El delicado ritual de regar tus plantas para que pasen la época de frío en las mejores condiciones
Cuidar de una orquídea (y conseguir bonitas floraciones) es un verdadero arte, y uno de los aspectos más importantes en esta maestría es el riego. Estas plantas, tan elegantes como delicadas, necesitan una atención especial para mantenerse sanas, florecer y llenar de color cualquier rincón del hogar. Pero no es evidente saber cuándo y cuánto regarlas.
Según exponen expertos en flores como Interflora, la frecuencia del riego depende de varios factores: la temperatura, la humedad del ambiente y la estación del año. En general, las orquídeas necesitan menos agua de lo que solemos pensar.
De manera genérica, durante el invierno, las orquídeas aceptan bien un riego cada 10 o 15 días. Este resulta suficiente cada dos semanas, mientras que en verano, la frecuencia aumenta a una o dos veces por semana, dependiendo del calor que haga en casa.
Ojo al color de las raíces
Ahora bien, para asegurarse, siempre es fundamental observar el estado de las raíces. Las orquídeas suelen crecer en macetas transparentes, lo que permite verificar si las raíces están secas o aún húmedas. Si están plateadas, es momento de regar; si son de color verde, no necesitan agua todavía. Este pequeño truco evita el riesgo de encharcar la planta.
Otro consejo clave es evitar a toda costa que el agua entre en contacto con las hojas o el corazón de la planta, ya que podría favorecer la aparición de hongos. Esta zona es la más sensible y no debe entrar en contacto con el agua de forma habitual.
El método más recomendado es el riego por inmersión: sumerge la maceta en un recipiente con agua durante unos minutos y deja que drene completamente. Con 15 minutos será suficiente, y la planta habrá satisfecho toda su necesidad de agua.
Ahora bien, el tipo de agua también importa. Lo ideal es usar agua sin cal, como la de lluvia o agua destilada. Si solo dispones de agua del grifo, déjala reposar unas horas antes de usarla para que pierda parte del cloro. Además, un riego ocasional con agua enriquecida con abono específico para orquídeas puede revitalizarlas y potenciar su floración.
0Mantener la humedad ambiental es otro factor clave. Puedes colocar un plato con agua y piedras debajo de la maceta, sin que esta toque el agua directamente, o pulverizar el ambiente, pero siempre con moderación.
Asimismo, también hay que mantener la planta resguardada del frío, pues a las orquídeas no les gustan las bajas temperaturas de manera general. Tener una buena temperatura en el hogar es clave para que den lo mejor de sí.
Foto | Man Dy
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