Por muchos turrones creativos que aparezcan cada año en el mercado, los clásicos nunca fallan. Llevamos décadas familiarizados con ciertas marcas que son ya parte de las tradiciones navideñas, y una de las más míticas es la jijonense 1880. Quizá se deba a esa familiaridad que no nos hayamos planteado por qué presume de ser el turrón más caro del mundo, si además no lo es en absoluto.
Un buen eslogan publicitario es capaz de dejar su huella en el imaginario colectivo y sobrevivir incluso al propio producto que promociona. Asociados a la Navidad tenemos multitud de ejemplos, ahora más ligados a los anuncios de televisión que cada vez apelan más a la emotividad. El "Vuelve, a casa vuelve, por Navidad" de El Almendro es uno de los más populares, pero su competidor 1880 ha preferido apostar por esa curiosa frase que repite en todos sus productos y promociones. Es ya parte de la marca, a pesar de que no parece un movimiento comercial muy lógico presumir de tener un precio elevado.
Sí podría tener sentido como manera de destacar frente a la competencia, buscando el asociar el alto coste con la exclusividad. Sin embargo, puesto que nos estamos refiriendo a turrones que se venden en cualquier supermercado, esa supuesta pátina gourmet queda desdibujada, más aún cuando uno se acerca a comparar ingredientes y composición nutricional, y comprueba que son prácticamente idénticos a los de otras marcas.
Intencionalidades comerciales aparte, el propio eslogan hace una afirmación falsa. Puede que los turrones de 1880 sí sean de los más caros que podemos encontrar en el lineal de cualquier supermercado, pero hay otros que lo superan.
Siendo quisquillosos, la marca no especifica si se refiere a todos los turrones del mundo en todas sus variedades, o solo a los más tradicionales de Alicante y Jijona. En el primer caso no hay discusión posible, pues es suficiente con mencionar los estrambóticos turrones firmados por Dabiz Muñoz o de Albert Adrià para comprobar que superan, con creces, cualquier precio de 1880.
1880 - Turrón de Alicante Artesano Receta Siglo Xv Elaborado com Seleccionada y Miel de Azahar, Textura Crujiente, Turrón Tradicional Sin Gluten, Almendra, 220 Gramos
Turrón de Alicante calidad suprema Club del Gourmet (Estuche 250 g - 50 € / kg)
Pero incluso ciñéndosos los turrones con sello de IGP Jijona encontramos marcas como la de Pablo Garrigós, o la propia marca blanca de El Club Gourmet de El Corte Inglés, que son más caras. ¿Por qué "miente" en algo así deliberadamente la firma 1880?
Cuando el turrón era un lujo
Como casi todo en esta vida, tiene una explicación, y en este caso además es bien sencilla. Primero tenemos que poner en contexto el nacimiento del eslogan, y para ello debemos ahondar un poco en la propia historia de la marca.
Para sorpresa de nadie, el turrón 1880 nació en dicho año en la misma Jijona. Sin embargo, la pequeña empresa familiar de la que surgió la firma se remonta hasta 1725, año en el que consta la fundación del primer obrador artesanal bajo iniciativa de Bautista Sirvent. Según relató en una entrevista a El País en 1998 su heredero y actual presidente de El Lobo y 1880, Juan Antonio Sirvent, la familia tiene incluso fuentes escritas que atestiguan el trabajo de un primer turronero en 1646, también de nombre Bautista.
Pero fue a finales del siglo XIX cuando se creó la marca 1880, una de las dos que pertenecen a la familia, y también la más emblemática. Mientras que El Lobo se destinó en sus primeras décadas a la exportación, 1880 fue registrada oficialmente en 1940, pues era el año en el que se fijó la receta maestra bajo la que comenzaría a producirse un turrón de calidad específica.
Según contaba Sirvent, su padre se empeñó en elaborar un turrón de verdadero lujo sin escatimar en calidades, a pesar de que eran tiempos difíciles para la sociedad y la economía españolas. En plena posguerra y durante los primeros años del franquismo, el dulce era algo casi prohibitivo para la mayor parte de la población, e ingredientes como la almendra marcona, el azúcar y la miel, escaseaban y tenían precios elevadísimos.
Mientras que otras marcas o productores bajaron la calidad de sus productos, o sustituían las materias primas por otras de menor coste -como se hizo también con el café torrefacto-, Sirvent no renunció a sus estándares. Y así fue como su producto se ganó el apodo familiar de "el turrón más caro del mundo", destinado a un cliente gourmet y acomodado, que no tardaría en convertirse en el emblema de la marca.
Con el tiempo ese sobrenombre pasó de ser un reclamo publicitario a formar parte de la identidad de la marca, que sigue luciendo cierto aire de distinción y prestigio también en todo el diseño de sus embalajes y con la gama ampliada de turrones de diversos tipos, además de sabores más actuales y otros dulces, incluyendo variedades sin azúcar.
Así pues, puede que 1880 no sea ya el turrón más caro que podemos comprar, pero probablemente lo fue durante un tiempo en el que nuestros abuelos tenían que conformarse con el chocolate de algarroba. Lo que no está tan claro es si tan peculiar eslogan seguirá siendo visto como un emblema icónico de la marca, o si echará para atrás a las nuevas generaciones de consumidores que vigilen su presupuesto de compras.
Fotos | Turrón 1880
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