El otoño requiere una regeneración de este espacio y una apuesta por las hortalizas resistentes al frío
Con la llegada de octubre, el huerto experimenta una importante transición. Es momento de decir adiós a los cultivos de verano, que han dado su fruto durante los meses cálidos.
Para ello, es fundamental retirar las plantas que ya han completado su ciclo, como los tomates, pimientos o calabacines, ya que no soportarán bien el frío que comienza a acercarse.
Este proceso no solo libera espacio, sino que también previene posibles enfermedades y plagas que podrían haberse asentado en estas plantas y propagarse a los nuevos cultivos.
Retirar restos de raíces y nutrir
Una vez despejado el terreno, el siguiente paso crucial es limpiar y preparar el suelo para las nuevas siembras. Debemos eliminar malas hierbas y restos de raíces, asegurándonos de remover bien la tierra para airearla.
La renovación de nutrientes es clave para que el huerto esté en óptimas condiciones. Aquí es donde entra en juego el compost o el humus de lombriz, que aportarán materia orgánica rica en nutrientes esenciales.
Este tipo de abonos mejora la estructura del suelo, aumentando su capacidad para retener agua y favoreciendo el desarrollo de microorganismos beneficiosos.
Espinaca
Entre los cultivos que mejor se adaptan al clima otoñal, la espinaca es una opción ideal. Esta planta de hojas verdes no solo es resistente al frío, sino que también tiene un crecimiento rápido.
Esto permite obtener varias cosechas a lo largo de la temporada. Además, la espinaca se adapta bien a suelos enriquecidos con compost, aprovechando al máximo los nutrientes añadidos.
Zanahoria
Otro cultivo esencial para el huerto de octubre es la zanahoria. Este tubérculo se desarrolla bien en climas frescos y, aunque su crecimiento puede ser algo más lento, ofrece una cosecha deliciosa y nutritiva.
Es importante que el suelo esté bien suelto para que las raíces puedan crecer sin obstáculos.
Judías verdes y guisantes
Junto a las zanahorias, también se pueden plantar judías verdes y guisantes, que aunque se asocian con la primavera, en muchas regiones templadas pueden plantarse en otoño, ya que son capaces de soportar las temperaturas frescas del inicio del invierno.
Rúcula
Finalmente, la rúcula es otro cultivo que no puede faltar en el huerto otoñal. Esta planta de hojas verdes tiene un crecimiento muy rápido y se puede cosechar en pocas semanas. Además, la rúcula es resistente y se adapta fácilmente a diferentes tipos de suelos, especialmente cuando estos han sido bien nutridos con compost.
Su sabor ligeramente picante aporta un toque especial a ensaladas y platos frescos, siendo una opción perfecta para aprovechar la generosidad de un huerto bien preparado en otoño.
Contra lo que pueda parecer, octubre es un mes clave para transformar el huerto y darle una nueva vida tras los calurosos y prolíficos meses de verano.
La limpieza del terreno, la incorporación de nutrientes orgánicos y la siembra de cultivos resistentes al frío que está por venir, como espinacas, zanahorias, judías verdes, guisantes y rúcula, aseguran una cosecha saludable y abundante en la temporada otoñal.
Foto | Huy Phan
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