Cómo hacer el smoothie bowl perfecto sin receta

Los smoothie bowls entraron en el panorama de tendencias gastronómicas pegando muy fuerte, tanto que algunas voces ya auguran su decadencia. Pero más allá de postureos y fotos súper estilosas de Instagram, lo cierto es que son una opción uy interesante para sumar a nuestro recetario de desayunos, almuerzos y meriendas. ¿Sus ventajas? Son saludables, apetitosos, sencillos de preparar y muy versátiles. Porque en realidad es muy fácil hacer un smoothie bowl perfecto sin usar ninguna receta, como también podemos casi improvisar un açai bowl.

El término smoothie despierta mucha controversia en nuestro idioma ya que no son pocos los que defienden utilizar el simple “batido” como equivalente. Yo estoy de acuerdo solo en parte, pues no considero que un batido típico de terraza de verano, con su leche, helado y/o nata se pueda comparar a las bebidas que combinan frutas, cereales y verduras. El smoothie bowl sería una variante para tomar de forma más calmada, con una base más espesa para poder añadir ingredientes sólidos que aguanten en su superficie. ¿Cómo prepararlos?

El smoothie para tomar con cuchara

Otra moda que ha inundado las redes y revistas de tendencias que apuestan por una vida saludable es la de comer en bowls o cuencos. Quizá como una evolución natural de la moda de la comida asiática, con tantas sopas y platos de arroz y fideos, las recetas que mezclan muchos ingredientes en un solo cuenco se han vuelto muy populares. Además lucen de maravilla en las fotos sin muchas complicaciones de estilismo, todo hay que decirlo.

De este modo, el smoothie bowl es como un batido nutritivo que se debe tomar con cuchara. Los smoothies tradicionales ya son más espesos que un batido de leche o un licuado, pero en esta versión buscamos una textura aún más espesa, preferiblemente con un punto cremoso, según los ingredientes que usemos de base. Hay muchísimas recetas por la red, en páginas especializadas, blogs o en las redes sociales, incluso con muchos libros de recetas específicos. Pero teniendo en cuenta unos pocos puntos clave, podremos improvisar un smoothie bowl perfecto cuando nos apetezca.

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La fórmula mágica para crear la base

Toda la gracia del smoothie bowl está en la base, el puré o batido de ingredientes que acogerá los ingredientes añadidos. Para que sea atractivo y sabroso lo mejor es apostar por un color llamativo, que además suele ser reflejo de las vitaminas de todo lo que hayamos usado. Un verde vivo, amarillo limón, rojo pasión o púrpuras y rosados son buenas opciones que apetece comerlas con solo verlas. El verde es la apuesta teóricamente más sana, porque implica añadir ingredientes vegetales como hortalizas de hoja verde, perejil o coles, pero hay más alternativas.

Esta es la fórmula mágica que podemos utilizar de punto de partida para nuestras creaciones:

  • 1 taza de mezcla de frutas y/o verduras. Para un mejor resultado, es preferible que al menos una de las frutas esté previamente congelada, por ejemplo plátano maduro, mango o piña. Si no queremos que las verduras roben demasiado protagonismo deberían ocupar 1/4 de todo el volumen.
  • 1/2 taza de líquido. Agua mineral, agua de coco, zumo de naranja natural, leche o bebida vegetal, yogur natural o lo que más nos apetezca. Podemos combinar varios tipos dependiendo de la textura que tenga nuestra mezcla de frutas y verduras.
  • 1 cucharadita o 1 cucharada de endulzante. Ajustando al gusto, podremos darle un puntomás o menos dulce con miel, melaza, sirope de ágave o de arce, dátil o ciruelas pasas trituradas, mantequilla de almendras o de cacahuete, etc.
  • 1 cucharada de cereales, frutos secos o semillas. Copos de avena, semillas de lino, semillas de chía, copos de espelta o centeno, quinoa, semillas de sésamo... Hay muchísimas opciones. Ayudan a espesar, suman vitaminas, minerales y proteínas, y suben el contenido energético y el poder saciante del smoothie bowl.
  • 1/4-1/2 cucharadita de especias o aromas. Es opcional, pero un poco de canela, cúrcuma, jengibre, vainilla o cardamomo pueden subir de nivel el sabor final.

Los toppings o ingredientes añadidos

Cuando ya tenemos la base de nuestra receta, siempre con la textura que más nos guste pero procurando que no sea muy líquido, solo nos falta añadir los ingredientes sólidos que más nos apetezcan. Podemos recurrir a utilizar los mismos de la crema que nos hayan sobrado, para potenciar el sabor y jugar con las texturas, o añadir otros diferentes.

A mí me gusta experimentar con los contrastes y que combinen bien en cuanto a los colores. Recomiendo mezclar algo de fruta fresca con un par de ingredientes crujientes, como almendras y pipas de calabaza o sésamo ligeramente tostados en una sartén sin aceite. El coco da un toque exótico que combina muy bien con casi todas las frutas, y los frutos rojos frescos pueden aportar un contrapunto ácido muy interesante. Chocolate puro picado o rallado, incluso cacao en polvo sin azúcar, son también buenas opciones.

¿Cómo se prepara el smoothie bowl?

Las técnicas de cocina que se requieren para estas recetas son casi inexistentes, pues solo necesitamos pelar y trocear los ingredientes, triturarlos y mezclar. El utensilio clave que hará casi todo el trabajo es la máquina con la que crear la base cremosa, pero no existe una opción única válida y seguro que todos tenemos algo por casa que podremos usar.

Una batidora de vaso tipo blender, una picadora, un robot con cuchillas para triturar, la típica batidora de brazo, una licuadora potente o una máquina de alta gama como la Thermomix son las principales alternativas que tenemos a nuestro alcance. Dependiendo de cada aparato tendremos que trocear más o menos los ingredientes, y a veces conviene triturarlos por tandas para no sobrecargar los depósitos o forzar demasiado los motores.

Siempre es mejor empezar triturando la fruta que tengamos previamente congelada, añadir los demás vegetales y después incorporar poco a poco los líquidos y lácteos, ajustando la cantidad según la textura. Los ingredientes como copos de cereales o semillas es mejor triturarlos aparte antes de añadirlos. Después iremos probando para endulzar o sumar algún aroma, si lo consideramos conveniente.

Finalmente solo queda servir el batido espeso en un cuenco del tamaño apropiado, agregar el resto de ingredientes y disfrutar tranquilamente de nuestra creación con una cuchara. Es recomendable tomarlos en el momento, aunque podemos preparar la base antes y añadir los productos extras en el instante en que lo vayamos a consumir. Saben mucho mejor bien fresquitos, sobre todo ahora que ya tenemos el calor con nosotros.

Toda esta teoría se traduce fácilmente a la práctica una vez tenemos claro cómo debe ser teóricamente un smoothie bowl perfecto. Son muy fáciles de preparar y apenas requieren invertir tiempo en la cocina, mientras que nos permiten disfrutar de un desayuno o merienda muy completo y nutritivo combinando muchos ingredientes saludables en un mismo plato. Además es difícil aburrirse con ellos y son perfectos para aprovechar al máximo todas las frutas de verano que tenemos por delante. ¿Os animáis a idear vuestros propios “cuencos de batido”?

Fotos | iStock.com/margouillatphotos, Meal Makeovers Mums,
En Directo al Paladar | En Vitónica | Smoothie bowl: el desayuno perfecto y cómo prepararlo

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