El kiwano o melón africano

El kiwano o melón africano
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Esther Clemente

Colaborador

Soy una chica coruñesa, veterinaria de profesión y que por circunstancias de la vida acabé viviendo en Asturias donde llevo ya una buena temporada. Cuando me preguntan por qué me gusta tanto cocinar, siempre respondo lo mismo: "¡Por qué mi madre odia meterse en la cocina!".

El otro día tuve el placer de degustar en un restaurante una deliciosa ensalada, y me diréis que tiene de especial tomarse una ensalada fuera de casa, la verdad es que nada, a no ser porque entre sus ingredientes se encontraba el kiwano, también llamado pepino cornudo o melón africano, que si bien había oído hablar de él nunca había tenido ocasión de probarlo.

De la familia de las cucurbitáceas como la sandía, el melón y el pepino, crece en una planta trepadora que puede alcanzar los tres metros de envergadura. Aunque su origen es africano, las primeras plantaciones comerciales fueron apropiadas en 1981 por Nueva Zelanda, país que dio nombre comercial a este fruto y se hizo el principal estado productor. Actualmente ya se cultiva también en Brasil, Estados Unidos, Israel o Kenia entre otros lugares.

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La forma de kiwano es la de un cactus de vivos colores, con una cáscara recubierta de espinas de apariencia carnosa, de color amarillo con puntos anaranjados. En el interior tiene una pulpa de aspecto parecido a una gelatina de color verde con multitud de pepitas. Suele alcanzar los diez centímetros de longitud llegando a un peso medio de unos 200 gramos. El sabor del kiwano se dice que depende de la zona de cultivo, pues según su procedencia las personas que lo han probado lo definen de forma distinta. Pero en general en preparaciones saladas se dice que tiene un sabor agrio parecido al pepino pero más refrescante que éste, sin embargo al unirlo al dulce su sabor se torna parecido a una mezcla entre kiwi y plátano. Para mí desde luego me ha recordado más al pepino que a otra fruta conocida, pero como os comentaba, formaba parte de los ingredientes de una ensalada.

Cuando lo compramos, para saber si está en su punto debemos de fijarnos que su cáscara no presente daños y magulladuras, tenga un color anaranjado oscuro y al hacer presión con el dedo la debemos notar ligeramente blanda. Cuando se recogen de la planta inmediatamente que se vuelven amarillos, se pueden guardar frescos entre seis y nueve meses a una temperatura de nueve grados centígrados sin deteriorarse. De ahí que los kiwanos aguanten sin problemas un transporte marítimo prolongado en contenedores a una temperatura controlada. Por eso es que se puede encontrar esta fruta a lo largo del año en tiendas especializadas en productos tropicales. Normalmente la venden por unidades más que por peso.

Dentro de sus características nutritivas decir que su componente principal es al agua. Su aporte calórico es mínimo por lo que es adecuado para personas que siguen un régimen de adelgazamiento, ya que es muy bajo su contenido en hidratos de carbono, proteínas y grasas. Lo que si aporta el kiwano en grandes cantidades es potasio, mineral necesario para la transmisión y generación del impulso nervioso y una correcta actividad muscular.

Como usos en la cocina citar que esta fruta se puede consumir al natural o como guarnición para carnes y pescados. La pulpa de la fruta se puede combinar con otras como manzanas, plátanos, piña y frutos secos. También se usa en ensaladas, macedonias, cócteles, helados, sorbetes y admite congelación por un tiempo prolongado. Incluso por su extraña forma es también empleado como elemento ornamental.

Espero que hayáis conocido un poco más esta original fruta. Desde luego a mí su sabor me ha sorprendido por distinto. ¿Os atrevéis vosotros a probar el kiwano?

Imagen | Mary Amanda Thompson
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