En un mundo cada vez más concienciado por el máximo aprovechamiento, pequeños detalles cotidianos como utilizar la piel de la cebolla puede dar un extra de gusto o de sabor algunas de nuestras recetas sin apenas esfuerzo.
Del mismo modo que recomendamos aprovechar el verde del puerro, las pieles de la zanahoria o las pieles de la patata, las capas exteriores de una cebolla o de una cebolleta también pueden formar parte de nuestra cocina sin muchas complicaciones.
Es posible que en apariencia no pensemos que hay mucha más vida para la piel de la cebolla en nuestra cocina, pero sí es cierto que según algunas preparaciones nos puede dar un poquito más de juego sin necesidad de tirarla.
Obviamente no podemos esperar tampoco milagros culinarios aprovechando estas pieles, pero sí tener un poquito más de cuidado y un poquito más de sabor sin apenas esmerarnos y sin gastarnos más dinero de la cuenta.
1. En caldos y sopas
Es muy habitual que podamos recurrir a las pieles de las cebollas para dar un poquito más de intensidad a un caldo o una sopa. Primero porque van a dar un extra de sabor, pero también porque van a dotar de un poquito más de color a nuestro plato acercándose unos colores naranjas bastante interesantes.
Otra opción muy habitual es tostar ligeramente las pieles de la cebolla en el horno cuando hacemos un asado, que va a conseguir así tener un color mucho más intenso en su jugo y en su salsa que si simplemente utilizásemos agua y aceite.
2. Como aromatizante
Ya es habitual ver en nuestras cocinas el ajo granulado o la cebolla seca para dar sabor a muchos platos con poquito trabajo. En este caso, podemos utilizar la piel de cebolla seca para sazonar finalmente algunos platos.
Lo único que hay que hacer es coger unas cuantas cáscaras de cebolla que ya están secas y pasarnos por una triturador de alimentos o una batidora y conseguir un polvo fino con el que luego podemos espolvorear todo tipo de preparaciones
3. Dentro del pan rallado
Igual que hemos mencionado el uso del ajo en polvo anteriormente, otra opción para dar nueva vida a la piel de cebolla seca o deshidratada es incorporarla a nuestras mezclas de pan rallado, aunque en este caso sí debe estar bien triturada para que no sea extraña al morder.
Lo único que debemos hacer es machacarla a conciencia en un procesador de alimentos o en la batidora y luego agregarla, siempre que esté bien seca, al pan rallado que vayamos a utilizar para, por ejemplo, un cachopo, un filete empanado o una milanesa.
4. En infusión
Es muy curioso que el sabor de la cebolla cuando es masticada sea especialmente crudo o duro, sobre todo si se come sin cocinar, pero sin embargo en caldo solo infusiones sea un sabor bastante elegante y muy nasal sin resultar invasivo.
Por este motivo puedes apostar por reincorporar utilizar las pieles de cebolla secas a cierto tipo de infusiones. Basta que añadas unas pocas peladuras de estas cebollas en una tetera agua en una taza, añadas el agua hirviendo y deje sin fusionar varios minutos. Después cuelas el resultado y lo puedes tomar sin problemas.
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5. Para teñir huevos de pascua
Si alguna vez has estado buscando diferentes tipos de colorante para decorar los huevos de Pascua, tenemos una buenísima salida para darle a las pieles de cebolla y disfrutar de un sano color sin complicaciones y sin gastarnos un euro de más.
Lo único que necesitas serán unas ocho o diez pieles de cebollas normales y corrientes de clásico color marrón que tras cocerse en un poco de agua nos van a permitir tener un caldo entre marrón rojizo y pardo claro que va a tener los huevos de este color.
Imágenes | iStock MalyDesigner / iStock Natalya Ugryumova / Ann_Zhuravleva
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