No hacen falta excusas para preparar crêpes en cualquier momento del año, si bien nos gusta aprovechar fiestas concretas, como hacen los franceses en La Candelaria, u homenajeando a gallegos y asturianos con las filloas y los frixuelos en Carnaval. Sea cual sea tu versión favorita, no queremos que se desperdicie ni una gota de masa ni tampoco una sola crêpe cocinada, si es que nos sobra alguna.
Elaborar la masa básica de crêpes tradicionales, o también variantes como la galette bretona o versiones más nutritivas como las crêpes de avena, es sencillísimo y rápido. Aunque siempre merece la pena aprovechar para preparar una buena cantidad y tener sobras a propósito para otro día, o incluso podemos dejarla lista con antelación. Después no queda más que calentar la sartén o plancha y cocinarlas en un momento.
Recuerda además que, si vas a preparar una gran cantidad, puedes mantenerlas calientes hasta el momento de servir colocándolas una sobre otra según las vayas cocinando, tapándolas con un plato grande o con plástico film, o manteniéndolas dentro de un horno caliente con calor residual.
Cómo conservar la masa cruda
Ya sabemos que dejar reposar entre 30 minutos y una hora la masa de crêpes ayuda a conseguir resultados perfectos, pero incluso podemos adelantarnos más y dejarla lista unas horas antes o la víspera. O doblar cantidades y tener ración extra para otro día -hay que aprovechar-.
A temperatura ambiente. Esta primera opción solo nos deja un margen corto de maniobra, salvo que nos pille en plena ola de frío y podamos tenerla como máximo a 5 ºC. Siempre debe estar cubierta con plástico film o en un recipiente hermético, lejos de fuentes de calor y de la luz directa, y nunca debe permanecer sin refrigerar más de una hora. En verano, y en climas más cálidos, no deberíamos dejarla más allá de 20-30 minutos cuando las temperaturas sean muy elevadas.
En la nevera. También bien tapada, la masa cruda recién batida puede conservarse en el frigorífico durante un máximo de tres días. Evita la puerta para que no sufra cambios constantes de temperatura y sácala unos 30 minutos antes de cocinar las crêpes, para atemperar un poco la masa. Recuerda además removerla un poco con unas varillas para homogeneizarla.
En el congelador. Si no tienes previsto cocinar más crêpes en los días siguientes, lo mejor es congelar la masa directamente en cuanto la tengas lista o hayas terminado y te haya sobrado suficiente para alguna ración más. Viértela en un recipiente apto para el congelador, de tapa hermética, o en bolsas de congelación con cierre zip extrayendo el máximo de aire. Si has hecho mucha cantidad es mejor separarla en porciones distintas, para que no te vuelva a sobrar después. Anota el contenido y la fecha, y recuerda usarla en un máximo de tres meses. Para descongelarla, es mejor sacarla a la nevera el día antes.
Cómo conservar las crêpes o filloas cocinadas
Aunque a algunas personas les gusta que las crêpes sobrantes se resequen un poco dejando que los bordes se pongan crujientes -conocemos varios casos-, lo ideal es mantener esa textura tierna, flexible y jugosa. Nada de desperdiciarlos; se pueden almacenar relativamente bien durante varios días.
En la nevera. Para tomarlos horas más tarde, a la mañana siguiente o en un plazo máximo de tres días, lo más fácil es envolver el plato o fuente donde tengamos las crêpes frías sobrantes con plástico film, dándole varias vueltas y presionando al máximo para que no entre más aire. Los puedes recalentar en el microondas a potencia media-baja, en un horno con calor residual o pasándolos por la plancha con un poco de mantequilla derretida.
En el congelador. Congelar crêpes da buenos resultados si se hace bien. Espera a que se hayan enfriado por completo y envuelve, con cuidado, cada unidad en plástico film o sepáralas con hojas de papel de horno antiadherente. Después guarda todas superpuestas dentro de una bolsa de congelación con cierre zip, o en un recipiente apto, mejor sin doblarlas. Sácalas del congelador el día antes que las quieras consumir, solo las unidades que necesites, dejándolas en la parte menos fría de la nevera.
Si dispones de una máquina envasadora al vacío, tanto de a corto como a largo plazo, con bolsas especiales, aprovéchala para conservar tanto la masa como las crêpes en mejores condiciones y durante más tiempo.
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