Esto es lo que recomienda hacer José Andrés con los tomates del final de verano: "puedes usarlos para todo"

Gran defensor del producto español, el chef José Andrés no solo recomienda -y vende- a sus seguidores latas y botes de nuestro país, también anima a todo el mundo a recuperar el noble arte de las conservas caseras. Y no hay mejor plan para el final del verano que aprovechar los últimos buenos tomates de la temporada haciendo en casa conservas de tomate como llevan tantas generaciones haciendo nuestras madres y abuelas.

Al menos en mi familia siempre han sido las mujeres quienes se reúnen una o dos veces cada verano para preparar kilos y kilos de tomates recién recolectados directamente del campo murciano, bajo el sol estival que ha desarrollado sus azúcares como antaño dejándolos rojos, dulces, jugosos y aromáticos. Con los mejores tomates maduros recomienda José Andrés preparar conservas que nos permitirán disfrutar del verano en pleno invierno.

Así nos anima en una de sus últimas newsletters, Longer Tables: "Conservar tus propios tomates es una manera muy fácil de disfrutarlos cuando no puedes conseguir tomates de temporada madurados en la planta, y realmente puedes usarlos para todo, desde salsas y sopas hasta sofritos (¡e incluso salsas!)".

Como gran fan del tomate, el chef ya ha compartido otros años sus recetas de gazpacho, pan con tomate o de sofrito, pero esta vez propone recuperar una costumbre artesanal muy sencilla que nos regala grandes momentos el resto del año. Es, como nos gusta decir en DAP, envasar el verano.

Además de hacer una conserva al natural, con tomates escaldados pelados y guardados en sus propios jugos, podemos hacer conservas en aceite usando, como el chef, una buena variedad como el arbequina virgen extra, llenando primero los botes esterilizados con los tomates pelados y cubriendo con el aceite.

Después no hay más que sellarlos volviendo a esterilizar correctamente los botes bien cerrados, sumergiéndolos en agua e hirviéndolos durante unos 30 minutos, dejando que se enfríen boca abajo fuera de la olla. No hay que olvidar anotar el contenido y la fecha, y guardarlos en la despensa, siempre en un lugar fresco, seco y oscuro.

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