Pocos materiales hay más agradecidos que el corcho. Sí, ese mismo que ves en la mayoría de tus tapones de vino y que tiene un montón de vidas y posibilidades aparte de la propia industria del vino.
Si eres de los que tiras los tapones de corcho una vez que el vino está acabado estás cometiendo un pequeño gran error. Si te gusta la jardinería, la decoración o las barbacoas estás prescindiendo de un poderosísimo aliado.
Completamente natural y reciclable, el corcho no es otra cosa que la corteza del alcornoque, un árbol perenne muy frecuente en las dehesas de España y de Portugal, cuyos usos industriales son de lo más variados.
Aislante, impermeable y prácticamente ignífugo, el corcho se utiliza también en construcción por su capacidad de aislamiento del frío, del calor y del ruido, razón por la que es tan abundante en determinadas construcciones.
No obstante, lo más normal es que en casa tires el corcho a la basura. Si haces esto, estarás cometiendo dos errores. El primero es no comprender que el corcho es un producto que has de tirar a la basura orgánica, pues se puede compostar perfectamente.
El otro es que tiene usos en casa al que le puedes dar mucha salida. Uno de los mejores es, si tenemos parrillas o estufas de leña, utilizarlo como iniciador. Sí, hemos dicho que el corcho es esencialmente ignífugo, pero no totalmente.
Por este motivo, es un iniciador de fuegos espectacular para brasas, barbacoas o chimeneas, permitiendo reemplazar las clásicas pastillas de encendido o los líquidos inflamables que se suelen utilizar. Para ello, bastará con prender una de las puntas del corcho —o varios de ellos— y colocarlos debajo de unas cuantas ramas secas y pequeños troncos hasta que la estufa carbure.
Además de eso, tenemos otra virtud curiosa para los corchos que te sobren si no quieres utilizarlos en la lumbre y te gusta la jardinería. Ya hemos aprendido que el corcho es un material que repele los hongos y que es impermeable, además de muy aislante.
Por este motivo, si trituras unos cuantos corchos, podrás tener un mantillo con el que cubrir tus macetas y protegerlas. En este caso, es perfecto para el verano cuando estamos unos días fuera y queremos mantener algo de humedad en la tierra de las macetas. Para ello, solo hay que triturar los corchos en un grano relativamente menudo y colocarlo como un tapiz sobre la tierra.
Esto permitirá reducir el impacto de la luz solar y del calor sobre la tierra, pero también mantener la humedad, debido a esas virtudes impermeables del corcho, teniendo a un aliado de primera al alcance de tu mano.
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