La bajada de las temperaturas aconseja una serie de intervenciones orientadas a maximizar la floración
Las semanas de frío no son para nada agradecidas en lo que a jardinería se refiere. No apetece estar al aire libre y el retorno de las plantas es escaso por su entrada mayoritaria en un periodo de letargo.
Sin embargo, el huerto y el jardín tienen en esta época una maravillosa oportunidad para preparar las plantas para el buen tiempo, pues no es por azar o casualidad que en primavera florecen y muestran lo mejor de sí mismas.
Es importante en este momento discernir el tipo de poda que necesita el árbol o la planta: si es de mantenimiento para mantener sana la planta, so es de eliminación de ramas secas que pueden afectar a su salud o si es una poda en verde para controlar y moldear su crecimiento.
En estos meses es importante darles una poda que no destruya el árbol, sino que favorezca la productividad en la siguiente floración en primavera.
Para ello, será importante evaluar previamente distintos aspectos de la planta, como el estado de sus ramas y hojas y la eventual presencia de plagas, que puede obligarnos a una poda más severa.
Frutales
Noviembre es la época ideal para podar los árboles frutales: no todos, solamente algunos requerirán en estas semanas una intervención importante. En concreto, entre los frutales a podar se encuentran los manzamos y los perales, que han dado sus frutos y que necesitan un saneamiento para volver a estar en buen estado.
La vid
En el caso de la vid, tras las cosechas de septiembre y octubre que dan lugar al vino, estas plantas requieren un periodo de reposo. La poda ahora no solo elimina las ramas improductivas, sino que también facilita la circulación de savia.
Esto mejora la calidad de los futuros frutos. Además, este mantenimiento permite que las viñas conserven su vitalidad y produzcan cosechas saludables y abundantes el próximo año.
Árboles ornamentales
Los árboles ornamentales, a menudo valorados más por su estética que por su fruto, también necesitan atención en esta época. Eliminar ramas secas o dañadas no solo mejora su apariencia, sino que también previene enfermedades y fortalece su estructura frente a las inclemencias invernales.
Este saneamiento es especialmente importante en especies de crecimiento rápido, que pueden perder su forma o generar sombra excesiva si no se cuidan adecuadamente.
Coníferas y aromáticas
Por su parte, las rosas, coníferas y hierbas aromáticas como el romero y el tomillo también se benefician de una poda en noviembre. En el caso de las rosas, retirar las ramas secas y viejas estimula una floración vigorosa en primavera.
Las coníferas, aunque no requieren una poda intensiva, agradecen un recorte ligero para mantener su forma y evitar la acumulación de ramas dañadas.
Las hierbas aromáticas, tras una cosecha abundante en otoño, se pueden podar para incentivar su rebrote y garantizar que sigan aportando sabor y aroma en la próxima temporada. Este cuidado general asegura que todas las plantas del jardín afronten el invierno en las mejores condiciones posibles.
Foto | Tom Swinnen
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