Hielos: vamos a complicarnos un poco

Está claro que es en verano cuando más nos apetece tomar bebidas frías, aunque sigan con nosotros todo el año. Hasta yo, que adoro una taza humeante y me encanta el café caliente, me paso a la versión helada estos meses. El hielo se apodera de vasos y copas también en casa para desafiar al calor, pero a veces no les damos la importancia que se merecen. ¿Por qué no complicarnos un poco con los hielos? Hay algunas ideas muy sencillas con las que conseguiremos efectos muy originales en nuestras bebidas.

Creo que mi madre todavía tiene en la casa de campo la vieja cubitera que recuerdo de toda la vida aguantando estoicamente cada verano en el congelador. Para mí el hielo era cosa de mayores, pero ahora me he dado cuenta de que también juega su papel y no es solo una forma de evitar que los líquidos se vuelvan caldo bajo el calor veraniego. Los hielos pueden redondear cualquier bebida y elevarla un poco más, aunque sea simplemente un buen vaso de agua.

Se acabó aguar las bebidas

Nunca he sido muy de tomar refrescos fuera de casa, pero una de las cosas que más rabia me da es que te llenen el vaso de un montón de hielos que, una vez cumplida su función de enfriar, empiezan a derretirse estropeando el contenido. Por eso tampoco me convence el café con hielo clásico, que no es más que un café solo normal servido junto con un vaso lleno de hielo para que tú mismo te lo prepares: el café termina aguado. ¿Cómo evitarlo?

La solución es sencillísima, no hay más que congelar un líquido diferente al agua. En el caso del café, por ejemplo, solo hay que preparar en casa cubitos con el mismo café que te tomarías en taza. Hay que ser un poco previsor, claro, pero lo bueno es que los hielos tardan poco en formarse y no necesitan muchas horas de congelación. Prepara una cafetera, espera que se enfríe a temperatura ambiente y llena las cubiteras para enfriar tu próximo café con hielo.

Si por el contrario te parece que así el café sale demasiado fuerte, se puede hacer con café descafeinado o congelando cubitos de leche. También está la opción contraria, congelar el café y servir los cubitos con leche fría por encima, el resultado es delicioso y muy refrescante. La misma técnica se puede aplicar a cualquier refresco, al té helado o al zumo de fruta. Congelando el mismo líquido que queremos degustar evitamos aguarlo al enfriarlo con hielos.

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Cubiteras muy originales

Desde hace unos años encontramos en tiendas físicas y virtuales decenas de modelos de cubiteras a cada cual más original. Desde diseños de formas veraniegas y festivas, como las famosas de Ikea de estrellas y peces, hasta temáticas, de diseños modernos y otras un poco frikis. Hay algunos modelos muy conseguidos que seguro que animarán las fiestas en casa y encantarán especialmente a los más pequeños, aunque hay que tener en cuenta que no todos los diseños quedan igual de bien una vez congelados. Y se deforman rápidamente, claro.

Por eso creo que las cubiteras de diseños más simples, sin demasiados detalles intrincados, son las que mejor funcionan, en el caso de querer ser original. Y cuanto más volumen compacto tengan, más lentamente se derretirán. Entre los más curiosos que se pueden encontrar destacan el modelo cerebro, la Estrella de la Muerte, las dentaduras, balas, barcos o peces. Los cubitos alargados en forma de pajita o de tubos son geniales para vasos altos y botellas y me gustan por su aguante y elegancia los cubos y esferas perfectas.

Hielos con frutas y verduras

Como ya vimos al repasar las posibilidades de las aguas de verano, podemos usar frutas y verduras para conseguir cubitos de hielo con más sabor, color y vitaminas. Es la mejor opción si nos refrescamos con bebidas a base de fruta fresca, como zumos, licuados o batidos naturales, también con sangría y sus variantes. La versión más fácil consiste en trocear la fruta o usarla directamente entera, si es pequeña, para mezclarla con agua en las cubiteras.

En el caso de los zumos y cócteles prefiero hacer cubitos precisamente con más zumo. Si nos tomamos la molestia de triturar o exprimir la pulpa de la sandía, la naranja o el mango, podemos obtener cubitos concentrados que no nos aguarán la bebida y darán mucho más sabor. Es algo así como elaborar mini polos naturales para enfriar los vasos y copas, e incluso podemos jugar con los sabores y aromas. Por ejemplo, empleando cubitos de kiwi para un batido de mango, o con agua de coco para un zumo de piña.

Frutas como hielo

Esta es la opción más sencilla de todas, que no requiere ni si quiera una cubitera o molde para hacer hielo. Solo necesitamos cortar la fruta preprada en pequeñas porciones sin semillas ni corteza y congelarla directamente para usarla como hielo. La sandía, el melón, la manzana, el kiwi, la piña y la papaya son ejemplos de frutas que funcionan especialmente bien para esta tarea, aunque podemos, como siempre, experimentar. Las pequeñas bayas como los arándanos y las grosellas o la uva sin pepitas son aún mejores porque ni siquiera hay que cortarlos.

La mejor técnica es lavar bien la fruta, cortarla, dejar que escurra un poco el líquido sobre papel de cocina y luego congelarla sobre una bandeja, en una sola capa. Pasada una hora podemos meter todas las piezas en una bolsa de congelación, de este modo evitaremos malos olores que puedan estropear la bebida. Al congelarla primero de forma separada buscamos que no se peguen entre sí.

Flores y hierbas

Los cubitos de hielo más bonitos y fashion, que diría que empiezan a ponerse de moda, son los que contienen** flores y hierbas en su interior**. Crean un efecto similar a los botánicos del gin tonic que tantas bromas generaron cuando vivimos el gran boom de este cóctel, dejando casi un pequeño jardín en miniatura en nuestra copa. Los hielos con pequeñas florecitas, especias o hierbas frescas añaden además aromas sutiles que se van integrando a la bebida poco a poco.

En coctelería es algo que puede dar mucho juego, por ejemplo preparando cubitos con las hojas del apio o incluso perejil para un bloody mary, hierbabuena y menta para el mojito, o unas hojas de salvia fresca con sirope de ágave para el mezcal o tequila. Las flores comestibles son válidas para cualquier bebida, pero funcionan peor con los colores oscuros. Para que queden más bonitas lo ideal es usarlas cuando más frescas están, con agua mineral o destilada en casa.

Otras ideas

El terreno de los hielos está libre a la imaginación. ¿Tenemos niños en casa o celebramos una fiesta infantil? Puede ser divertido servir los refrescos y zumos con cubitos llenos de gominolas de colores, mejor si son con forma de gusanos y figuras similares. También se puede simplemente teñir el agua con colorantes comestibles al gusto, o congelar siropes, concentrados de fruta o licores afrutados para crear cócteles personalizados en los que los aromas se van fundiendo poco a poco.

Podemos jugar y complicarnos un poco con los hielos a lo largo de todo el año, pero lo cierto es que es en verano cuando más apetece preparar en casa bebidas, zumos y batidos para refrescarnos y relajarnos un poco mientras huimos del calor. Independientemente del tipo de cubitos que vayamos a emplear, procuremos usar siempre agua de calidad y mantener limpias las cubiteras y el congelador, así evitaremos olores y sabores extraños en nuestras bebidas.

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