Parece ser que últimamente está de moda utilizar el oro como aderezo de platos y bebidas. Y eso que es un metal insípido e inoloro. Esto es, que no tiene ni sabor ni olor. ¿No les parece como mínimo curioso que se condimenten platos con un ingrediente que nada aporta organolépticamente hablando?
Pues bien, de un tiempo a esta parte se pueden encontrar en el mercado diversas elaboraciones con virutas o papel de oro, y hasta de plata. Como ejemplo el espumoso valenciano 24k Gold —recientemente descalificado de la D.O. Cava, por cierto-, o estos “saleros de oro” listos para aderezar de la marca Orogourmet que ven en la foto de arriba.
¿Qué es lo que aportan en la gastronomía? Pues bien, tanto el oro como la plata son considerados reglamentariamente como colorantes alimenticios, E-175 en el primero de los casos y el E-174 en el segundo. Son por tanto meros adornos, artificios, aquello que se pone para la hermosura o mejor parecer de personas o cosas, que diría la RAE.
Eso sí, con mucho glamour. Eso no hay quién se lo quite.
Más información | Orogourmet
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