¿Error humano o picaresca comercial? El fallo en el precio de las conservas en el que incurren muchos supermercados

  • Es fundamental que aparezca la distinción entre peso neto o peso escurrido al hablar de precio por kilo

  • En algunas conservas, la diferencia entre ambos pesos puede ser hasta del 50% del producto

¿Te imaginas pagar el agua de una conserva de bonito al natural al precio del propio bonito? ¿O pagar por el escabeche de unos mejillones lo mismo que por los propios mejillones?

Parece algo impensable y, sobre todo, algo oneroso para nuestro bolsillo. Por esta razón, cuando compramos conservas que implican un líquido de gobierno (agua, aceites, escabeches, salmueras…) siempre veremos que en su información nutricional aparecen dos conceptos diferentes, aunque muy parecidos, pero que conviene conocer.

Es lo que conocemos como peso neto y como peso escurrido. Ambos se suelen mencionar en la información nutricional de cualquier tipo de conserva —aunque no en todas— que, como decimos, lleve aparejado un líquido de gobierno.

Por este motivo, el peso neto de un producto es la suma del producto en sí más su líquido de gobierno. Por contra, el peso escurrido —como resulta evidente— es sólo el peso del producto sólido. No el de su agua, su aceite o su salmuera.

Por este motivo, es de obligado cumplimiento que, siguiendo el Real Decreto 3423/2000 y también el Reglamento de la Unión Europea 1169/2011, el precio por kilo que se estipule en las conservas deba ser siempre el del peso escurrido, nunca el del peso neto. Por desgracia, sucede en determinadas ocasiones que en los supermercados acabemos viendo que el precio por kilo hace alusión al peso neto y no al escurrido.

Como es lógico, esta situación irregular es especialmente compleja cuando entendemos las diferencias de peso que puede haber entre unos productos y otros. En algunos casos, el peso escurrido puede ser hasta la mitad del peso neto. No obstante, lo más común es que suela suponer entre un 65% y un 75% del peso neto del producto.

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Por este motivo, os recomendamos que —aunque haya que sacar la calculadora a veces— comprobéis que el precio por kilo que están marcando en el lineal del supermercado obedece al peso escurrido y no al peso neto. Así evitaremos que nos den gato por liebre y nos cobren aceite, agua o escabeche al precio de atún, berberechos o mejillones.

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