La forma más rápida de descongelar el pollo sin que suponga un riesgo para la salud

Descarta la idea de dejarlo a temperatura ambiente sin más, es peligroso y no muy efectivo

Nos ha pasado a todos alguna vez: quieres cocinar pollo para la comida o cena, pero se te ha olvidado sacarlo a tiempo del congelador. Y seguro que también todos hemos cometido el error de dejarlo descongelar a temperatura ambiente en la zona más cálida de la cocina, corriendo el riesgo de una intoxicación alimentaria. No siempre es fácil ahorrar tiempo sin poner en riesgo la salud, pero es posible.

No deberíamos descongelar ningún alimento crudo o cocinado dejándolo en la llamada zona peligrosa de temperatura, entre 5 y 60ºC, pero el pollo es especialmente peligroso. Es uno de los principales causante de intoxicaciones alimentarias todo el mundo, pues en crudo suele ser portador de bacterias patógenas que solo mueren si se cocina por completo, y que tienden a extenderse por todas partes si no cuidamos la contaminación cruzada. Además, si lo descongelamos fuera de la nevera, creamos el ambiente perfecto para que las bacterias que estaban 'dormidas' se multipliquen rápidamente, aumentando el riesgo.

Sabemos que lo ideal, según recomiendan expertos y autoridades como la EFSA, es descongelar lentamente a baja temperatura en la zona menos fría de la nevera, sobre una rejilla con un plato debajo que recoja el agua y los jugos. Pero la vida pocas veces es ideal y necesitamos atajos. Descartada la temperatura ambiente, el equipo de Serious Eats ha puesto a prueba los métodos de descongelación más rápidos que no suponen un riesgo sanitario, y tienen un claro vencedor: en agua fría, sumergido.

El microondas, con la función de descongelar que hoy día incorporan todos los modelos, es el método más rápido y seguro, pero no deja buenos resultados en el pollo crudo. Suele medio cocer las piezas y estropea sus propiedades organolépticas, dejando una textura algo desagradable y propiciando que nos quede soso y reseco.

Descongelar piezas de pollo debajo del grifo, con el agua corriendo, no es una buena idea. Sí puede servir para piezas de frutas o verduras, pero el pollo crudo tardará mucho más, supone un enorme gasto de agua y además es peligroso lavar el pollo crudo por el alto riesgo de esparcir las bacterias patógenas por toda la cocina.

Sumergir las piezas de ave congeladas en un recipiente lleno de agua fría es la alternativa perfecta a la nevera. Según el Departamento de Agricultura estadounidense (USDA), es un método seguro si el agua se mantiene entre 12 y 18,3ºC. Lo mejor es usar piezas no muy grandes y mantenerlas envueltas en su bolsa o plástico film durante todo el proceso, cambiando el agua cada 20-30 minutos, según la temperatura ambiente.

Lo positivo es que, al descongelarse, el agua se irá enfriando más, por lo que normalmente no habrá que cambiarla más que una vez, incluso ninguna si es invierno y solo estás descongelando una pechuga o un par de muslos. Dos pechugas enteras juntas, unos 400-450 g, estarán descongeladas en una hora.

Imágenes | Freepik - iStock

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