¿Dónde están las gambas, calamares y otros productos congelados al descongelarse?

Tened mucho cuidado cuando compréis gambas, langostinos, calamares y otros productos congelados porque si no os fijáis, puede que estéis pagando el agua a precio de marisco. Hace tiempo leí sobre el tema en Rogue One y me pareció que la cuestión era muy interesante. Por eso he hecho la prueba en casa y tras la experiencia me pregunto: ¿Dónde están las gambas, calamares y otros productos congelados al descongelarse?

La idea era simple: Comprar gambas congeladas y pesarlas fuera de la bolsa. Después, descongelarlas lentamente sobre un colador y comprobar de forma empírica cuánta merma tienen y si merece o no la pena pagar por este producto. Los resultados de la prueba han sido sorprendentes.

Hay Gambas congeladas y gambas congeladas

En algunas marcas, las gambas están congeladas tras envasarlas al vacío y ahí no se aprecia la merma, pero hay algunas, que se congelan dando al producto un glaseado previo. Supuestamente, este glaseado se le da al producto para proteger su capa exterior y evitar que sufra con la congelación, pero ese glaseado, -básicamente agua- se pesa con las gambas, y el precio se cobra por el total.

Algunas marcas, sí avisan en el envase indicando "Con agua añadida" y otras no. Es importante verificarlo. Otras, como la que yo probé, aunque no indican nada por fuera, sí indican el peso escurrido en el interior, -tal como exige la reglamentación sobre envasado- pero... ¿la cantidad indicada es cierta? Vamos a comprobarlo.

Las gambas que compré, tal como indica el envase, pesan 500 g. Hasta aquí todo va bien. Si las observáis, estas gambas están cubiertas de agua helada, sin que apenas se vea su forma o se aprecie cuál es su tamaño real, debido a esa capa de glaseado exterior congelado.

Para comprobar qué parte del producto es gamba y qué parte es glaseado, descongelo las gambas sobre un colador, de forma que se descongelen lentamente, filtrando el agua y quedándome solo con las gambas y desechando el glaseado.

Tras unas horas, las gambas están descongeladas y en el fondo del recipiente bajo el colador, una buena cantidad de agua. Ya solo me falta pesar las gambas y averiguar cuántos gramos pesan, de los 500 de los que partíamos al abrir el envase.

Como se puede apreciar, los 500 g se han convertido en 240, es decir, más de la mitad del producto se ha perdido en el proceso de descongelación. Además, y es lo que me parece más grave, os recuerdo que en la etiqueta indicaba que el peso escurrido era de 350g, lo cual es absolutamente falso.

Otro tema es el precio, ya que estas gambas que costaban 4.30 euros los 500 g, es decir, 8.60 euros el kilo, en realidad cuestan el doble ya que con los 4.30 euros solamente obtengo 250 g de gambas, por lo que su precio real es de más de 17 euros el kilo, un dinero con el que podría haber comprado gambas de muchísima más calidad.

¿Cómo os habéis quedado? Supongo que como yo, con cara sorprendida por no decir con cara de tonto. Desde luego, no vuelvo a comprar este tipo de productos y si necesito gambas congeladas, las compro frescas y las congelo yo o bien compraré de las que vienen congeladas tras ser envasadas al vacío y sin añadir agua ni glaseados.

Esto mismo que os cuento de las gambas, ocurre también con los langostinos, las anillas de calamar y otros productos congelados. Abrid bien los ojos al comprar y evitaréis sorpresas desagradables y no tendréis que preguntaros ¿Dónde están las gambas, calamares y otros productos congelados al descongelarse?

En Directo al Paladar | Salpicón de gambas. Ensaladas de invierno
En Directo al Paladar | Espaguetinis con gambas al ajillo. Receta exprés de pasta con tres ingredientes

Ver todos los comentarios en https://www.directoalpaladar.com

VER Comentarios

Portada de Directo al Paladar