La presencia de caracoles en el huerto es prácticamente imposible de evitar, pues estos están dispuestos a comerse todo lo que, con tanto es muero, hemos plantado en él.
Aparecen con el aumento de lluvias primaverales que tanta bendición ha traído a los huertos, pero viven en este durante todo el año, causando enormes perjuicios a la futura cosecha.
Ahora bien, existen remedios de la abuela basados en ingredientes naturales disponibles en cualquier cocina para alejarlos de nuestra comida, sin añadir productos químicos innecesarios a lo que vamos a acabar metiéndonos en la boca.
Cáscaras trituradas
Uno de los mejores trucos es usar las cáscaras de huevo. Hay que romperlas a pequeños trocitos y esparcir estas alrededor del tallo de la planta. De esta manera, se conseguirá crear una barrera natural sobre la que ni en sus peores sueños querrán deslizarse.
Posos del café
En una especie de cocina de reaprovechamiento, los posos del café son un excedente estupendo para luchar, naturalmente, contra los caracoles y babosas. Odian su aroma y al encontrarlo optarán por otras plantas antes que por la que esté inundada de sus restos.
Solamente hay que esparcir estos posos al alrededor del tallo, y beneficiarse doblemente de su capacidad de restituir la nutrición de algunos elementos del suelo.
Infusión de ajo
Como los vampiros o la misma Victoria Beckham cuando pronunció su famoso alegato contra el ajo en España, los caracoles tampoco son amantes del aroma de este delicioso ingrediente.
Hay que hacer una infusión con algunos dientes de ajo y regar con esta la planta, de manera que se estará esparciendo un remedio del que los caracoles huirán directamente.
Spray de vinagre y sal
Si el problema se da en las hojas, una solución muy efectiva es crear una solución corrosiva a base de vinagre y sal.
Estos dos ingredientes con tanta presencia en la cocina ahuyentan, de forma directa, a los caracoles que consigan acceder a la zona de las hojas de nuestros vegetales, a veces la más importante.
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