El verano también tiene su particular pregunta "¿a quién quieres más?" si hablamos de frutas, convirtiendo en un dilema elegir entre melón y sandía, en vez del clásico "a papá o a mamá".
Afortunadamente, con las frutas y con la vida, no tenemos que elegir y podemos disfrutar de ambos, aunque hoy os venimos a hablar del melón, fruta estival por definición.
Refrescante, jugoso y cargado de agua, este miembro de la familia de las cucurbitáceas se convierte en indispensable protagonista de las sobremesas veraniegas, poniendo el punto goloso al final de nuestras comidas pero... ¿has pensado darle vida también antes del postre?
Hoy te vamos a contar cómo usar el melón en tu cocina, qué recetas salen de él, cuáles son sus variedades y con quién comparte parentesco y, por supuesto, todas las ventajas que su consumo tiene para tu salud.
¿Qué es el melón?
Como decíamos un poco más arriba, el melón (Cucumis Melo) es un fruto -concretamente de la melonera, una planta rastrera anual que crece en climas cálidos o templados y prefiere suelos ricos en nutrientes. Es de la familia de las cucurbitáceas, donde tiene como parientes lejanos al calabacín (Cucurbita Pepo) o a la calabaza (Cucurbita maxima), siendo además más cercano al pepino (Cucumis Sativa), con quien comparte género botánico.
El melón, como sus parientes cucurbitáceos, es un fruto que se denomina pepónide, es decir, que se desarrolla a partir del ovario hinchado de la flor de la planta. Exactamente igual que lo que contamos en su día sobre el calabacín.
Dentro del género Cucumis Melo, encontramos diferentes variedades de melón, que no debemos confundir con especie porque tanto el piel de sapo como el galia, el cantalupo o el tendral son melones de pleno derecho: Cucumis Melo.
Origen y cultivo actual
Una pequeña incertidumbre, aún por desvelar, se cierne sobre los orígenes del melón, que se sitúan en un amplísimo plano que va desde Oriente Medio hasta Asia Central, pasando por la propia Persia y la India.
También hay teorías que sostienen sus orígenes africanos, basadas en la existencia de ejemplares de melón salvaje en numerosos países del África Oriental.
Sin poder resolver estas dudas de forma directa, lo que sí se sabe es que en el Egipto faraónico ya se conocían los melones, donde griegos, cartagineses y romanos cogerían el relevo y lo expandirían por el resto del Mediterráneo.
Siglos después, el melón seguiría expandiéndose por Europa, siendo un fruto bastante preciado en diversas cortes en la Edad Media y también extendiéndose su uso hacia América, a raíz del descubrimiento.
En la actualidad, el melón es una fruta cultivada en países de clima templado o cálido, siendo China el primer productor mundial, con cerca de 16 millones de toneladas. De lejísimos le siguen Turquía (1,8 millones de toneladas), Irán (1'6 millones de toneladas) o Egipto y la India (superando ambos ligeramente el millón de toneladas).
España es el primer país europeo a nivel productivo con unas 660.000 toneladas por año. Dentro de nuestras fronteras, las provincias en las que más se produce son Murcia y Ciudad Real (ambas en torno a un 27% del total), seguidas por Almería (con un 16%).
Además, contamos con dos indicaciones geográficas protegidas como la de Melón de La Mancha o la murciana de Melón de Torre Pacheco.
Descripción y características
Dentro de las diferentes variedades de melón encontramos el de piel de sapo, el cantalupo, el galia, el honeydew o el tendral. Todos ellos tienen morfologías y dimensiones distintas, además de variar también su dulzor, por lo que es mejor presentarlos por separado.
- Piel de sapo: Es el melón más extendido en nuestro país. Son alargados, de piel verde intenso y rugosa aunque su corteza es fina. Su peso suele oscilar entre el kilo y medio y los dos kilos y su carne es blanca, aunque puede amarillear ligeramente, además de compacta y dulce. Sin embargo, no es el tipo de melón más aromático. Dentro de esta especie podemos encontrar híbridos como el melón futuro y el melón categoría, que comparten morfología. Como curiosidad, cabe mencionar su gran durabilidad antes de ser consumido, razón por la que en el mercado anglosajón se le suele encontrar como Santa Claus Melon, ya que en buenas condiciones puede llegar hasta la Navidad.
- Tendral: A veces se le denomina melón de invierno, ya que está en el mercado entre los meses de noviembre y enero, teniendo además buena conservación. Es típico del sudeste español y su corteza es más dura y gruesa que la del piel de sapo, lo que le hace muy práctico para el transporte. Suele ser pesado, pudiendo alcanzar los tres kilos y tiene una forma ligeramente alargada, aunque no necesariamente. Su carne blanca es menos dulce que la del melón de verano.
- Honeydew: Es un melón esférico, a veces ovoidal, de tamaño variable, pudiendo alcanzar los tres kilos de peso, aunque es más frecuente encontrarlos en torno al kilo y medio. También se les llama melón verde, debido al color de su carne. Son fáciles de identificar en el exterior porque su piel es lisa y suave. Para conocer su madurez, debemos fijarnos en ésta, que debe ser de un color amarillo crema, debiendo rechazar los melones verdes en su exterior, señal de inmadurez. Además, como el resto de melones, debe ser firme al tacto y presentar un peso macizo.
- Cantalupo: También llamando cantaloup o charentais. Esférico, no muy grande (apenas kilo y medio, siendo frecuentes los ejemplares de 700 u 800 gramos) y con una forma ligeramente achatada. Su exterior es rugoso pero fino y de color amarillento, con una fuerte reticulación. La carne también es muy amarilla y fragante, siendo muy cotizado gastronómicamente. De hecho, el Yubari King (un cultivar japonés del cantalupo) es el melón más caro del mundo
- Galia: Se trata de un híbrido moderno entre el cantaloupe y el honeydew, desarrollado en la década de 1970 en Israel y que no tiene nada de francés, ya que gal significa ola en hebreo. Es esférico con una piel exterior rugosa y estriada, que oscila entre el verde claro en las primeras fases hasta un amarillo terroso (herencia cantaloupe) cuando está maduro. Su carne es verde clara (herencia honeydew) y son muy fragantes y la carne no es muy consistente. Su peso rara vez supera el kilo.
Cómo elegir y conservar el melón
A pesar de su recio aspecto exterior, conviene, como a cualquier producto, mimarlo en la cesta de la compra para evitar golpes y abolladuras. Es cierto que el melón aguanta bien -sin abrir- las altas temperaturas y los contactos pero es preciso que lo tratemos bien.
Cuando vayamos a comprarlo, sin importar su variedad, debe ser duro al tacto, no presentar cortes o magulladuras y ofrecer un peso macizo, señal de que la carne estará firme. En cualquiera de las versiones, deben ser melones que no tengan la piel verde claro, señal de inmadurez.
Comprobar su madurez es relativamente fácil. Debemos sujetarlo con firmeza y apretar con los dedos la punta del melón la opuesta al pedúnculo, que deberá ceder ligeramente. Además, un melón maduro sin abrir debe desprender un aroma agradable y dulce, algo que no encontraremos en los melones inmaduros.
Si podemos, otra buena forma de comprobar su madurez es sacudirlo ligeramente para oír su interior. Si hay un sonido líquido será señal de que ya está demasiado maduro y conviene desecharlo.
Cuando ya le tengamos en casa, debemos tener claros dos momentos: antes de abrirlo y después de abrirlo. Si no lo vamos a consumir de manera inmediata, podemos dejarlo a temperatura ambiente y no le pasará nada.
Sin embargo, una vez abierto, debe ser conservado en nevera y tapado con un film transparente. Recomendamos además ir cortando tajadas a medida que se necesitan, nunca trocearlo entero e ir recurriendo a ellas cuando las necesitamos porque se malogra pronto.
Si no tuviéramos espacio suficiente, conviene partirlo en dos mitades, que serán más fáciles de almacenar pero siempre teniendo en cuenta que haya la mejor superficie de carne posible descubierta.
Es fundamental el film, asegurando bien toda la superficie del melón porque ésta absorbe olores con mucha facilidad. Como último consejo, aunque todos lo sabréis, está el sacar de la nevera unos 15 minutos antes el melón para que se atempere y podamos degustarlo bien.
Propiedades y beneficios nutricionales
Podríamos considerar al melón como una auténtica fuente, ya que un 92,4% de su contenido total es agua. Tiene un bajo contenido en hidratos de carbono (apenas 6 gramos por cada 100g) y también un pequeño aporte de fibra (1g de cada 100g).
Mejor comportamiento muestra con algunas vitaminas y minerales, como es el caso de la vitamina C (25mg por cada 100g) o del potasio (320mg por cada 100g), que le pueden convertir en una buena fruta para controlar nuestro sistema urinario pero también para nuestra salud ocular.
Por tanto, nos encontramos ante una fruta saciante, ligera y de bajo aporte calórico que puede venir bien tanto en dietas de adelgazamiento como simplemente para aquellos que quieren vigilar su peso.
Además, el hecho de que lo consumamos mayoritariamente en crudo hace que sus propiedades no se disipen en cocciones u otras elaboraciones. Sin embargo, si avanzas un poquito más, comprobarás cómo el melón puede ser protagonista más allá del postre.
Nuestras mejores recetas con melón
Comparte podio con otras frutas veraniegas como la sandía y el albaricoque y raro es resistirse a una tajada de melón después de la comida, aunque tiene un refrán que le persigue, que quizá hayáis oído: el melón; por la mañana, oro; por la tarde, plata, y por la noche, mata.
Una pincelada de sabiduría popular que hace mención al consumo en fresco de éste pero que, con moderación, no es perjudicial. Se debe evitar consumirlo muy frío, por el choque térmico que genera, y tampoco en gran cantidad -además de por el volumen- por el porcentaje de agua que tiene.
Dicho esto, nos ponemos manos a la obra.
1. Gazpacho de melón
No sólo de tomates viven nuestros gazpachos -y en Directo al Paladar lo sabes de sobra-, así que apuesta por hacer aún más refrescante esta receta con el melón de temporada.
Además, le viene genial la colaboración de hierbas aromáticas frescas como la hierbabuena o la menta.
- Ingredientes para 2 personas: 375g de melón, 1 diente de ajo muy pequeño, 50g de cebolleta, 30g de pimiento verde italiano, 50g de pepino, 10g de pan de molde, 30ml de aceite de oliva virgen extra, sal y pimienta blanca molida.
- Elaboración: Pelamos el diente de ajo y retiramos el gérmen para que su sabor sea más suave. Podemos usar solo la mitad y probar el resultado antes de añadir el diente de ajo entero. Este es un gazpacho dulzón en el que el equilibrio de sabores es muy importante. Pelamos la cebolleta y cortamos en cuartos. Lavamos el pimiento y cortamos en trozos grandes. Pelamos el pepino y retiramos las semillas. Cortamos el melón en trozos grandes y también el pan de molde. Introducimos todos los ingredientes en el vaso de una batidora, salpimentamos y trituramos. Añadimos el aceite de oliva virgen extra y trituramos durante un par de minutos a máxima potencia para emulsionar.
Enlace a la receta | Gazpacho de melón
2. Makis de melón con jamón
Aire japonés para un clasicazo de nuestra gastronomía, que puedes preparar en un periquete para cualquier picoteo y que te servirá para sorprender a cualquier invitado.
El clásico melón con jamón está muy denostado, sobre todo por los ingredientes que se usaban, pero si tenemos buen producto, esta receta es un auténtico 10.
- Ingredientes para 4 personas: Para los makis, 4 lonchas de jamón ibérico, 1 rodaja de melón, arroz para sushi. Para el arroz para sushi, 1 taza de arroz, 2 tazas de agua, vinagre para aderezar el arroz.
- Elaboración: Para hacer esta versión en plan sushi del clásico aperitivo veraniego del melón con jamón, necesitamos tener listo arroz glutinoso o arroz para sushi. Una vez tenemos el arroz listo, aderezado y enfriado, no tardaremos más de 10 minutos en tener esta receta para impactar a los nuestros. Forramos una esterilla con plástico de cocina para que no se nos peguen los ingredientes. En lugar de utilizar alga nori para enrollar como en los auténticos makis, colocamos sobre la esterilla dos lonchas de jamón ibérico, de forma que la segunda monte un poco sobre la primera.
Enlace a la receta | Makis de melón con jamón
3. Chutney de melón cantaloup y Oporto
Crear un aderezo divertido y sabroso para cualquier carne, ya sea blanca o roja, con melón es pan comido. Además, te permite aprovechar un trozo de melón que tengas por casa sin ningún tipo de reparos.
En este caso podréis sustituir el vino de Oporto, si queréis, por otro vino fortificado como un pedro ximénez o un oloroso pero con oporto da muy buen resultado.
- Ingredientes para 4 personas: 200ml de vino de Oporto, una pizca de jengibre molido, 40ml de vinagre balsámico, 30g de azúcar moreno, 6 cebolletas y 600g de melón cantaloupe.
- Elaboración: Cortamos el melón sin pepitas en dados pequeños. En una cazuela ponemos la cebolleta picadita y los dados de melón, añadimos el azúcar moreno y cocemos cinco minutos a fuego fuerte hasta que veamos un poco caramelizado el melón. Después añadimos el vinagre balsámico, el Oporto, el jengibre y salpimentamos. Bajamos el fuego y dejamos compotar durante 30 minutos hasta obtener una especie de confitura. Utilizamos como guarnición o bien envasamos el chutney en frascos de cristal limpios y esterilizados, cociéndolos bien cerrados durante 20 minutos al baño maría.
Enlace a la receta | Chutney de melón cantaloup y Oporto
4. Bolitas de melón con yogur a la menta
Reconvertir el postre en una pieza que deje a los invitados bocabiertos con apenas tres ingredientes no es una odisea.
Melón, yogur y menta se convierten así en tus tres tenores predilectos para un final de comida memorable y refrescante.
- Ingredientes para 6 personas: 450g de yogur griego, 2 cucharadas de miel, 2 ramitas de menta fresca y un melón mediano.
- Elaboración: Mezclamos el yogur griego con la miel y la menta, limpia y troceada. Refrigeramos durante unas tres horas. Partimos el melón, sacamos las pepitas y hacemos bolitas con el vaciador de fruta. Si no tenemos, lo trocearemos en tacos regulares. Pasamos el melón a una fuente de presentación, vertemos por encima la salsa de yogur y refrigeramos hasta la hora de servir. Podemos adornar con unas hojitas de menta. También queda muy rico con helado y resulta igual de fresco.
Enlace a la receta | Bolitas de melón con yogur a la menta
5. Brochetas de melón con salmón
Fresco o ahumado, el carácter graso del salmón le va de perlas al melón, que refresca este bocado y os puede ayudar a crear unas curiosas brochetas para este verano.
Si tenéis parrilla, podéis hacerlas en ella, además de poder jugar con diferentes aliños o vinagretas con las que salsear esta facilísima receta.
- Ingredientes para 2 personas: 200g de salmón fresco, 200g de melón y sal al gusto.
- Elaboración: Cuando tengamos el lingote de pescado ya listo, -os recomiendo un tamaño aproximado de 10 cm de largo y 2 de altura-, podemos calentar la parrilla y dorarlo ligeramente, dejando que se cocine un minuto por cada una de sus cuatro caras. Mientras, aprovechamos para cortar el melón. Lo interesante es que los trozos de melón tengan un tamaño muy similar al de los trozos del salmón, para que las brochetas queden bien. Para montar el plato, cortamos el lingote de salmón en tacos y los ensartamos con los tacos de melón en palitos de madera. Colocamos las brochetas sobre una cama de lechugas variadas y sazonamos con unos cristalitos de sal en escamas por encima del melón para intensificar el contraste.
Enlace a la receta | Brochetas de melón con salmón
Imágenes | Istock y Jumpstory
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