Esta es la razón por la que no debes guardar las anchoas en salazón en la despensa

Quien dice despensa dice temperatura ambiente, pero la realidad es que las anchoas en salazón nunca se deben guardar en la despensa o en la alacena. No digamos ya en lugares expuestos a fuentes de calor u olor, pero eso es otro cantar.

Sin embargo, es habitual que veamos una lata y pensemos inmediatamente que se trata de una conserva y procedamos a meterla en la despensa, dejándola en un semiabandono en el cual pensemos que estará más que bien y que, cuando vayamos a abrirla, esté en plenitud de condiciones.

Basado en el principio de las conservas, esto sucede con prácticamente cualquier conserva de pescado que tengamos en casa: atún, mejillones, bonito, calamares, almejas, navajas… Y también con latas de conservas de verdura como los espárragos, el maíz dulce o los pimientos del piquillo.

Sin embargo, con las anchoas en salazón pasa lo contrario y es uno de los peores errores que podemos cometer, pues nunca deben ser almacenadas a temperatura ambiente (salvo que esta temperatura ambiente sea anormalmente baja) y deberían, desde que las compras hasta que las vayas a comer, estar guardadas en la nevera.

De lo contrario es muy posible que un día, cuando quieras darte un capricho, tus preciadas anchoas en salazón tengan un olor entre podrido y rancio y no tengas más remedio que tirarlas con todo el dolor de tu corazón y bolsillo.

Esto pasa porque las anchoas en salazón, sean de donde sean (pueden ser del Cantábrico o de L'Escala), no son una conserva, sino que son una semiconserva. La diferencia, más allá de la palabreja, está en el tratamiento que estas latas y productos han tenido a la hora de envasarse.

Las primeras se someten a un tratamiento térmico que supera los 100º C y permite eliminar microorganismos, gérmenes y bacterias, asegurando que con el tiempo el producto se mantenga en perfectas condiciones. En el caso de las semiconservas, que no se someten a procesos de esterilización, sino que simplemente se someten a técnicas de preservación como el ahumado, el secado o la salazón, el producto tendrá una vida mucho más corta.

Por este motivo también vais a ver que las conservas tienen consumo preferente y no fecha de caducidad, mientras que las semiconservas sí tienen fecha de caducidad y ésta es mucho más corta, pues rara vez supera el año, que es lo que sucede con las conservas.

Esta es la razón por la que las anchoas en salazón se deben guardar en la nevera (entre 5º C y 10º C), puesto que también necesitemos que se detenga su maduración o descomposición, en el caso de que las temperaturas fueran muy elevadas, y finalmente conviertan una velada con unas sabrosas anchoas en un viaje a la basura.

Imágenes | iStock

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