Cuidado con el aceite de oliva, no es eterno: cuánto tiempo se puede conservar y cómo saber si se ha estropeado

Cómo identificar cuándo el aceite de oliva se echa a perder para disfrutar de su sabor y beneficios

El aceite de oliva tiene un origen fascinante. Se cree que se empezó a producir hace más de 6.000 años en la región del Medio Oriente, específicamente en áreas que hoy corresponden a Turquía y Siria. Con el tiempo, la producción se extendió a la cuenca del Mediterráneo, donde se convirtió en un elemento fundamental de la cocina y la cultura local.

El aceite de oliva es especialmente popular en la cocina mediterránea, donde se utiliza en una gran variedad de platos desde tiempos inmemoriales, muy ligado a la propia cultura de cada región. En países como España, Italia y Grecia lo incorporamos en casi todo, desde aderezos para ensaladas hasta marinados y salsas, en crudo o cocinado.

En Italia, el aceite de oliva es fundamental en la preparación de salsas como el pesto y también se utiliza para aderezar pizzas y pastas. En Grecia, se suele rociar sobre ensaladas frescas y es un componente clave del famoso tzatziki.

Además de su uso culinario, en muchas culturas mediterráneas el aceite de oliva tiene un valor simbólico y se asocia con la salud y la longevidad. Contiene ácidos grasos saludables, especialmente ácido oleico, que es beneficioso para el corazón.

Una grasa saludable pero no inmortal

En tanto su preparación, consumo y uso, el aceite de oliva tiene una fecha de vencimiento, o fecha de caducidad, aunque no es tan estricta como la de otros alimentos. Más bien hablamos de fecha de consumo preferente, pues consumirlo pasado de tiempo no supone un riesgo para la salud. El problema es que pierde rápidamente sus propiedades, tanto las nutricionales y beneficiosas para la salud, como las organolépticas.

Generalmente, el aceite de oliva puede durar entre 18 meses y 2 años si se almacena de manera adecuada. Sin embargo, su calidad puede empezar a disminuir antes de que llegue esa fecha, especialmente si no se guarda en condiciones óptimas.

Para mantener su frescura, es mejor almacenarlo en un lugar fresco y oscuro, lejos de la luz directa y del calor. También es recomendable utilizar botellas oscuras o envases que protejan el aceite de la luz. Una vez abierto, lo ideal es consumirlo dentro de unos seis meses para disfrutar de su mejor sabor y propiedades.

Ahora bien, si notas un olor rancio o un sabor amargo, es señal de que el aceite no está en sus mejores condiciones. Mismo si muestra signos de moho o cambios extraños en su apariencia. Por esto, el aceite de oliva puede "caducar" en el sentido de que su calidad puede deteriorarse con el tiempo, oxidarse, o bien puede volverse rancio y perder sus propiedades aromáticas.

No obstante, como decimos, utilizar aceite de oliva que ha pasado su fecha de "caducidad" no suele ser dañino desde el punto de vista de la salud, pero sí puede afectar a la calidad y el sabor. Un aceite rancio puede tener un sabor desagradable y un olor poco apetitoso, lo que puede arruinar tus platos, y siempre es una lástima desperdiciar la calidad de un aceite en el que hemos invertido dinero solo por no consumirlo en su fecha.

Pero si tiene un aspecto turbio no es para preocuparse, ya que podría ser simplemente un aceite sin filtrar o el efecto del cambio de temperaturas; algunos ácidos grasos del aceite comienzan a congelarse por debajo de los 5ºC. Estará perfectamente al acercarlo a una fuente de calor o cocinar con él. La mejor forma de saber si se ha estropeado es el olfato y el gusto, pues a simple vista, salvo que lo hayas quemado tras el uso, es difícil intuir su calidad.

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