Salvo casos muy concretos, no merece la pena obsesionarse con limpiezas exhaustivas o complejas
Tan importante a la hora de mantener un estilo saludable es la alimentación como la seguridad e higiene de los alimentos y los procesos de cocinado. De poco nos sirve hacernos una sana tortilla de espárragos con huevos de gallinas criadas en libertad si la verdura tenía moho y solo hemos quitado la parte 'mala' y encima no la hemos cuajado dentro de niveles seguros. La limpieza de la cocina, los utensilios y los propios ingredientes es clave, y sigue generando dudas como la mejor manera de lavar productos tan comunes como la fruta.
Pese a todo, tampoco conviene obsesionarse ni creerse todo lo que se lee, se oye o se ve por redes. De vez en cuando vuelven a cobrar protagonismo mensajes alarmistas que solo buscan notoriedad alertando sobre los supuestos peligros de bacterias, residuos químicos, pesticidas o incluso infecciones que nos esperan en la piel de frutas y verduras. Como si los productores y comerciantes de productos vegetales quisieran envenenarnos; ¿tendría sentido querer dañar a tus clientes?
Mitos y mensajes capciosos aparte, sí es cierto que los vegetales pueden llegar a nuestra casa portando suciedad o restos de distintas sustancias, básicamente porque pasan por diferentes espacios, manos y manipulaciones, incluyendo las nuestras y las de nuestras bolsas de compra o carrito. El propio ambiente está cargando de todo tipo de sustancias microscópicas y microorganismos invisibles. ¿Significa eso que una inocente manzana pueda ser un peligro? Evidentemente, no.
Manzanas y fitosanitarios
Por algún motivo son las manzanas las frutas que más preocupan a los obsesionados con los fitosanitarios, productos que, recordemos, están controladísimos por las autoridades competentes y cuyo uso precisamente previene que la fruta desarrolle enfermedades y tenga una mejor conservación, entre otras cosas. Para muestra, un botón: solo el el 1,6 % de las muestras analizadas del último estudio de la UE contenía residuos por encima de los niveles permitidos, que ya se establecen en límites que sean lo menos perjudiciales posibles para la población.
En opinión de la Escuela de Salud Pública de la Universidad Harvard, no hay ningún riesgo asociado a la posible ingesta de supuestos residuos de fitosanitarios a través de la manzana, pero si te preocupa porque consumes varias a la semana, puedes considerar pelarlas. El problema es que la mayor parte de los nutrientes y beneficios de la manzana están precisamente en su piel.
"La piel de la manzana aporta la mayor parte de los fitoquímicos y la fibra saludables, por lo que es mejor no eliminarla". Una alternativa es recurrir a la agricultura ecológica, pero ten en cuenta que también utilizan algunos fitosanitarios que sí están permitidos en su reglamento. Además, eso no exime a las manzanas de otros restos de suciedad o microorganismos.
Cómo lavar las manzanas correctamente
Llegamos al quid de la cuestión: las manzanas, como todas las frutas y verduras, especialmente si las comemos crudas y con piel, hay que lavarlas. Ya llegan bastante limpias de los comercios, salvo que acudamos directamente a proveedores del campo a la mesa, pero siempre habrá restos de polvo, suciedad y posibles microorganismos invisibles a simple vista que conviene evitar.
Harvard recomienda lavar estos alimentos vegetales con simple agua corriente del grifo, sin jabones ni detergentes ni ningún otro producto, simplemente frotando con las manos limpias, usando guantes específicos para esta tarea, o con un cepillo adecuado para el lavado de hortalizas. Según diversos estudios, el agua es igual de eficaz, o incluso más, que los limpiadores para frutas y verduras para eliminar bacterias.
Si no te molesta invertir algo más de tiempo puedes recurrir al bicarbonato sódico, que facilita la descomposición de la suciedad y elimina insectos y bacterias. Sumerge la manzana en una solución compuesta por 1 cucharadita de bicarbonato sódico y 500 ml de agua, durante 10-15 minutos. y luego enjuágala bien bajo el grifo antes de secarla con papel de cocina o un paño limpio; recuerda que los paños de cocina son un gran foco de suciedad habitual.
Para ahorrar tiempo puedes sumergir en agua una gran cantidad de manzanas y otras frutas en esa solución o solo en agua, frotarlas, y enjuagarlas de una sentada. No olvides secar toda la fruta bien antes de guardarlas en frutero o la nevera, pues la humedad atrae el moho y acelera el deterioro.
Imágenes | Freepik/gpointstudio - azerbaijan_stockers - Unsplash/Giorgio Trovato
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