Aunque las variedades más tempranas aparecen ya a finales del invierno, las fresas y fresones son frutas típicamente primaverales que nos encanta disfrutar en esta época de mil formas diferentes.
Llenas de virtudes, tienen un pequeño inconveniente: son muy delicadas y se estropean rápidamente. Para alargar su vida útil podemos aplicar sencillos pasos en casa que nos evitarán el disgusto de tener que tirarlas.
Recordemos que las fresas son frutas no climatéricas, es decir, ya no maduran más una vez se han recolectado, a diferencia de lo que sí ocurre con manzanas o plátanos. Esto se traduce en que, cuando las compramos, ya han empezado a perder calidad, y es algo que solo se irá acentuando con el paso de los días. La clave está, por tanto, es adquirirlas en el momento óptimo y conservarlas adecuadamente para ralentizar ese proceso de deterioro.
El momento de la compra
No conviene dejarse llevar por la tentación si no tenemos muy claro si vamos a poder consumir las fresas en un periodo corto de tiempo. Si nos decidimos a comprarlas, como siempre, conviene revisar el etiquetado para conocer la fecha de recolección o envasado, y así escoger las más recientes, y examinar bien el propio producto.
Es preferible elegir fresas o fresones que no estén demasiado amontonadas, en envases rígidos y protegidos -la madera es más fiable que el plástico- o que permitan ver bien el contenido. Comprobaremos que no hay piezas con moho, pasadas o demasiado verdes, que no hay insectos y que no están chafadas o aparentemente dañadas. La fruta muy verde o blanca ya no madurará, y la que está pasada mostrará, probablemente, manchas oscuras, hendiduras o pérdida de jugos.
En el carrito o cesta hay que tratarlas con cuidado y nunca colocar otros objetos encima. Si es posible, las guardaremos en la parte superior, lejos de alimentos húmedos o muy olorosos, y también separadas de manzanas y plátanos, que emiten etileno.
Consejos para conservarlas en casa
Aunque en la tienda estén a temperatura ambiente, las fresas y fresones, como las bayas y otras frutas delicadas, hay que refrigerarlas. Cuanto antes las guardemos en la nevera, mejor, y siempre sin lavar. Las fresas solo hay que pasarlas por agua en el momento en que vayan a utilizarse o consumirse, pues la humedad solo aceleraría su deterioro.
- Una vez en casa, abriremos el envase para volver a repasar, una a una, todas las fresas, y así desechar las que puedan tener moho o daños muy visibles. Las más maduras podemos separarlas para consumirlas rápidamente.
- Las frutas con moho o podridas hay que tirarlas. No sirve con cortar la parte contaminada, los hongos son patógenos peligrosos que se extienden incluso por la parte no visible de los alimentos.
- No quitaremos los tallos o rabitos, pues sería una vía de entrada fácil para los microorganismos. Esto se puede aplicar, como regla general, a todos los productos vegetales.
- Colocaremos la fruta en un envase limpio, amplio, preferiblemente en el que podamos disponerlas en una sola capa, sin amontonarlas. Si tenemos demasiada cantidad, podemos dividirlas en dos recipientes.
- Podemos forrar el fondo del envase con papel de cocina o con una base de almohadilla especial para la conservación de vegetales, como las que venden para los cajones de la nevera. Esto permite circular el aire y aborberá la posible humedad que se desprenda.
- Las fresas necesitan "respirar", por lo que nunca las cerraremos herméticamente. Si las queremos tapar, podemos perforar el plástico, dejar una válvula abierta o usar papel transpirable.
- Dentro de la nevera hay que procurar que se mantengan a una temperatura fría constante, nunca inferior a 2ºC, y no superior a 6ºC. De nuevo, lejos de alimentos que emitan olores fuertes o etileno.
- Las fresas y fresones se conservarán así entre tres y cinco días, pero siempre es recomendable revisar diariamente el estado de todas las frutas, para desechar rápidamente cualquier ejemplar que muestre signos de moho o cualquier deterioro.
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Si queremos alargar aún más su conservación, podemos aplicar un tratamiento previo bañándolas en una de solución de vinagre, como explicamos aquí en relación con la conservación de los frutos del bosque. Además, antes de que se estropeen demasiado, tenemos la opción de congelarlas, deshidratarlas o preparar conservas como mermelada o también enscabechadas.
Fotos | Unsplash - Pixabay
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