Para muchos no será desconocido el término del lúpulo, una planta que es la base de excelentes y maravillosas cervezas, y que crece de forma silvestre en los campos.
Esta planta, cuyo tesoro gastronómico es la flor, tiene también en sus brotes tiernos una gran propuesta de potencial gastronómico que es muy apreciada en Bélgica y en Alemania bajo la denominación de "trufa del norte".
El lúpulo silvestre se suele menospreciar al ser mayoritariamente desconocido y, aún peor, suele ser pisoteado por quienes ni siquiera lo identifican, ya que se confunde con la mala hierba.
Sin embargo, esta hierba que crece espontáneamente en la naturaleza es una delicia de sabor ligeramente amargo y con notas que recuerdan a la nuez. Éste se degusta frito en mantequilla.
Para sorpresa de muchos, aunque este ingrediente se encuentra en los campos, es un alimento de lujo y solo se encuentra en las mesas más nobles dado su elevadísimo precio el kilo.
Precio de lujo
Este cuesta 1.000 euros cada 1.000 gramos de esta hierba y lo difícil es encontrarlo: aunque suene paradójico, sus brotes se esconden y quedan camuflados entre tonalidades verdes y blancas.
Cada brote pesa aproximadamente un gramo y solamente sus 3 centímetros superiores son comestibles, ya que el resto de la planta es demasiado leñoso y se desecha.
Además, fuera de la naturaleza silvestre existen muy pocos productores dedicados a cultivarlo, centrados en la regiones de Alsacia, Baviera y Bélgica.
Ahora bien, el lúpulo silvestre también puede aparecer en algunas zonas de España, en concreto la parte noroeste de la península: Galicia y parte de la provincia de León.
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