minutos.
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