Cómo hacer una ensalada campera original: 13 ideas para triunfar en tus picnis veraniegos

Ensaladas comemos todo el año, pero el reino de la ensalada campera son, sin duda, los meses de calor. No en vaso se conoce también como ensalada de verano, si bien admite otros nombres como ensalada campesina o, simplemente, de patata. Porque aunque admite muchos ingredientes, el tubérculo es el protagonista principal indiscutible.

Parece que somos menos radicales en cuanto a defender una receta genuina de este plato y en cada casa se hace de una forma algo diferente, con sus trucos. Para no caer en la monotonía y dar más variedad a los picnics, barbacoas, comidas y cenas de verano, os proponemos muchas ideas y variantes para hacer una ensalada campera original y diferente.

Además de la patata, cocida en agua o al vapor y pelada, una ensalada campera canónica suele llevar aceitunas verdes o negras, cebolla o cebolleta, pimiento verde y/rojo crudo y atún o bonito en aceite, además de un buen aliño simple, con el huevo cocido opcional. Hay quien además agrega tomate, pepino o pepinillos, remolacha o incluso gambas o guisantes.

Tampoco se trata de abrir la nevera y empezar a mezclar ingredientes sin ton ni son con la base de patata, pero sí podemos introducir pequeñas variaciones para no repetir siempre la misma receta y darle una vuelta más originala nuestra ensalada campera de siempre.

Un vistazo a…
Cómo hacer patatas hasselback de guarnición

1. Con ahumados y salazones

Como complemento del atún o bonito en conserva, o en sustitución de este, podemos incluir en la ensalada algún pescado ahumado a nuestro gusto, incluso combinando varios tipos. El salmón ahumado combina de maravilla con la patata, pero también el bacalao, la mojama, el arenque o la trucha.

Podemos además marinar el pescado previamente con buen aceite y hierbas frescas, o darle un punto picante con algunas especias o guindilla picada. Y si queremos lucirnos más, tenemos la opción de preparar nuestro propio pescado ahumado, por ejemplo con un toque de bourbon.

2. Al estilo francés

Una de las recetas más famosas de nuestros vecinos franceses es la ensalada Niçoise, cuyas variantes habitualmente llamamos, simplemente, a la francesa. Puede incluir muchos ingredientes variados, pero no puede faltar la patata, huevo, atún o bonito, anchoas, judías verdes, aceitunas y tomate.

La vinagreta además suele incorporar mostaza de Dijon y es habitual servirla con una mezcla de hojas verdes o lechugas de temporada. Realmente es casi como una versión más completa o algo refinada de nuestra ensalada campera; así podemos inspirarnos en el estilo francés para convertirla en un auténtico plato único mucho más nutritivo, sin dejar de ser ligera y saludable.

3. Inspiración alemana mayonesa, salchicha y encurtidos

A los alemanes -a los centroeuropeos en general- les encanta la ensalada de patata. Se denomina Kartfoffelsalat a la versión más clásica, a pesar de que cada región y casi en cada casa se prepara de una forma algo distinta. En su versión más sencilla encontramos una salsa de de caldo, mostaza, vinagre y/o mayonesa. La salchicha y los encurtidos son casi imprescindibles.

En sí misma ya es una versión germana de la ensalada campera, sin los ingredientes típicos de la huerta mediterránea, pero podemos hacer un mix de ambas tradiciones incorporando el mismo aliño o agregando mayonesa -mejor sin huevo o pasteurizada-, pepinillos o unas salchichas de tipo alemán troceadas y mezcladas con los demás ingredientes. Con el atún sería una curiosa ensalada campera "mar y montaña".

4. Con salsa de yogur

A quien le guste una textura cremosa en su ensalada, seguro que le encantará el toque de la salsa de yogur griego como la que usamos en esta sencilla receta. Agregando a la base los demás ingredientes de nuestra ensalada campera favorita, ya tendremos un plato único muy completo, nutritivo y muy refrescante. El cilantro lo podemos obviar y usar perejil, eneldo o cebollino.

5. Combinando diferentes tipos (y cocciones) de patata

Una forma muy fácil de darle una vuelta original a la clásica ensalada campera es emplear diferentes tipos de patata en la misma. Todo depende un poco de nuestra zona y de la época del año, pero si combinamos patatas comunes con variedades rojas y/o moradas, o incluso la codiciada papa canaria, ganaremos en la presentación y en el sabor.

Solo habrá que tener en cuenta el punto de cocción de cada variedad y ajustarlo a conveniencia, cocinando cada tipo por separado si fuera necesario para dar el punto justo. Y si nos aventuramos, podemos jugar con el punto de cocción, dejando algunas más firmes, o mezclando patatas cocidas y asadas.

6. Jugando con las conservas y semiconservas

La ensalada de patata de verano es un plato humilde y sencillo, pero que se puede elevar a la categoría de lujo usando buen producto. Una conserva ventresca de bonito de primera calidad marcará la diferencia, y no es el único límite que podemos ponernos para enriquecer la preparación.

Nada más sencillo para darle una vuelta original y sabrosa al plato que recurrir a otras conservas marineras, como alternativa o complemento: mejillones, berberechos, sardinillas, pulpo, navajas, zamburiñas, caballa, anchoas, boquerones, almejas, salmón, erizo... y podemos agregar también huevas.

Ya que nos ponemos a abrir latas y botes, podemos recurrir a las verduras en conserva; las hay de grandísima calidad y nos ahorran tiempo de cocinado, posibilitando el añadir verduras que estén fuera de temporada. Pimientos asados, espárragos, alcachofas, judías verdes, habitas... hay multitud de opciones.

7. Añadiendo más verduras y hortalizas (o frutas)

Hablando de vegetales, también es una buena idea aprovechar la riqueza del mercado de verduras y hortalizas de temporada, que brilla con esplendor propio en los meses de más calor. En crudo o cocinados, podemos agregar varios tipos de tomates, calabaza, cebollas o cebolleta, calabacín verde o blanco, berenjena morada o rayada, zanahoria, pepino, pimientos picantes o de Padrón, etc. Ciertas frutas como el aguacate o la manzana son asimismo buenas ideas.

Será más saciante y fresca, pero muy ligera, si incorporamos una base o acompañamiento de hierbas frescas y hojas verdes en crudo. No recomendamos la aburrida y sosa lechuga iceberg, pero hay muchas otras opciones más vistosas y sabrosas, como la hoja de roble, la escarola o la lechuga romana.

8. Vinagretas diferentes con aceites aromatizados

Un mal aliño puede arruinar o matar de aburrimiento hasta la ensalada más completa. Si queremos más sabor, podemos aderezar la patata pelada con la vinagreta de rigor cuando aún está caliente, y lograremos además mejor textura. Tenemos las claves para hacer la vinagreta perfecta, pero siempre hay lugar para las innovaciones.

Una vinagreta de mantequilla negra, de lima, de miel, de mostaza... En la variedad está el gusto. Otra opción es emplear vinagres distintos (de sidra, de arroz, de Jerez, de frambuesa...) o aromatizar nuestro aceite de oliva virgen extra, con piel de cítricos, especias, hierbas frescas, guindilla, etc. Por supuesto, también tenemos la alternativa de emplear aceites diferentes, tanto en cuanto a la variedad de la aceituna (picual, cornicabra, hojiblanca...) como de otras semillas (calabaza, cacahuete, almendra...).

9. Un toque asiático

Ya que hemos mencionado el aceite de sésamo, enlazamos con otra idea que encantará a los amantes de la gastronomía exótica: viajar a Asia con la ensalada. No hace falta volverse muy locos con los ingredientes, basta algún toque especial para que tenga un punto asiático, japonés, tailandés, coreano, indio o chino.

Además del mencionado aceite, podemos incorporar salsa de soja, salsa de pescado o salsa ponzu, sriracha, wasabi, incluso hace un aliño con un toque de curry, miso, furikake o shichimi togarashi. En cuanto a ingredientes añadidos, el kimchi, la mayonesa japonesa, las huevas de salmón, el tofu, encurtidos japoneses, edamame o algas son ideas con muchas posibilidades.

10. Campera, pero muy marinera: con pescado fresco

El atún en aceite es práctico porque podemos tenerlo en la despensa o usar una semiconserva de nevera, sin embargo, podemos intentar una alternativa mucho más marinera con pescado fresco. Ya sea cocinado o en crudo -con las debidas recomendaciones para evitar el anisakis-, pescados y mariscos como el salmón, el emperador, la lubina, el bonito, el bacalao, la sardina, la caballa, la sepia o los langostinos combinan muy bien con la patata y las demás hortalizas.

11. Contraste crujiente, frutos secos y semillas

Si los sabores planos en un plato resultan aburridos y poco llamativos, las texturas blandas tampoco son muy interesantes. Por eso la ensaladilla rusa va tan bien con un huevo frito de codorniz o panes crujientes, una idea muy de chef sobre cómo mejorar la ensaladilla rusa, y por eso nuestra ensalada campera puede beneficiarse también de un contraste crujiente.

El pimiento crudo y la cebolla ya aportan ese punto más duro y refrescante en boca, pero podemos potenciarlo aún más. Corren menos riesgo de reblandecerse con el reposo en la nevera los frutos secos y las semillas, mejor aún si están previamente tostados, un paso rápido que podemos aprovechar para aromatizar con especias.

Incorporados a la mezcla general o añadidos en el último momento como aderezo, hay todo un mundo de pequeños ingredientes crujientes para elegir. Almendras, pistachos, cacahuetes, anacardos, nueces, piñones, semillas de calabaza o girasol, sésamo, amapola, chía o lino, incluso semillas de mostaza blanca o negra son todas buenas opciones.

12. El maravilloso mundo de las aceitunas y encurtidos

Olvidemos las aceitunas de dudosa calidad y busquemos un producto que realmente merezca la pena ocupar un sitio en nuestra ensalada. ¿Por qué no jugar con toda la gama que existe de esta pequeña joya mediterránea?

Y no nos referimos solo a "verde/negras", "con hueso/sin hueso"; la oliva o aceituna nos ofrece multitud de variedades de sabores, formas y colores distintos. En las tiendas especializadas las encontraremos también con aliños distintos, o podemos hacerlo nosotros en casa. También existe la posibilidad de combinar tipos diferentes o probar especialidades rellenas originales.

Junto a las aceitunas no hay que olvidarse de sus primos encurtidos, el gran mundo de las "variantes" que tantas pasiones despierta entre los amantes de los sabores avinagrados. Pepinos y pepinillos, piparras, cebollitas, alcaparras y caparrones, zanahorias, berenjenas... Solo hay que evitar el exceso.

13. El queso lo mejora todo

Existen tantos quesos diferentes que podemos añadir a una ensalada que sería muy complicado hacer unas pocas sugerencias. Porque, realmente, cualquier variedad es perfectamente válida, salvo quizá los untables y cremosos -si bien se podrían combinar con la vinagreta-. Solemos optar por los frescos y suaves cuando hacemos platos fríos, pero unas lascas de buen queso curado también hace maravillas.

La patata y el queso además hacen una pareja de excepción, así que solo nos queda apostar por nuestro favorito. ¿Apuestas seguras? Mozzarella, burrata, un emmental suave, rulo o fresco de cabra, feta griego auténtico, de Burgos, brie sin corteza, appenzeller o láminas de Idiazábal.

Es muy fácil renovar la oferta de ensalada campera de verano en casa, tan solo hay que dejarse llevar un poco por la creatividad y poner el límite donde creamos conveniente.

Fotos | iStock - Unsplash

Ver todos los comentarios en https://www.directoalpaladar.com

VER Comentarios

Portada de Directo al Paladar