Ya hemos podido degustar algunas de las variedades de setas que más nos gustan, y lo mejor de todo, recolectadas por nosotros mismos, porque además de disfrutar de un paseo por el bosque, saben mejor.
En Buenas setas para la cocina (I) os mostramos algunas de las setas más valoradas en nuestras mesas, hoy continuamos con ellas:
La oronja o amanita de los césares es una seta muy delicada y debe consumirse muy fresca, pero otorga la posibilidad de degustarla cocinada o cruda. Es muy apreciada sobre todo en Italia y aporta a nuestro paladar un sutil sabor dulce. Hay que tener mucho cuidado si vas a recolectarla, pues se puede confundir con la amanita muscaria (matamoscas) sobre todo si ha llovido recientemente y es muy tóxica. El rebozuelo o rossinyol, de sabor dulce con un ligero aroma a albaricoque es una gran opcion en nuestra cocina, hay quien la consume cruda, quien la deseca o la sala, pues es una seta que no se agusana. En guisos de carnes blancas o pescado está deliciosa, salteada a fuego suave o en un revuelto con huevo es un manjar, aunque también se utiliza en dulces y confituras.
El shiitake está de moda, esta seta cultivada desde hace siglos en los países orientales proporciona un gran aroma y sabor a sopas, cremas, estofados y salteados. Además le otorgan multitud de efectos curativos y se puede encontrar fresca, seca e incluso en cápsulas para disfrutar de sus beneficios. Si has comprado shiitake desecado, basta con ponerlo en remojo unos 20 minutos y listo para cocinar.
Los boletus edulis, hongos de calabaza o ceps ofrecen un sabor avellanado y dulzón que siempre proporcionan un gran resultado en distintas elaboraciones gastronómicas, tanto en salsas como en ensaladas, aunque nosotros nunca olvidaremos una deliciosa sopa de ceps que tomamos en Madrid.
La trompeta o trompeta de la muerte es una seta muy popular, muy especiada y aromática que resulta ideal para desecar e incluso congelar, tanto cruda como cocinada. Una vez desecada se puede moler y utilizarla como condimento para aromatizar agradablemente las salsas. Es importante no comerla cruda ni poco cocinada, lo suyo son unos 20 minutos de cocción, pues puede resultar indigesta. Suele cocinarse para acompañar guisos de carne, sobre todo las de caza, se elaboran patés y van muy bien con las sopas de verduras.
Finalizamos esta entrada de las Buenas setas para la cocina, no sin antes invitaros a que nos aportéis las que a vosotros os gustan, fotos de las setas que habéis recolectado e incluso las recetas que con ellas habéis elaborado para nuestra sección De tu paladar. ¿Te animas?
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