Marzo es el mes en el que la jardinería se sacude el letargo del invierno y se prepara para su momento de mayor esplendor. Con la primavera a la vuelta de la esquina, la naturaleza empieza a dar señales de vida y, con ella, el huerto entra en su fase más activa.
Para quienes disfrutan cultivando sus propios alimentos, este mes marca el inicio de una temporada llena de posibilidades. La clave está en saber qué plantar en marzo y cómo aprovechar al máximo las condiciones del clima.
Para quienes lo tengan encasillado, marzo no solo es el mes de los días más largos y las temperaturas más amables, sino también el momento ideal para empezar a sembrar una gran variedad de hortalizas y flores. Desde los primeros brotes de lechuga hasta las raíces que darán cosecha en verano, este es el momento de preparar el terreno y darle a cada planta el mejor comienzo posible.
Ciertamente, aunque la impaciencia es un rasgo común en los jardineros novatos, lo cierto es que la naturaleza tiene sus tiempos, y adelantarse demasiado puede ser tan perjudicial como esperar demasiado. Hay que saber medir el pulso de la naturaleza.
Las verduras de ciclo corto, como los rábanos, las espinacas o las acelgas, son una excelente opción para quienes buscan resultados rápidos. Estas hortalizas germinan en pocos días y permiten cosechas tempranas, ideales para ir ganando confianza en el huerto.
Junto a ellas, los guisantes y habas también pueden empezar su ciclo en marzo, siempre que las temperaturas sean moderadas y el suelo esté bien drenado. Estas verduras son excelentes en el plato.
Por otro lado, este mes es perfecto para iniciar los semilleros de cultivos más exigentes y desde cero, como los tomates, los pimientos y las berenjenas. Estas plantas requieren temperaturas más cálidas para desarrollarse correctamente, por lo que sembrarlas en interior o en un invernadero ayudará a garantizar su éxito. Una vez que las temperaturas nocturnas sean más estables, podrán trasladarse al exterior sin riesgo de daños por frío.
Un universo de flores
En cuanto a las flores, marzo es el momento perfecto para plantar caléndulas, pensamientos y amapolas, que llenarán el jardín de color en los meses venideros. Además, algunas variedades, como la lavanda o el romero pueden empezar a plantarse ahora para asegurar un crecimiento fuerte durante el verano. Estas plantas no solo aportan belleza al jardín, sino que también ayudan a atraer polinizadores beneficiosos para el huerto.
El cuidado del suelo es otro aspecto clave en esta época del año. Tras el invierno, la tierra puede necesitar una renovación en cuanto a nutrientes y textura. Añadir compost o humus de lombriz, por ejemplo, ayudará a mejorar la fertilidad del suelo y proporcionará a las nuevas plantas el alimento que necesitan para crecer sanas y fuertes.
Aparte, marzo es un buen momento para revisar el sistema de riego y planificar la distribución de los cultivos para optimizar el espacio disponible. No hay que engañarse, pues parte de las tareas del huerto pasan por la organización y diseño previos.

Más allá de lo práctico, la jardinería en marzo es un ejercicio de paciencia y satisfacción. Observar cómo las semillas germinan, cómo las primeras hojas asoman y cómo el huerto cobra vida es una experiencia gratificante que conecta con el ciclo natural de las estaciones.
Hay que remarcar que aunque la recompensa de la cosecha aún esté lejos, cada pequeño avance es un recordatorio de que la naturaleza sigue su curso, sin presiones externas ni artificiales, y de que, con los cuidados adecuados, el esfuerzo siempre da frutos.
Foto | Wendy Wei y Helena Lopes
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