La cebolla es un alimento básico en casi todas las despensas de la cocina. Ya sea que te guste la cebolla cruda picada en los tacos, las cebollas estofadas con carne, las cebollas caramelizadas sobre un pan tostado o un puñado de cebolla frita crujiente sobre una ensalada, las humildes hortalizas pueden transformar un plato simple en uno especial.
Una de las particularidades es que las cebollas pueden durar mucho más que la mayoría de las otras hortalizas, pero muchas personas no están muy seguras de cómo hacerlo y cuál es la manera correcta.
La mayoría de las cebollas embolsadas (las variedades rojas, blancas y amarillas promedio) que encontramos en las tiendas y supermercados, se mantienen en optimas condiciones en un lugar fresco y seco, preferiblemente lejos de la luz. Y si bien a las patatas les gustan las condiciones similares, no las guardes juntas. Las cebollas emiten gas de etileno que envejecerá y pudrirá las patatas. Guardar las cebollas por separado y mantenerlas enteras con la piel. En las mejores condiciones, las cebollas pueden durar semanas e incluso meses.
Y si bien, las cebollas técnicamente se pueden almacenar en la nevera. Suceden dos cosas que no son muy buenas: en primer lugar, el ambiente frío convierte el almidón de una cebolla en azúcar, lo que da como resultado cebollas suaves o empapadas. En segundo lugar, la cebolla absorbe la humedad de su entorno húmedo, lo que también resulta en un ablandamiento inevitable de la textura. Sin embargo, una vez que se ha cortado o abierto la cebolla, guardar en la nevera en un recipiente hermético, preferiblemente uno de vidrio, ya que el plástico absorbe los olores.
Ahora bien, cuando se trata de las cebolletas o cebollas dulces, como Vidalias y Walla Wallas, el frío es la mejor opción para almacenarlas a largo plazo. Estas variedades contienen más humedad que las cebollas clásicas (cebollas rojas, amarillas o blancas) y por esto, se beneficiarán de la baja temperatura. Para prolongar su vida útil aún más, lo mejor es envolver cada bulbo individualmente en toallas de papel para absorber cualquier exceso de humedad.
Eso sí, no se deben refrigerar las cebollas enteras. Pero en el caso de querer hacerlo: congelar las porciones picadas o en rodajas en una bolsa hermética bien sellada con la mayor cantidad de aire comprimido posible y utilizar en un plazo de 6 meses. Las cebollas congeladas se usan mejor para cocinar, no para servir crudas.
En líneas generales, a las cebollas les gustan los rincones que son frescos, secos y oscuros. Para un almacenamiento adecuado, se deben mantener las cebollas alejadas de la luz solar y en un lugar bien ventilado dado que cualquier entorno que fomente la humedad provocará el deterioro del bulbo. Ahora que ya sabes cómo conservar las cebollas, te recomendamos usarlas en nuestra selección de recetas con cebollas.
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