Lo que cualquier hortícola desea es una producción abundante, que colme la despensa de su cocina y llene sus platos de comida.
Y en tiempos de gazpachos y ensaladas, los pepinos son un mordisco fresco y apetecible que el huerto puede producir con generosidad siempre que se sigan unas pautas.
La planta del pepino, tan característica por su hostilidad y su tacto para nada agradable, agradece mucho los cuidados específicos orientados a aumentar su rendimiento.
Según fuentes especializadas como Planeta Huerto, cada una de las plantas de pepino tiene una productividad de 25 kilos por metro cuadrado, siendo esta una de las plantas con mayor productividad del huerto.
Suficiente para una familia
Con tener una sola mata, se puede cosechar suficiente pepino para el consumo de una familia entera, así que no tendría por qué no ser suficiente con un riego abundante, siempre mejor por goteo y un buen sustrato lleno de nutrientes.
En concreto, los pepinos necesitan un suministro constante de humedad. De hecho, la reducción de esta causará deformidades en los pepinos al reducirse la productividad y también la calidad del cultivo.
Otro factor que afecta al rendimiento es la distancia entre matas para que todas tengan acceso a suficientes nutrientes pero también suficiente espacio para desarrollarse, pues son plantas de grandes dimensiones.
Como en cualquier cultivo, el pepino necesita fertilizante. En su caso, este tiene que ser carbónico, pues necesita una aportación extra de CO2 que compense lo que consumen sus plantas, ya que es el consumirán directamente sus frutos.
Asimismo, las asociaciones más favorables de este cultivo pasan por judías, guisantes, cebollas, lechugas y rábanos.
Foto | Alena Darmel y Mariya
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