Aunque no existen los milagros, sí existen los empujoncitos
Podemos culpar al calor, a nuestro carácter social o a Georgie Dann, quizá la persona que más ha hecho por las barbacoas a nivel mundial, aún sin pretenderlo. Lo que sí sabemos es que el verano, siempre que sea con mesura y cuidado con el medio ambiente, es una estación propicia para comidas al aire libre en forma de parrilladas y barbacoas.
Como suele suceder en la viña del señor, en una barbacoa puede haber de todo, pero generalmente son los dioses de la carne los que más se presentan. Panceta, morcillas, chorizos, butifarras, longanizas, todo tipo de chuletas –da igual del bicho que sean–, entrecots…
Hay puzzles con menos piezas que las que acabamos poniendo sobre las brasas. Luego llega el trance de la digestión pesada y el arrepentimiento, siesta mediante, de habernos atiborrado a carne a la parrilla.
Lo bueno, si tampoco nos pasamos más de la cuenta, es que hay una fruta perfecta para intentar mejorar nuestras carnívoras digestiones tras una barbacoa. O tras cualquier otro festín en el que nos metamos entre pecho y espalda una chuleta, un asado de cordero o un buen solomillo.
La fruta en cuestión, como ya te contó nuestra compañera Liliana Fuchs hace unos días, es la piña. Tropical donde las haya, la piña lleva muchos años instalada en nuestra gastronomía, tanto en infamias –o no– como la pizza hawaiana como todo tipo de recetas dulces e incluso saladas.
También puede que sepas que, aunque no sea una alergia alimentaria ni una intolerancia, la piña nos genere cierto picor en la lengua y el paladar cuando la consumimos fresca. Sobre todo, si nos comemos la parte central, más dura y fibrosa.
Esto sucede porque la piña contiene, como también te contamos desde Vitónica, una enzima que se llama bromelina o bromelaína. Las enzimas son proteínas complejas que generan cambios específicos en determinados alimentos, en algunos casos mejorando el funcionamiento digestivo.
Lo que sucede con la bromelina, considerada una enzima digestiva, es que favorece la transformación de las proteínas de los alimentos, convirtiéndolas en aminoácidos y acelerando la digestión y asimilación de los nutrientes, haciendo algo más amables las sobremesas.
Como es lógico, dentro de unos cauces lógicos y sensatos, no pretendiendo que un poquito de piña compense media docena de chorizos, un bocadillo de panceta y cuarto y mitad de chuletas de cordero, pero nos puede ayudar.
Imágenes | Pixabay
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