¿Os habéis animado a probar alguno de los productos de insectos que ya se comercializan en España? Pasado el impacto inicial lo cierto es que no parecen estar revolucionando nuestra dieta, pero es más que probable que lo hagan en un futuro no muy lejano.
El pan elaborado con harina de insectos, concretamente de grillo, podría ser pronto un producto común en nuestras tiendas, pues ya se comercializa en otros países y se están estudiando sus posibles beneficios nutricionales.
Al parecer, al incorporar una parte de harina de grillos al pan se aumentaría su contenido en proteínas, minerales y ácidos grasos, pero también podría tener riesgos sanitarios. Una reciente investigación señala que estos panes pueden desarrollar esporas bacterianas.
Harina de grillos en el pan: más nutrientes pero con ciertos riesgos
A finales del año pasado pudimos leer la noticia de que una cadena de panaderías finlandesa había empezado a vender pan elaborado con una parte de harina de grillo común (Acheta domesticus). La empresa Fazer lanzó su pan al poco tiempo de que se aprobara en Finlandia la venta y uso de insectos en la industria alimentaria, como una apuesta por la vanguardia alimentaria con un producto más rico en nutrientes.
Esta “harina” se prepara básicamente triturando los insectos previamente desecados y tostados, hasta convertirlos en una masa pulverizada de grano fino, fácil de incorporar a diferentes productos, como las barritas energéticas que ya se venden en España, pasta o galletas.
La harina de grillo contiene muchos nutrientes que podrían ser de gran utilidad en la industria alimentaria mundial de los próximos años, y al quedar oculta en los alimentos es más fácil que el consumidor se atreva a probarlos sin que le resulte, de primeras, tan desagradable como un gusano frito.
Por eso se están llevando a cabo investigaciones que analizan los posibles usos de este producto, evaluando las ventajas e inconvenientes de su consumo, además de cómo afecta a la comida el añadir diferentes cantidades de la harina.
Un reciente trabajo llevado a cabo por investigadores italianos de la Universidad Politécnica delle Marche ha comprobado que el perfil nutricional de un pan común aumenta considerablemente al enriquecerse con harina de grillos. Destaca sobre todo como fuente de proteínas, aminoácidos y ácidos grasos, aunque la proporción exacta de la harina es clave para que el pan resultante sea apetecible y sabroso.
Pero además han descubierto que estos panes pueden desarrollar esporas bacterianas que podrían suponer un grave riesgo para la salud. Los panes afectados podrían echarse a perder rápidamente e incluso intoxicar a quien llegara a comerlo.
Afortunadamente existen métodos para prevenir este riesgo, como la radiación gamma, que puede esterilizar el polvo de insectos para eliminar esas esporas.
Aunque el ser humano lleva alimentándose con insectos desde hace mucho tiempo y es algo habitual en otras culturas y países, la incorporación de estos nuevos productos como ingredientes a nuestra dieta es algo todavía muy reciente que sigue abriendo interrogantes.
Nos queda aún mucho camino por recorrer para saber realmente cómo convertir los insectos en parte de nuestra dieta habitual, y para eso es fundamental saber también los posibles riesgos, y cómo prevenirlos. Por muchas ventajas que tengan, ningún producto es totalmente inocuo, ni los pretendidos súperalimentos, ni tampoco los insectos.
Fotos | Amazon - Cricket Flour
Más información | Science Direct
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